Motor

Max Verstappen, brutal campeón del mundo 2021; Carlos Sainz, impresionante 'campeón de Ferrari'

  • El de Red Bull ganó el Mundial al adelantar al de Mercedes... ¡en la última vuelta!
  • Carlos Sainz fue tercero, y termina el Mundial por encima de su compañero en Ferrari, Leclerc
Un exultante Max Verstappen corre a abrazarse con su equpo.

Miguel Ángel Linares

Max Verstappen (Red Bull) se proclamó campeón del mundo de Fórmula 1 por primera vez en una impresionante carrera, el G.P. de Abu Dabi, al imponerse a su gran rival, Lewis Hamilton... ¡en la última vuelta! Por su parte, Carlos Sainz volvió a subirse al podio tras los dos 'monstruos' y termina el año como el mejor piloto de Ferrari.

Tras uno de los Mundiales más entretenidos, más caóticos y más emocionantes de la última década de la Fórmula 1, Max Verstappen se llevó la última carrera del año, el Gran Premio de Abu Dabi, por delante de Lewis Hamilton (Mercedes) y de esta forma ganar su primer Mundial, ya que ambos pilotos habían llegado empatados a 369,5 puntos a la última cita del calendario 2021.

Sin duda, el último Gran Premio del año fue el mejor broche a una temporada que ha tenido de todo: periodos de 'martillo' de Red Bull con Verstappen; otros periodos de 'todo sigue igual', con Mercedes dominando como en los últimos siete años; carreras con accidentes; carreras con infracciones; carreras con sanciones; sanciones más que menos discutibles en varias carreras; Hamilton echando de pista a Verstappen pero ganando en Silverstone; Verstappen pasando las ruedas por encima del halo de Hamilton en Monza; Verstappen portándose como un niñato en Arabia Saudí...

Pero todo estaba por ver en Abu Dabi, con los dos 'abusones' del año, Max Verstappen y Lewis Hamilton, empatados a 369,5 puntos en la última parrilla de salida del año. Y aunque el neerlandés salía primero tras ganar la calificación del sábado con brillantez, el británico hizo una brutal salida que dio con sus huesos en la cabeza de la serpiente multicolor. Y sabiendo que era su momento, el heptacampeón del mundo, que buscaba superar en Mundiales al dios Schumacher, pisó a fondo.

Pero Verstappen, hambriento de títulos desde hace varios años, no estaba dispuesto a que su mala salida le robara la gloria de refrendar con el título el haber sido, sin duda, el mejor piloto del año. Por eso apretó los dientes y sobrepasó por milímetros a Hamilton en la quinta curva, pero el británico, viéndose encerrado en dicha vuelta, no dudó en salirse por la escapatoria, irse recto y ahorrarse dicha primera curva y volver al liderato con una ventaja considerable. Una maniobras casi calcada a la que le costó devolver la posición a Verstappen en la penúltima carrera, en Arabia Saudí, pero que los jueces no consideraron en este caso punible para Hamilton, con lo que el escándalo ya estaba montado. Se sucedieron los mensajes rabiosos por radio, en especial por parte de Red Bull, como es lógico, pero la decisión era inamovible. Por lo tanto, se aseguraba el escándalo si ganaba Hamilton. 

Max Verstappen, emocionado nada más bajarse de su Red Bull.

Pero la carrera seguía, y Hamilton apretaba como una fiera, confirmando que el Mercedes ha llegado mucho mejor que el Red Bull al final de la temporada, por mucho que Verstappen le metiera casi cuatro décimas el sábado. Comenzaba entonces la guerra de las estrategias, y Verstappen entró en boxes a cambiar ruedas a las diez vueltas de carrera, maniobra que calcó Hamilton una vuelta después. En Mercedes tenían claro que su coche iba mejor en Abu Dabi, por lo que se veían campeones si calcaban la estrategia de Red Bull.

