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Desmontando 'Fake News': ¿las eléctricas son las responsables de la subida de la luz? Los expertos responden
Esperanza Ortiz
Este miércoles ha tenido lugar en Madrid la mesa redonda 'Economía, reputación y fake news', organizada por UTECA (Televisión comercial en abierto). Este encuentro ha sido moderado por el presentador de Antena 3 Noticias Vicente Vallés, y en ella han intervenido Juan Llobell, Director de Comunicación y Relaciones Institucionales de Cepsa; Ignacio Jiménez Soler, Director General de Comunicación de Endesa; Roberto Casado, Corresponsal Económico de Expansión; y Juan María Hernández Puértolas, Director de Comunicación del Grupo Fundación 'La Caixa'. Por parte de esta casa, El Economista, ha participado Joaquín Gómez, Director Adjunto del periódico.
En este evento se ha debatido sobre la repercusión que las noticias falsas tienen en la sociedad y en la opinión pública de los ciudadanos. Al mismo tiempo, se ha puesto el foco en las redes sociales, cuestionando el papel que estas tienen a la hora de difundir las noticias no veraces. Así las cosas, los interventores han reivindicado la necesidad de que estas plataformas incorporen herramientas para controlar este flujo de información.
Por otro lado, no solo se ha puesto la mirada en las redes y en los medios, también en las empresas y en las personas a las que estas informaciones falsas pueden repercutir. Los lectores, cuando consumen las noticias, se crean una opinión a raíz de lo que leen y si la información que consumen no es veraz, su creencia puede estar cargada de toxicidad. De esta forma, han insistido en la importancia de educar a los lectores desde niños, para que sepan identificar por sí mismos qué fuentes y qué medios son fiables y cuáles tratan de engañar y vender información no veraz.
Para Gómez, las 'fake news' (noticias falsas) no deberían considerarse información porque una "noticia es aquello que es verdad y si no es verdad no es noticia". Por tanto, para él, "la noticia falsa ya es una contradicción en sí misma": "Esta profesión es muy sencilla de explicar, di lo que sabes como una afirmación y lo que crees como una opinión".
Por tanto, el director adjunto de El Economista considera que el papel de los medios es fundamental para frenar este tipo de información, a la que llama "cuñadismo ilustrado": "La opinión es lo que tenemos que rebatir desde la credibilidad y lo que tenemos que aportar los medios de comunicación".
Por su parte, Casado considera que los medios deben tener en su agenda fuentes fiables que les aporten información fiel a la realidad. No obstante, señala que en ocasiones se llega a difundir información errónea, que no falsa: "Jugamos un partido muy complicado. Los periodistas cometemos errores, pero como los cometen los cirujanos, los abogados". En este sentido, Llobell piensa que "todos tenemos una responsabilidad, de alguna manera u otra".
La madre de las 'Fake news', según Joaquín Gómez: "Las eléctricas son las responsables de la subida de la luz"
El director adjunto de El Economista ha asegurado que, desde el Gobierno, se ha difundido la creencia falsa de que "las eléctricas son las responsables de la subida de la luz": "Hay una ministra que ha dicho directamente que sean más generosos con la sociedad. Me parece uno de los debates más candentes de deconstrucción de un mensaje", ha apuntado.
De esta forma, ha expuesto una serie de argumentos para desmontar esta teoría: "Está subiendo porque había una cosa que se llama gas natural que había cuadriplicado su precio. Además los derechos de emisión estaban subiendo vertiginosamente. Y ahí el Gobierno nos dice clarísimamente que la culpa y la responsabilidad es de 'estos señores, que ganan demasiado dinero'", ha explicado.
Al respecto, Vallés, el moderador, ha añadido: "Tomando como cierto lo que nos cuentas estamos hablando de una 'fake news' que proviene de una administración pública, que no surge de un tuitero que le ha dado por lanzar un tuit".
Para Gómez, no es ético que se le ofrezca este tipo de información a los lectores porque, si no contrastan la información en otras fuentes o medios, pueden acabar construyéndose una creencia errónea. Además, para él esta información falsa repercute seriamente en el sector eléctrico: "El mensaje es destructivo porque en el fondo estás dañando al millón de accionistas que hay detrás de estas compañías con determinadas informaciones que no son ciertas. El sector eléctrico en determinados momentos no está ganando un dinero extra y, en ocasiones, está llegándolo hasta perder. Y eso es una realidad que está sobre la mesa".
