Bolsa, mercados y cotizaciones
Los ricos también lloran con Uber: Morgan Stanley colocó la compañía a 48,7 dólares entre grandes patrimonios
- La compañía llegó a cotizar por debajo de los 42 dólares en su debut
- El banco pedía una inversión mínima de 250.000 dólares para entrar
elEconomista.es
Antes del calamitoso debut de Uber en bolsa, Morgan Stanley, el principal banco coordinador de la operación, ofreció a sus clientes de alto patrimonio la oportunidad de entrar en la compañía a través de un fondo de inversión a 48,7 dólares por acción por una inversión mínima de 250.000 dólares. Ahora los inversores cualificados, que vieron como la compañía salía a 45 dólares, están condenados a permanecer en Uber 180 días. La firma suma hoy un nuevo descalabro en bolsa y se deja hasta un 11%, una caída que le sitúa bajo los 40 dólares, después de debutar el pasado viernes con una caída al cierre del 7% -hasta los 41,57 dólares.
Ser el principal banco coordinador de una salida a bolsa del tamaño de Uber proporciona pingües beneficios en comisiones. Y más cuando el primer día tuvo que estabilizar la acción ante la caída que sufrieron. Morgan Stanley adelantó a Goldman Sachs, que ha sido el encargado de lanzar las OPV más grande en los últimos años, para hacerse con el jugoso contrato y en parte fue porque en 2016 ya tomó la delantera abriendo Uber a sus clientes de alto patrimonio.
En 2016, lanzó el fondo New Riders para sus clientes vip proporcionándoles acceso al unicornio más grande de Silicon Valley. Por entonces, la valoración de Uber se había disparado a 60.000 millones de dólares. Ofreció a los inversores preferentes una participación de 475 millones de acciones de Uber, canjeables cuando saliera a bolsa, a 48,77 dólares por título. La inversión mínima quedó limitada a 250.000 dólares y Morgan Stanley aplicaba hasta un 2% en comisiones.
El folleto de inversión valoraba la compañía en 62.500 millones de dólares, un nivel calificado de "razonable", según al documento que ha tenido acceso Bloomberg, dadas las ventajas competitivas y las perspectivas de crecimiento de Uber. Pero la documentación no incluía estados financieros de la compañía, aunque se enumeraba distintos factores de riesgo de la inversión como crecientes gastos operativos y próximos años de pérdidas.
No está claro cuántos clientes acudieron a la llamada de Morgan Stanley, pero la propia garantía del banco de inversión aseguraba el éxito en la comercialización. Pero seguro que ayudó que el propio Morgan Stanley junto a Goldman Sachs establecieran una valoración de 120.000 millones de dólares en los preparativos para sacar a bolsa a Uber.
La situación pone de relieve la tensión de los bancos de inversión con las empresas de Silicon Valley. Las entidades como Morgan Stanley aseguran fondos a las tecnológicas para desarrollar sus negocios antes de salir a bolsa. En principio es un acuerdo win win para los inversores, compañías y bancos. Para los bancos porque se aseguran coordinar la futura OPV y para los inversores obtienen el descuento de entrar en compañías antes de dar el salto definitivo. Pero el problema surge cuando la operación no cumple la expectativa.
Morgan Stanley estrechó lazos con Uber en 2014 cuando fue una de las primeras compañías en incorporar a Uber como socio para transportar a su plantilla. Ahora los inversores de New Riders están a atrapados en Uber durante los próximos seis meses a la espera de poder recuperar su inversión. El fondo de Morgan Stanley prohíbe la venta de acciones durante este tiempo.