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El Pentágono se resiste a dejar entrar a las startups tecnológicas

  • La defensa nacional, una oportunidad de negocio para las startups
  • El Pentágono prefiere destinar sus presupuestos a contratistas tradicionales
El edificio del Pentágono, en Virginia. Foto: Dreamstime

elEconomista.es

La invasión rusa de Ucrania es "probablemente la guerra más documentada que hemos visto", asegura Krissy Holst, ex analista de contrainteligencia de la CIA. Una abrumadora avalancha de datos que inunda internet, redes sociales y apps de mensajería, y ante la que los servicios militares a duras penas dan abasto. La guerra, en la era de la información, ha convertido la defensa nacional en una oportunidad de negocio para muchas startups tecnológicas. Sin embargo, el Pentágono no parece dispuesto a abandonar los programas y los contratistas de la vieja escuela.

Las startups dispuestas a trabajar con el Departamento de Defensa de Estados Unidos están ahí. IA Primer, por ejemplo, rastrea miles de fuentes online, utilizando el procesamiento del lenguaje natural para leer y tratar de dar sentido a la enorme cantidad de datos disponibles de forma pública (conocida como inteligencia de fuentes abiertas).

Pese a su predisposición y el valor de su tecnología, los emprendedores e inversores no lo están teniendo fácil para conseguir un acuerdo significativo con el Pentágono. Y no es por falta de presupuesto. Según publica el Financial Times, este departamento recibe cada año cerca de 800.000 millones de dólares.

En 2015, el secretario de Defensa, Ash Carter, intentó tender puentes entre el Pentágono y Silicon Valley. Carter creía que las startups tecnológicas podrían ofrecer una ventaja de velocidad y agilidad frente a los contratistas tradicionales, como Raytheon y Northrop Grumman, más rígidos y acomodados. Según publicó en su momento Político, los líderes de la industria de la defensa se sintieron ofendidos por esta insinuación, argumentando que esas empresas desconocían las necesidades militares y tampoco entendían el sistema de adquisiciones del Pentágono.

La actuación de Carter allanó un poco el camino a las startups tecnológicas, pero también abrió la puerta a nuevos competidores sin generar un negocio de seguimiento. Los empresarios e inversores tecnológicos tachan la postura del Departamento de Defensa de "teatro". Según ellos, los militares hablan de la importancia de la tecnología de procesamiento de datos al tiempo que destinan la mayor parte de sus presupuestos a programas tradicionales.

Con motivo del Reagan National Defense Forum celebrado a finales de 2021, Katherine Boyle, una de las más conocidas inversoras de capital riesgo del sector, aseguró a través de su cuenta de Twitter que "a Silicon Valley se le acaba el tiempo". A lo que añadió, "tenemos, como mucho, dos años antes de que los fundadores se marchen y el capital privado se agote. Y muchas, muchas startups quebrarán esperando que el Departamento de Defensa adjudique contratos de producción reales".

Una de las principales razones del fracaso del acercamiento entre el Pentágono y Silicon Valley es que el proceso de contratación militar no se corresponde con la velocidad a la que las startups necesitan moverse. Conseguir un contrato con el Departamento de Defensa de Estados Unidos requiere al menos dos años, el mismo periodo que transcurre entre las rondas de financiación de una startup. Esto dificulta la captación de capital de riesgo, asegura Joe Lonsdale, uno de los fundadores de Palantir. Lonsdale sostiene que solo las startups con fundadores multimillonarios han conseguido buenos acuerdos con el Pentágono. Entre ellas se encuentra la propia Palantir (creación de Peter Thiel), SpaceX y Anduril (Palmer Luckey, que vendió Oculus a Facebook).

No obstante, cabe señalar que el panorama no es uniformemente grave. Algunas startups con capacidad para mantenerse, como Anduril, han conseguido buenos contratos. En concreto, esta startup cerró a principios de 2022 un contrato de casi 1.000 millones de dólares con el Mando de Operaciones Especiales de Estados Unidos. Por su parte, el fabricante de haces de energía para destruir drones Epirus, una de las apuestas de Lonsdale, Epirus, ha alcanzado recientemente el estatus de unicornio de la tecnología de defensa.