Bolsa, mercados y cotizaciones
Ally Financial se pasa a los coches de segunda mano
Xavier Martínez-Galiana
Al mayor prestamista para la compra de automóviles en EEUU no le ha ido mal en la última década. Gusta a los analistas y sus beneficios podrían crecer un 60% en tres años, pero más subidas de tipos y el fin del ciclo económico añadirían presión a su negocio
Que el cuartel general de Ally Financial esté en Detroit, la capital de la edad dorada del automóvil, ya nos da una idea de su fuerte vinculación con el mundo del motor. Y es que el valor destacado esta semana del Eco30, el índice de bolsa mundial elaborado por elEconomista y calculado por Stoxx, perteneció a General Motors hasta 2006, cuando el fabricante del Chevrolet vendió su participación de control en la que fue su entidad de crédito.
En los años siguientes, el Tesoro estadounidense acudió al rescate de Ally con 17.200 millones de dólares y salió a bolsa en 2014. Desde entonces, sus acciones mantienen una recomendación de compra estable, y alrededor de un 70% de analistas respalda el valor.
El negocio de Ally se basa en los préstamos a la compra de automóviles, tanto a concesionarios como a particulares –un 75% de sus ingresos anuales– y, por tanto, es un negocio expuesto a las subidas de tipos de interés –y ya van tres en Estados Unidos en 2018–.
"La calidad crediticia continuó sorprendiendo en el tercer trimestre y las tasas crecientes de préstamos minoristas están compensando la presión de unas tasas de depósito más elevadas", subraya David Ritter, de Bloomberg Intelligence.
¿Riesgo u oportunidad?
El aumento del interés de los préstamos concedidos a coches de segunda mano ha sorprendido a los analistas de Citi "por su capacidad de subirles de precio" en una industria muy competitiva. Pero, "mientras que el valor de los coches usados se ha comportado bien recientemente", señalan desde JP Morgan, "la dirección anticipa un descenso anual de entre el 2 y el 5% en el valor de los mismos". Además, matizan que "los préstamos a vehículos de segunda mano tienen una frecuencia de pérdidas más elevada". En esta línea, "aunque las tendencias de crédito son prometedoras", explican los expertos de Goldman Sachs, "dadas las preocupaciones de fin del ciclo en el mercado, es probable que los cambios hacia [los coches] de segunda mano conduzcan a muchas preguntas por parte de los inversores".
En diez años, Ally ha encontrado su lugar en el creciente ámbito de la banca por Internet –algo que "debería acercarlo con el tiempo al [negocio online] de los grandes bancos regionales–", sostienen desde Citi. De hecho, la reforma de la Ley Dodd-Frank en 2017 beneficia a estas entidades locales, exigiéndoles provisiones de capital inferiores a las de los bancos nacionales. Entre sus riesgos está el deterioro del precio de los vehículos de segunda mano, más subidas de los tipos de interés y demasiada diversificación, señalan desde Citi, pero mantiene su competitividad tras los resultados del tercer trimestre, que muestran la cautela de los grandes bancos a financiar la compra de automóviles, explican desde Bloomberg. Por el momento, el beneficio neto de Ally no parece resentirse y se prevé un crecimiento cercano al 60% entre 2017 y 2020, hasta superar los 1.200 millones de euros.