Alexandra Andersen: así es la multimillonaria más joven del mundo
- Tiene 19 años y controla el 42% de Fred
Informalia
Es noruega, tiene 19 años y controla el 42% de Fred, una de las empresas tecnológicas más punteras de Escandinavia. Así es la adolescente que ocupa el puesto 1.475 de la lista Forbes, publicada a principios de mes, convirtiéndose de esta forma en la multimillonaria más joven del mundo.
El patrimonio de Alexandra Andersen proviene de su familia, que amasó una gran fortuna a través de la industria tabacalera al ser propietarios de Tiedemanns, la marca de tabaco por excelencia en Noruega durante los últimos cien años.
En 2005 vendieron el negocio por 480 millones de dólares para construir Fred, una nueva compañía empresarial dedicado al sector inmobiliario y a inversiones que se ha convertido en una de las empresas más importantes en Noruega.
Su padre, Johan F. Andersen, que ocupa la quinta posición en la lista Forbes de Noruega, transfirió a Alexandra el 42,2% de la empresa familiar cuando ésta solo tenía 10 años, mismo porcentaje que a su otra hija, Katharina.
Aunque niguna de las dos trabaja en la empresa, Katharina parece que seguirá los pasos de su progenitor, ya que estudia Ciencias Sociales en Amsterdam, con la intención de hacerse un día con la riendas del negocio. Alexandra, sin embargo, se dedica a la equitación, pasión en la que ya cuenta con varios éxitos. En el 2013 ganó el bronce y en el 2014 la plata en el Campeonato de Jóvenes Jinetes Europeos.
A pesar de su monumental riqueza, ambas viven una vida sin grandes excentricidades. Katharina confiesa que le gusta hacerse selfies y pasar largas tardes con sus amigas. Por su parte, Alexandra está más centrada en su afición por los caballos, se confiesa una gran defensora de la naturaleza y del veganismo como forma de vida.
"En cierto modo no he hecho nada para ser merecedora de esto", dice Alexandra, quien ha vivido un auténtico fenómeno social, pasando de 6.000 seguidores a más de 45.000 en Instagram. Dicha fama no ha cambiado su modo de vida, ya que participa de la cultura del ahorro, tal y como le han inculcado sus padres.