Bolsa, mercados y cotizaciones
EEUU y China se dan la espalda de nuevo y ponen fin al rebote bursátil
- Los últimos máximos del S&P 500 en los 2.738 puntos se convierten en techo
José Luis de Haro
El entusiasmo suscitado por la probabilidad de que Estados Unidos y China relajen sus tensiones comerciales se desinfla. Si hace nueve días el presidente Donald Trump recibía al vicepresidente chino Liu He en el Despacho Oval y emplazaba un posible acuerdo entre Washington y Pekín a un futuro encuentro con su homólogo asiático, Xi Jinping, ayer esta posibilidad parecía esfumarse. Una delicada situación que enervó a la bolsa americana, donde las pérdidas registradas el jueves ponen fin al rebote.
Este indicador y el Nasdaq Compuesto llegaron a caer más de un 1,5 por ciento, mientras el Dow Jones llegaba a borrar más de 370 puntos después de que el director del Consejo Económico Nacional, Larry Kudlow, indicase en una entrevista con Fox Business que ambos países están todavía lejos de lograr un compromiso antes del próximo 2 de marzo. "Todavía tenemos una distancia bastante considerable por recorrer", dijo Kudlow, quien, eso sí, recalcó que Trump es "optimista".
Sin embargo, sus palabras echaron gasolina a una jornada donde las revisiones a la baja para el crecimiento y la inflación de la eurozona prendieron la mecha de las ventas en las principales plazas bursátiles de EEUU. De todas formas, el detonante final llegó de mano de un alto funcionario de la administración estadounidense, que aseguró a la CNBC que es "bastante improbable" que Trump y Xi se reúnan antes de que expire la tregua comercial de 90 días instaurada el pasado 1 de diciembre.
El mercado había descontado previamente la posibilidad de que ambos mandatarios mantuvieran un encuentro al hilo de la cumbre que Trump mantendrá con el líder norcoreano, Kim Jong-Un, el 27 y 28 de febrero en Vietnam. Aunque la probabilidad de que esto ocurra parece nula, la misma fuente indicó que el inquilino de la Casa Blanca y Xi podrían reunirse "poco después" del 2 de marzo, cuando expire el plazo de las negociaciones.
Esto no fue suficiente para elevar el ánimo del mercado, donde la apetencia por activos refugio se dejó notar en la rentabilidad del bono americano a 10 años, que cayó hasta el 2,66%. Por su parte, el sector energético (con el barril de crudo estadounidense borrando ayer más de un 3%) y el de materiales lideraban las ventas dentro del S&P 500, seguidos por el de tecnología y servicios de comunicación, dos de los pilares que más sufrieron en la debacle bursátil registrada en los últimos compases de 2018.
Dentro del Dow Jones, blue chips como Boeing o Caterpillar, susceptibles a sufrir si las tensiones comerciales aumentan, cayeron un 1,4% y un 1,7%, respectivamente. Desde el punto de vista técnico, las caídas reflejan un agotamiento del rebote y apuntan a los máximos de esta semana como el techo temporal del mismo.
"Aunque se han propuesto acciones necesarias para reducir el déficit comercial bilateral, las disputas de propiedad intelectual serán más difíciles de resolver", advertía Ben Snider, estratega de Goldman Sachs, quien considera que "los precios de las acciones caerán si se alcanza el plazo sin una resolución o un acuerdo para posponer los aumentos de los aranceles". Es importante tener en mente que, si las conversaciones en curso entre Washington y Pekín no llegasen a buen puerto, EEUU tiene previsto elevar desde el 10% actual al 25% los aranceles sobre un catálogo de productos chinos por valor de 200.000 millones de dólares.
La administración Trump tasa ya más de la mitad de las importaciones chinas que entran el país y amenaza con extender su azote a otro grupo de bienes del gigante asiático por valor de 268.000 millones de dólares, lo que supondría gravar el total de las importaciones chinas.
Debilidad de China
Esta batalla, que comenzó a librarse a lo largo del año pasado, ya pasa factura a la segunda mayor economía del mundo, cuya actividad manufacturera encadena ya dos meses consecutivos en contracción. Su debilidad y las tensiones con Washington también pesan entre las multinacionales estadounidenses. Desde Apple a Caterpillar pasando por Nvidia, son algunas de las empresas que sufren la atonía del país asiático.
De todas formas, el secretario del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin, y el representante comercial del país, Robert Lighthizer, viajarán la próxima semana a Pekín para ahondar en las conversaciones comerciales con los negociadores chinos.
Dicho esto, las tensiones comerciales van más allá de China. El próximo 17 de febrero vence la fecha límite para que el Departamento de Comercio de EEUU dé a conocer sus resultados sobre la investigación a la industria automotriz extranjera y su efecto en las compañías patrias dentro de la Sección 232 de la Ley de Comercio, la misma que se usó para implantar aranceles al aluminio y al acero.
Mientras Washington continúa negociando posibles acuerdos comerciales de mayor o menor calado con Bruselas y Tokio, la posibilidad de que el informe de Comercio avale gravar vehículos y autopartes extranjeros formará parte de la presión de EEUU para lograr algunos de sus objetivos comerciales con dos de sus socios comerciales más importantes.