Pero esa tempranera visita a boxes propició algo inesperado, que Hamilton, que sacaba ya casi nueve segundos a Verstappen, se encontró pocas vueltas después un obstáculo inesperado en su camino: Sergio 'Checo' Pérez. El mexicano iba líder pues no había cambiado aún neumáticos, como su jefe de filas, Verstappen, y el propio Hamilton. Y cuando el británico llegó a su rueda, el segundo de Red Bull tenía solo una cosa en la cabeza: no dejarle pasar, o al menos retrasarle lo más posible para que Verstappen redujera la ventaja con el de Mercedes.

¿Y cómo lo hizo Pérez? DE CINE. El mexicano aguantó dos vueltas los embites de un desesperado Hamilton, que sabía que era vital adelantar a Checo lo antes posible para que Verstappen siguiera allá atrás, bien lejos. Pero Pérez se defendió como un tigre panza arriba, convirtiendo esas dos vueltas en dos infiernos para Hamilton, que llegó a quejarse, a lloriquear por radio, que la conducción de Checo era "peligrosa". Pero el resultado final, tras conseguir por fin adelantarle, es que Verstappen volvió a estar detrás de él, a menos de dos segundos.

Pero una cosa estaba clara: el Mercedes era mucho mejor coche que el Red Bull, y encima Hamilton suele ser de hielo en estos momentos vitales, además de un gran piloto, por supuesto, por lo que, a pesar del subidón de la actuación de Checo Pérez (Verstappen le definió como un "dios" por radio), Lewis volvió a distanciarse, poco a poco pero sin pausa, en la cabalgada que sabía que le iba a llevar a su octavo título mundial.

Por lo tanto, tocaba volver a mover ficha en Red Bull, pues en esas circunstancias, a igualdad de ruedas y de vueltas en ellas, la derrota estaba segura. Por lo que el equipo austríaco volvió a meter en boxes al neerlandés, en lo que sería la decisión táctica definitiva, para ponerle nuevas gomas, duras, para intentar que, en las más de 20 vueltas que restaban, esas gomas mucho más frescas pudieran enjugar una diferencia de más de 20 segundos con respecto a Hamilton.

Y lo que parecía que era buena estrategia, pues en pocas vueltas Verstappen se puso a unos 11 segundos de Hamilton cuando aún quedaban 15, empezó a naufragar cuando los dos pilotos empezaron a calcar los tiempos. Hamilton demostraba por qué ha sido siete veces campeón del mundo, además de por tener siempre el mejor coche. Por lo que, a menos de diez vueltas del final, Hamilton lo tenía más que pan comido... a no ser que sucediera algo raro.

Hamilton, en el podio, mientras Verstappen camina hacia la gloria.

El accidente que lo cambió todo

Y sucedió. Vaya que sucedió. En forma de accidente. El Williams del canadiense Nicholas Latifi trompeó en una de las curvas y se fue de culo contra las protecciones, con resultado de trompazo y rebote hacia la pista, donde se quedó atravesado. Este accidente de un monoplaza 'filial' de Mercedes resultó vital al final, pues con el Williams en medio de la pista tenía que salir el coche de seguridad. Y salió.

¿Qué pasaba entonces? Que la diferencia de Hamilton de más de diez segundos sobre Verstappen... quedaba en nada, con cuatro vueltas solo para el final de la carrera. Por lo que todo se iba a jugar a dos o incluso a una sola vuelta. Comenzaron de nuevo los mensajes histéricos por radio de los equipos intentando influir en dirección de carrera. La polémica estaba ahora en que, aunque Verstappen iba segundo, tenía cinco coches, todos pilotos doblados, antes de llegar a Hamilton, pues el neerlandés, jugándose el todo por el todo, volvió a cambiar ruedas con el coche de seguridad en pista, poniendo gomas blandas para esa épica batalla final. Y aunque en un principio la dirección de carrera no permitió, como otras veces, que los doblas se desdoblaran mientras el safety car estuviera en pista, al final cedieron a las presiones, y a la reglamentación, para dejarles adelantar a Hamilton, por lo que los dos máximos enemigos, Lewis y Max, marchaban en sus posiciones naturales, primero y segundo, cuando la carrera estaba a punto de relanzarse.

