Motor
¿Cuáles son las diferencias entre un coche mild hybrid y uno híbrido?
- En un mild hybrid no hay opción de que el coche pueda moverse con el motor de gasolina apagado
- Un híbrido es mucho más eficiente, sobre todo cuando se trata de rodar en ciudad, pero no solo en esas circunstancias
Carlos Cancela
El concepto híbrido engloba ya a tres tipos de vehículos, los más sencillos mild hybrid, o híbridos suaves, los full hybrid y los híbridos enchufables. Hoy vamos a explicar las diferencias entre mild hybrid e híbrido.
Las nuevas políticas medioambientales de las administraciones en torno al automóvil han disparado la venta de vehículos con tecnología mild hybrid – también llamados microhíbrido o de hibridación suave-. Este tipo de automóviles nada tiene que ver con los coches con tecnología híbrida, aunque ambos disponen de etiqueta "eco" y son capaces de ahorrar combustible y también emisiones.
Pero, ¿qué diferencia hay entre un mild hybrid y un coche híbrido?, ¿cuáles son las ventajas de uno u otro? Aquí te lo contamos.
La principal diferencia entre un coche híbrido, también llamado HEV, y un mild hybrid, MHEV, es que el híbrido dispone de dos motores, uno de combustión –ya sea gasolina o diésel- y otro eléctrico que pueden propulsar el vehículo por sí solo cada uno de ellos o de forma conjunta entre ambos. Por su parte, el microhíbrido solo cuenta con el propulsor térmico que es el que siempre mueve el coche.
Batería adicional
Tanto los híbridos como los mild hybrid disponen de una batería adicional que se recarga con la conducción y que nada tiene que ver con la convencional de 12 voltios. En el caso de los híbridos, esta batería adicional suministra energía al motor eléctrico, que puede mover el vehículo por sí solo, o mejorar el rendimiento del motor de combustión.
En los microhíbridos su sistema eléctrico solo asiste al propulsor convencional, minimiza su dependencia o se ocupa de optimizar el funcionamiento del motor de gasolina y del sistema stop/start. Pero nunca llega a propulsar el coche por sí solo.
Es decir, un híbrido puede rodar durante uno o dos kilómetros solo con su motor eléctrico en marcha. Esto puede suponer un ahorro de emisiones y consumos de hasta el 30% con respecto a un automóvil similar de motor térmico sin hibridar. La razón es que aunque la distancia máxima a recorrer en modo eléctrico es muy pequeña, en un uso en ciudad una buena parte del tiempo está con el motor de gasolina apagado.
En cambio, un microhíbrido siempre necesitará del propulsor convencional para moverse, por lo que su ahorro será menor.
¿Cómo funcionan estas tecnologías?
Ya hemos dicho que en los híbridos, el motor eléctrico puede mover el coche por sí mismo. Esto sucede muy a menudo en tráfico urbano, porque con cada frenada o cada vez que levantamos el pie del acelerador, la batería se recarga automáticamente. Nunca habrá que enchufarla.
Al arrancar en un semáforo con un híbrido se usa el motor eléctrico, luego levantamos el pie del acelerador por el tráfico o volvemos a parar en el siguiente semáforo y al arrancar nuevamente se emplea el eléctrico. En tráfico urbano, con un buen sistema híbrido se puede estar el 80% del tiempo con el motor de gasolina apagado. Y eso supone un gran ahorro.
Por su parte, los coches microhíbridos disponen de una batería adicional que suele ser de 48 voltios –aunque las hay de otras tensiones- y sirve para minimizar la dependencia del motor de combustión, ahorrando así consumos y emisiones. Esta batería también se autorrecarga con la conducción.
La tecnología microhíbrida también mejora el rendimiento del coche porque aporta una potencia adicional en la aceleración. Con la batería de 48 voltios, esa potencia suele ser de unos 16 o 20 CV. Del mismo modo, suaviza y agiliza el proceso de arranque y parada del motor térmico, minimizando el desgaste del motor de arranque.
Una de las claves del ahorro de combustible y emisiones de la tecnología microhíbrida es que el vehículo puede rodar 'por inercia' en algunas situaciones del tráfico. Por ejemplo, en una circulación lenta, y gracias al sistema stop-start, el motor se apaga completamente pero el coche sigue moviéndose como 'a vela'.
Esta situación también se puede dar en carretera. Al levantar el pie y en tráfico fluido, el motor se apaga y el coche sigue rodando, ahorrando consumos y emisiones. Sin embargo, que un vehículo microhíbrido pueda rodar con inercia o 'a vela' no significa que vaya en punto muerto sino que lo hace con el motor apagado y separado de la transmisión, pero con la marcha engranada. Durante esta operación, el coche se mueve con total seguridad ya que cuando es necesario el motor vuelve a activarse automáticamente.
Otra diferencia entre el mild hybrid y el híbrido es que el primero puede estar asociado con un cambio de marchas manual o automático, mientras que el segundo siempre equipará un cambio automático –o también de doble embrague- y por tanto carece de este pedal de embrague.
Diferencia al volante
A la hora de conducir hay pocas diferencias entre ambos. Tanto a los mandos de un híbrido como de un vehículo de hibridación suave el conductor no tiene que hacer nada para aprovechar los beneficios de ambas tecnologías. La única pista es que cuando los híbridos ruedan solo con el motor eléctrico son más silenciosos.
Por otro lado, un híbrido –siempre que su batería disponga de carga- ofrecerá una mejor aceleración desde cero, con una respuesta casi instantánea nada más pisar el pedal del acelerador.
En conclusión, ambas tecnologías –híbrida y mild hybrid- economizan combustible y emisiones y disponen de etiqueta "eco". Pero a la hora de ahorrar, es más eficaz el primero. Sin embargo, un sistema microhíbrido es más sencillo, más ligero y también más asequible que uno híbrido. Ahí está la diferencia de precio de dos modelos similares pero con cualquiera de estas dos distintas tecnologías. Uno requiere un motor eléctrico adicional que mueva las ruedas y otros solo lleva un sistema de motor de arranque y alternador optimizado y más potente. Pero ambos llevan su batería adicional.