Jiménez Soler, de Endesa, comparte su opinión: "Esto de la desinformación responde a procesos que están inventados. La manera de proceder es siempre la misma. Hay un hecho verídico: sube el precio de la luz por las razones que Joaquín ha explicado y que estamos en una crisis energética. Eso es un hecho constatable. Otra cosa es cómo aprovechas cuando hay un problema para prender una mecha y reventar o desestabilizar. Esa es la manera de proceder de la desinformación", ha explicado.
¿Cómo pueden los medios, los ciudadanos y las empresas no caer en la trampa de la desinformación?
Para Llobell, es necesario un consenso global, en el que las redes sociales, como difusoras de la información, también tienen que aprender una gran lección apoyándose en tecnologías que detecten las informaciones no veraces: "Todos tenemos una responsabilidad de alguna manera u otra. Lógicamente las tecnológicas también, en la medida que es el terreno por donde fluye todo y por donde fluyen las noticias falsas".
Así las cosas, el de Cepsa considera que "el problema no tendrá una solución o un manejo fácil si no hay una convergencia global o un debate global. Habrá que ver qué mecanismos: si con indicadores de confianza, si dándole un premio a las informaciones de calidad y a los medios de calidad, si segmentando o penalizando los bulos. Encontraremos una solución, pero seguro que la solución pasa por ellos también".
En este sentido, para Casado "la forma de consumo de la información que hay ahora mismo" es el principal problema: "Al lector le sale igual la noticia de un medio reputacional y contrastado que la última ocurrencia de fulanito que ha dicho tal y se ha retuiteado. Mucha gente lo ve en el mismo nivel".
Por tanto, el corresponsal de Expansión sostiene que la solución no solo pasa por los medios de comunicación. También en los recursos que las redes sociales podrían emplear para frenar la detección de 'fake news'. Además, tiene en cuenta la educación de los lectores: "No sé si habrá alguien que intervendrá o los gestores de Facebook o si al final será la propia gente la que se dé cuenta de que un sitio te dice cosas reales y otros no. No sé si será la propia gente la que se dé cuenta o si también habrá que empujar a la gente a las noticias reales, lo cual también es complicado porque entra el tema de si quitas la libertad de expresión".
En esta línea, Gómez considera que las redes sociales más potentes podrían recurrir a mecanismos más eficaces para paliar el recorrido de las noticias falsas. También el de las personas o cuentas que las generan de forma prácticamente automática.
"El problema es contener el agua. Es muy difícil, pero se pueden poner líneas. Hay una cosa que se llaman robots y yo creo que ahí las grandes tecnológicas sí que pueden ejercer un control mucho más claro y muy potente de qué es lo que están lanzando los robots y no determinadas personas individualizadas. No sé si es parte de la solución, pero, a voz de pronto, se me ocurre que es una alternativa de lo que yo llamo poner un dique en este problema", ha asegurado.
Llobell ha explicado que a las propias redes sociales y a sus tecnológicas les interesa a corto, y sobre todo, a largo plazo, frenar la difusión de las 'fake news' por su propio interés reputacional: "Hemos dicho que las 'fake news' amenazan la reputación de la economía, de la sociedad, de las empresas, pero a las propias tecnológicas también. Es decir, esto es un arma de doble filo. Por eso les interesa a las tecnológicas también analizar y encauzar el tema bien porque yo creo que al final puede tener un efecto ''boomerang'".
Los interventores han llegado a la conclusión de que las tecnológicas tienen la tarea de detectar y hacer desaparecer las 'fake news' para apaciguar su repercusión en las redes sociales y frenar el efecto que pueden tener en la sociedad. Pero si se eliminan o censuran unas noticias y no otras, "también se plantea otro tema importante, el de la libertad de expresión", ha explicado Hernández Puértolas.
Esto provoca que "el partido se dispute día a día" entre medios, lectores, redes sociales y tecnológicas. La solución, según Gómez, pasa siempre por ser fiel a la veracidad: "Competimos en un terreno en el que todos estamos en la misma calle, que es la credibilidad".