Bolsa, mercados y cotizaciones
La próxima batalla entre EEUU y China podría librarse en Wall Street
José Luis de Haro
Nueva York,
A medida que las tensiones entre Estados Unidos y China se extienden más allá del pulso arancelario, golpeando también al sector tecnológico, la presión de Washington también pone sus miras en Wall Street. Mientras Pekín amenaza con restringir las exportaciones de tierras raras, en la Casa Blanca y el Capitolio algunos se plantean la necesidad de restringir o limitar el acceso de las compañías chinas a los mercados de capital estadounidenses.
En estos momentos, el Nasdaq, la New York Stock Exchange y NYSE American, las tres plazas bursátiles más grandes a este lado del Atlántico, acogen más de 156 compañías chinas, con una capitalización total aproximada de 1,2 billones de dólares.
No solo eso, al menos 11 son empresas controladas por el gobierno chino o donde Pekín cuenta con un porcentaje superior al 30%. Es el caso de China Petroleum & Chemical Corp, PetroChina o China Life Insurance Company Limited, entre otras.
Dado el alboroto generado por la reanudación de la escalada arancelarias entre Washington y Pekin o la inclusión de Huawei en la lista negra del Departamento de Comercio, algo que frena la relación con sus proveedores estadounidenses, algunas compañías chinas listadas en alguna plaza bursátil estadounidense han comenzado a tomar medidas para evitar sufrir las consecuencias de esta contienda.
Alibaba, que salió a bolsa el 18 de septiembre en el NYSE y sigue postulándose como uno de los estrenos más grandes de la historia, con una recaudación total de 25.000 millones de dólares, estaría planteándose una salida a bolsa secundaria en Hong Kong. Esta operación permitiría captar hasta 20.000 millones de dólares y contar con una conexión directa con los inversores de China continental.
La semana pasada, Semiconductor Manufacturing International notificó al NYSE su intención voluntaria de abandonar su militancia en la bolsa estadounidense. Esta compañía, con sede en Shanghai, es uno de los fabricantes de semiconductores más importantes de China, con una capitalización de 5.400 millones de dólares. Pese a que la entidad dijo que la decisión alude al bajo volumen de operaciones y los altos costes, ésta coincide con las tensiones con Huawei y otras presiones.
Entre ellas destaca la propuesta presentada en abril por un grupo bipartidista de senadores de EEUU donde se urgía a la administración Trump a incrementar los requisitos de divulgación de información financiera a las compañías chinas cotizadas en alguna de las plazas bursátiles del país. Esta iniciativa estaría avalada por los riesgos que estas empresas pueden suponer para la seguridad nacional estadounidense o por el apoyo a las violaciones a los derechos humanos que se llevan a cabo en el país asiático.
En declaraciones al New York Times, Steve Bannon, antiguo estratega jefe de la Casa Blanca, acusó tanto a la Bolsa de Nueva York (NYSE) como al Nasdaq de estar violando su responsabilidad fiduciaria con los inversores institucionales y los fondos de pensiones de los estadounidenses que trabajan arduamente por la falta de transparencia que presentan algunas de las compañías chinas que cotizan en sendas plazas.
Según Dealogic, el año pasado 33 compañías domiciliadas en China recaudaron hasta 9.167 millones de dólares en los mercados de capital estadounidenses, más que duplicando la cantidad registrada en 2017. No obstante, es cierto, que muchas de estas empresas cuentan con estructuras corporativas complejas. La organización suele ser confusa y está compuesta por diversas sociedades o subsidiarias, offshore y onshore, generalmente con alguna entidad en las Islas Caimán porque China no permite la inversión extranjera en ciertos negocios estratégicos.
Todavía se desconoce si Trump atacará a China en este frente dado que la situación podría derivarse en un riesgo para los mercados globales. Pekín y otras entidades chinas cuentan en cartera valores de renta variable estadounidenses por valor aproximado de 200.000 millones de dólares. Además China es el mayor acreedor de EEUU con tenencias de deuda pública americana por valor de 1,1 billones de dólares. Utilizar la opción nuclear y vender estos activos generaría problemas en EEUU pero también en el gigante asiático y desataría una ola de inestabilidad en los mercados de todo el mundo.