Y aunque Hamilton intentó estirar hasta casi lo ilegal el reinicio de carrera, al final tuvo que poner pie a tabla, con Verstappen literalmente a su misma altura (está prohibidísimo adelantar con coche de seguridad en pista, real o virtual), para afrontar ¡una sola vuelta que restaba¡ hasta el final de carrera. ¿Y por qué ralentizaba Hamilton la resalida? Porque no es tonto, y sabía que tenía la carrera medio perdida. Porque tenía una fiera detrás, en pos de su primer Mundial, con un coche menor, sí, pero con ruedas frescas y blandas, que tenían que ser suficientes para batir a su Mercedes, superior, sí, pero con ruedas de 23 vueltas, y además duras.

Y pasó lo que tenía que pasar. Que Hamilton le duró dos curvas a Verstappen. En la segunda curva, el Red Bull adelantó a un Mercedes que era líder desde el semáforo verde del inicio de carrera. Muchos pensaban, pensábamos, que se hacía justicia, no solo porque Hamilton debió devolver posición en el incidente de la primera curva de la primera vuelta, sino porque el Mundial, si se hubiese decidido a los puntos (de boxeo, no de Fórmula 1), el justo ganador del Mundial 2021 era Max Verstappen.

Hamilton, que no se lo creía, lo intentó todo en la media vuelta que le quedaba para llegar al infierno. Pero fue imposible. Verstappen era consciente de que era campeón si no cometía ningún error... y no lo cometió. Muchos nos acordamos de aquel lejano Mundial 2008, cuando Hamilton, entonces a bordo de un McLaren, le arrebató el título mundial al Ferrari de Felipe Massa... tras adelantar al alemán Timo Glock (Toyota) en la última vuelta del Gran Premio de Brasil. Para muchos, una especia de 'justicia poética'.

Por lo tanto, Max Verstappen se convierte en el nuevo rey de la Fórmula 1, termina el reinado de Mercedes en lo que al Mundial de pilotos se refiere (los alemanes han ganado los últimos siete campeonatos: seis Hamilton y uno Nico Rosberg), Red Bull vuelve, siete años después, a ganar el Mundial, tras el último que ganó Sebastian Vettel, y se abre una nueva era en la Fórmula 1. Que además, el año que viene vivirá una revolución en la reglamentación que pretende igualar mucho las cosas entre todos los equipos y pilotos.

Carlos Sainz, exultante en el podio gracias a su tercer puesto, que le da la quinta posición final en el Mundial.

Carlos Sainz, inconmensurable tercer puesto

El otro gran 'triunfador' de Abu Dabi fue sin duda Carlos Sainz, que con su tercer puesto, cuarto podio del año, tras una carrera tan seria como regular, ha conseguido su gran objetivo del año: la quinta posición en el Mundial (la primera 'terrenal' tras los dos Red Bull y los dos Mercedes), tras adelantar de una tacada al McLaren de Lando Norris y, sobre todo, a su compañero de equipo, Charles Leclerc. Esta misma semana, Matteo Binotto, el mandamás de Ferrari, quería dejar bien claro que su 'número uno' era el piloto monegasco. Pero, vaya por dios, ha llegado el debutante, el supuesto segundo piloto rojo, un madrileño con mucha fuerza de voluntad, y termina haciendo mejor temporada que la 'estrella' de Ferrari. Sainz ha dicho mucho en Ferrari este año, sale reforzado de un debut espectacular y habrá que ver si el bocazas de su jefe tiene que comerse sus palabras en unos pocos meses.

Fernando Alonso, por su parte, terminó el Gran Premio de Abu Dabi en octava posición, por lo que confirma su décimo puesto final en el Mundial, con, lo que es importante, mejor posición que su compañero, el francés Esteban Ocón, en el que también era su debut, su redebut, tanto en la Fórmula 1 como en el ex equipo Renault, ahora Alpine.