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La cara oculta del precio del aceite de palma, un mercado peligroso para la salud

  • El etiquetado lo delata, está presente en productos consumidos a diario
  • Están demostrados los efectos negativos de la grasas saturadas en la salud
  • El éxito del aceite de palma reside en su bajo coste, también en productivo
Trabajador en un campo de palma aceitera. Imagen: Amnistía Internacional.

María Medinilla

Nocivo para la salud y para el medio ambiente pero difícil de evitar y presente a diario en la mayoría de las dietas. El aceite de palma nunca ha dejado de estar en el foco de la polémica, es su precio el que la mantiene en esa posición de amor-odio. Más económico que otras opciones, a este aceite vegetal le ronda ahora la amenaza de una brusca extinción.

El etiquetado lo delata. Está presente, por ejemplo, en bollería industrial, chocolates, galletas, margarinas, precocinados, patatas fritas, salsas e incluso en los cuestionados cereales. El 50% de los productos procesados incluyen aceite de palma en su composición, algo que no solo le da el estatus de aceite vegetal más utilizado en el mundo sino que evidencia el alto consumo de este tipo de alimentos.

Bajo diferentes nombres (sodium Palmitate, manteca de palma, aceite de palmiste...), el aceite de palma también aparece en consméticos, productos de farmacia e incluso de limpieza que se aprovechan de su untuosidad.

La principal preocupación viene de los riesgosAdemás de colesterol o enfermedades cardiovasculares, la Autoridad Europea para la Salud Alimentaria (EFSA) advirtió en un estudio de que en el proceso de refinamiento, donde se calienta a temperaturas superiores a los 200 grados, este aceite expulsa unas sustancias de alta toxicidad denominadas ésteres glucidílicos, también liberadas en el resto de aceites pero en menor concentración.

Pero es la relación de las dietas ricas en grasas con el cáncer el punto más alarmante en el debate. Salvador Aznar Benitah, investigador ICREA del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona), realizó un estudio en el que identificó células capaces de iniciar la metástasis en proceso cancerígenos a través de la proteína CD36. En la investigación comprobaron en ratones que una dieta con exceso de estas grasas favorecía la metástasis; el ácido palmítico, es uno de los inductores principales del caso descubierto por los investigadores catalanes. También presente en otros aceites vegetales como el de oliva o el de coco, este graso saturado aparece en altos niveles en el aceite de palma, potenciando su nocividad y evidenciando la necesidad de restringir o al menos disminuir su consumo.

Las otras opciones, sobre todo el aceite de oliva y el de girasol como las más saludables, también presentan altos niveles grasos pero la concentración de esas toxinas nocivas es menor, por lo que su consumo moderado sí puede resultar beneficioso para el organismo. El precio, más elevado, hace que estas recomendadas puedan quedar relegadas a un segundo plano para favorecer los bolsillos.

La deforestación que devora

El único aporte nutricional del aceite de palma ocurre si se consume de manera moderada y en crudo, pero ése no es el caso de los alimentos procesados, según explicó la doctora María Suárez en las XXI Jornadas de Nutrición Práctica.

Tampoco aporta beneficios para el medio ambiente, sino todo lo contrario. La producción de aceite de palma atenta sobre los ecosistemas, las especies protegidas, determinadas poblaciones y favorece el cambio climático porque genera gases de efecto invernadero. World Wildlife Fund (WWF) ha advertido de las consecuencias mediomambientales de la producción de aceite de palma.

Es la deforestación la mayor tragedia natural causada por este mercado, sobre todo en Latinoamérica, Asia y África Occidental. Las gigantescas plantaciones del Elais guineensis, nombre de la palma de la que se extrae el aceite, se extienden sobre todo en países en vías de desarrollo debido a la facilidad de su cultivo, algo que hace de ella un negocio atractivo en medio de la escasez. El 85% de la producción mundial lo controlan Indonesia y Malasia, donde miles de hectáreas han sido destinadas a cubrir este mercado, acabando con bosques y el hábitat de muchos animales.

Los derechos humanos también son arrasados por este comercio. Grandes empresas como Nestlé, Colgate o Kellogg's fueron criticadas por utilizar aceite de palma en sus productos como "sostenible" sin atender a las maneras en que la extraen las distribuidoras, acusadas en algunos casos de explotación infantil. Amnistía Internacional realizó un informe y un documental en este sentido titulado El gran escándalo del aceite de palma: abusos laborales detrás de las grandes marca. Precisamente la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) instaba a un uso moderado del aceite de palma por estar "lejos de ser una alternativa idónea desde el punto de vista del equilibrio nutricional" y pedía consumir solo el procedente te los cultivos sostenibles para impulsar la exigencia que garantiza "unos mínimos medioambientales y sociales".

Ahora, grandes superficies han anunciado su intención de librar sus estanterías de productos que contengan aceite de palma en su composición, paso que hasta el momento ha completado la cadena SuperSano.