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El BCE interviene Banca Carige y arrastra a la gran banca italiana

  • El mercado castiga a las entidades con peor nota en los test de estrés de la EBA

elEconomista.es

El ejercicio ha comenzado intenso para el Banco Central Europeo (BCE) y el sector financiero. En su primer día de trabajo en el nuevo curso, el supervisor del sector intervino la entidad italiana Banca Carige, que no consiguió la semana pasada cerrar una ampliación de capital con la que reforzar su solvencia. 

El movimiento del regulador se dejó sentir especialmente en el resto de entidades italianas cotizadas -UBI Banca, Unicredit e Intesa se dejaron más de un 1%- y en la banca francesa que menor nota habían sacado en los test de test publicados por la EBA el pasado 1 de noviembre, como, por ejemplo, Société Générale, que cedió también un punto porcentual en bolsa.

De acuerdo con Bloomberg, la intervención del BCE de Banca Carige buscaría adoptar medidas para que la entidad italiana reduzca su balance y pueda ser vendida o fusionada con otra entidad. Según la información remitida por el BCE, la intervención ha venido acompañada de importantes cambios en el consejo de administración, donde se produjeron numerosas dimisiones. Así, el regulador habría nombrado a Fabio Innocenzi, Pietro Modiano y Raffaele Lener como administradores temporales de la entidad financiera. Además, el organismo ha creado un comité de supervisión para el banco y ha designado a Gianluca Brancadoro, Andrea Guaccero y Alessandro Zanotti como componentes.

El organismo presidido por Mario Draghi estaría a favor de que fuera adquirida por un tercero, de acuerdo con Bloomberg, si bien la operación podría plantear problemas ante lo complicado de encontrar a alguien interesado en adquirir una entidad con claros problemas. El único precedente con el que contamos en la Unión Europea es el caso de Banco Popular, que tuvo que ser vendido al Santander en un proceso rápido para mantenerlo a flote.

La situación, en este caso, es distinta ya que es el Gobierno italiano el que debe buscar un posible candidato a quedarse con el italiano. La banca italiana, muy expuesta a la evolución de su deuda soberana, no parece candidata a querer hacer una compra y los propios accionistas del banco tampoco han querido apoyarlo. Por ello, Italia estaría buscando una adquisición a un precio simbólico, que sirviera para respaldar al banco.

Un foco continuado de tensión

La intervención de Banca Carige justo se ha precipitado ante el rechazo de los primeros titulares de accionistas a suscribir una ampliación de capital el pasado 27 de diciembre. La cotización de la entidad acumulaba meses de duro castigo en bolsa y cayó hasta un mínimo de 0,00149 euros, tras la negativa de los títulares de acciones. El máximo que marcó el año pasado fue en los 0,0095 euros; es decir, desde entonces y hasta ese nivel, la caída acumulada era de un 84%, en medio de un fuerte castigo para la banca del país.

Las entidades italianas han sido fuertemente castigadas en los últimos meses por las dudas sobre su solvencia, derivadas de la alta exposición a deuda del país. Los resultados de los test de estrés, además, no ayudaron a despejar dudas, ya que, a pesar de que las pruebas de resistencia dan por segura los bonos estatales -no les aplica pérdidas en sus exámenes-, varias entidades italianas se colocaron a la cola de las pruebas, como Banco BPM, la propia UBI Banca (Unione di Banche Italiane en el gráfico), cuyo ratio de capital CET 1 Fully Loaded en 2020 quedó por debajo del nivel del 9 por ciento. Este mismo nivel tampoco lo superaron Société Générale o BNP Paribas que, sin embargo, fue dentro de este grupo el que mejor se comportó, con una retroceso inferior al punto porcentual.

Respecto a las entidades españolas, dentro de las que forman parte del índice Stoxx 600 bancario, que engloba a las principales compañías europeas, las más castigadas por los números rojos fueron Bankia y CaixaBank, que se dejaron más de un punto porcentual.

Banco Sabadell, a pesar de que fue el banco español con peor nota entre los que examina la EBA -Bankia no pasó las pruebas de la autoridad en la edición de 2018- no figuró en el grupo de los más castigados, con un descenso que no llegó al punto porcentual. La entidad presidida por Josep Oliu dejó su CET 1 Fully Loaded en el 7,58%, pero en este resultado no se tenía en cuenta la multimillonaria venta de activos tóxicos procedentes del ladrillo afrontada este año.