Stellantis frena la producción del Fiat 500 eléctrico ante la caída de la demanda en Europa
- La producción en la fábrica de Turín ha caído un 83% interanual en este 2024
- El coche eléctrico europeo se queda sin batería y la tormenta se cierne sobre el sector
- Volkswagen planea cerrar fábricas en Alemania por primera vez en 87 años
elEconomista.es
El sector automovilístico europeo no está atravesando su mejor momento. A principios de mes, Volkswagen anunció planes para cerrar fábricas en Alemania por primera vez en 87 años, y posteriormente inició el desmantelamiento de blindaje de los puestos de trabajo para poder ejecutar despidos. Además, Volvo comunicó el abandono de su meta para vender únicamente coches 100% eléctricos en 2030. La situación de estos gigantes del motor es producto de la ralentización de la expansión de los coches eléctricos, así como de la incapacidad de la industria automotriz europea para competir contra los fabricantes chinos de vehículos electrificados. En este sentido, la última firma en pinchar ha sido Stellantis, compañía que ha anunciado la paralización de la producción del Fiat 500 eléctrico.
Stellantis ha comunicado este jueves a los sindicatos que detendrá la producción del modelo eléctrico del Fiat 500 durante cuatro semanas, hasta el próximo 11 de octubre. La compañía ha justificado su decisión en la actual debilidad del mercado automovilístico europeo. "La medida es necesaria debido a la actual falta de pedidos vinculada a las profundas dificultades que atraviesa el mercado europeo de eléctricos", ha asegurado el fabricante en el comunicado remitido a los sindicatos, en el que admite que "en especial" las automovilísticas del viejo continente están siendo "las más afectadas".
Además, la firma, formada en 2021 a partir de la fusión entre Fiat Chrysler Automobiles y PSA Group, ha afirmado estar "trabajando duro para gestionar lo mejor posible esta difícil fase de transición". Por su parte, los sindicatos asumen con resignación que la suspensión comenzará el viernes. Esta decisión echa más leña al fuego del descenso de la producción. Así, en la fábrica de Turín se han producido 18.500 coches desde principios de año, frente a los 52.000 del mismo período de 2023, lo que supone un descenso del 83%. A este ritmo, 2024 podría cerrar con una producción cercana a las 20.000 unidades, meta que queda lejos de los 200.000 vehículos necesarios para mantener viva la planta.
Además, Stellantis registró en agosto una mengua de las matriculaciones en Italia del 32% respecto de las cifras del año pasado debido, en gran parte, al fin de los incentivos públicos a la compra de eléctricos, pero también a la crisis del sector que está afectando a otros actores europeos y mundiales. En este contexto de cambios tan convulsos, la firma quiere transformar el complejo Mirafiori en "una auténtica fábrica global de innovación y desarrollo, una elección clave si queremos afrontar el desafío de la transición hacia la movilidad sostenible al que estamos llamados" ha señalado la firma acorde a las comunicaciones remitidas por los sindicatos.
Este movimiento se produce dos días después de que Volkswagen comenzara a retractarse del compromiso adquirido hace tres décadas con sus trabajadores para no despedir asalariados hasta 2029. La firma alemana canceló este martes varios acuerdos ligados con el célebre blindaje, indicando que la protección terminará el 30 de junio de 2025. La firma, que iniciará a partir de ahora negociaciones con los sindicatos, ha señalado haberse visto forzada a ejecutar estos cambios por los desafíos económicos actuales.
Por otro lado, Volvo anunció a principios de mes la eliminación del objetivo para vender coches completamente eléctricos en 2030. En este sentido, el fabricante sueco, miembro del grupo chino Geely, señaló que su nueva meta consiste en obtener ventas de entre el 90% y el 100% de vehículos completamente eléctricos e híbridos enchufables.
Las decisiones de Stellantis y Volvo, así como la compleja situación en la que se encuentra Volkswagen, muestran el difícil momento que atraviesa la industria automotriz europea. En un contexto inflacionario, la transición hacia los coches eléctricos se ha embarrado en el Viejo Continente, con gobiernos como el de Berlín o Estocolmo reduciendo las subvenciones para la compra de dichos vehículos. Además, las ventas de coches se encuentran por debajo de los niveles previos al COVID, y compañías como Stellantis, Renault y Volkswagen están operando a pérdidas algunas de sus factorías, según datos de Just Auto citados por Bloomberg.