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La memoria duele con Luis Aragonés

    Luis Aragonés, en una instantánea de 2008. <i>Imagen: EFE</i>.

    Sergio de la Cruz

    Hoy Luis Aragonés habría cumplido 77 años. Sin el Sabio de Hortaleza no se entiende la que es, sin lugar a dudas, la etapa dorada de la historia del fútbol español. A raíz de su aniversario, han vuelto las palabras de cariño, de reconocimiento y de admiración por él. Qué mejor que este día para recordar la persecución a la que se le sometió.

    El día clave fue el 7 de octubre de 2006. Esa noche, España perdía 2-0 ante Suecia en la fase de clasificación a la Eurocopa de 2008, y las portadas de la mañana siguiente fueron inmisericordes. Al igual que en los meses anteriores, la prensa se lanzaba a la yugular del técnico. 'La Roja' había dado señales positivas en el Mundial de Alemania, pero el panorama mediático nacional se empecinaba en el revanchismo.

    La decisión de restar galones a Raúl y otros miembros de la vieja guardia dio mucho que hablar. Aragonés quería desarrollar una nueva forma de jugar, apenas mostrada en la cita mundialista de 2006. Y para ello quería sangre nueva. Algo que no nos es lejano ahora. El tira y afloja con el entonces capitán del Real Madrid fue de aúpa y desató en la prensa los peores vicios. Desde la decisión de no convocar más al '7', Aragonés tuvo una legión de plumas esperando el más mínimo error para hacer sangre.

    "¡Raúl Selección!", "Luis está animadísimo", "Luis tiene una lista negra...¡y no está él!", "Luis se pone gallito"...y muchas otras cosas más fueron las que aparecieron en las portadas. Un año después, las espadas se envainaron y Luis era encumbrado con todos los honores sin el menor rastro de vergüenza. En el fútbol prima la inmediatez y el corto plazo, pero en el caso de Aragonés se procedió a una persecución que tiró por los suelos a gran parte del periodismo deportivo español.

    Luis se propuso una tarea que era indispensable y a la postre el tiempo otorgó la razón: había que renovar a una selección que debía aspirar a más. Eso fue lo que hizo, a pesar de los ataques indiscriminados de los que hoy le halagan hasta lo inimaginable.

    A la misma tarea se enfrenta ahora Vicente del Bosque, y por el momento los cambios parecen irrelevantes. ¿Oyeron ustedes algo? Yo tampoco. El actual seleccionador se merece una reflexión pausada, respetuosa. La que no se le concedió a su antecesor. Y eso duele. Mucho.