Bolsa, mercados y cotizaciones

La 'mancha' china no llega a la bolsa española


    Cristina Cándido

    Que la política crea extraños compañeros de cama es una máxima cuya autoría se la discuten figuras de la talla de Henry Kissinger, Winston Churchill o incluso Groucho Marx. Y lo cierto es que, en lo que se refiere a cuestiones diplomáticas, a lo largo de la historia el pragmatismo se ha impuesto a las ideologías. Prueba de ello es que las relaciones exteriores entre España y China fueron establecidas de manera oficial en 1973 entre dos dictadores tan contrapuestos como Franco y Mao Zedong. El ministro de Asuntos Exteriores, Gregorio López Bravo, fue el artífice que hizo posible un acuerdo que se firmó en París en un momento en el que la República Popular China comenzaba a ser aceptada internacionalmente tras la visita de Nixon a Pekín.

    Este 45 aniversario contará con la visita del presidente Xi Jinping a nuestro país esta semana. Será el primer viaje con este rango desde el de su antecesor, Hu Jintao, en 2005, aunque el actual dirigente ya estuvo brevemente en España en noviembre de 2016, cuando realizó una breve escala en Gran Canaria. Rajoy viajó tres veces a China, en 2014, 2016 (para participar en la cumbre del G20 en Hangzhou) y 2017 (Foro sobre la Ruta de la Seda).

    Los inversores europeos han estado muy pendientes de los reveses que el Gobierno de Pekín ha devuelto a la Washinton en materia comercial y lo seguirán estando después de su visita a España, ya que Xi Jin-ping y Trump se reunirán esta misma semana en la cumbre del G-20 en Buenos Aires. Los rumores apuntan a que ambos mandatarios abordarán uno de los temas que más ha movido al mercado este 2018 como es la guerra comercial.

    "Después de cinco años de niveles de inversión similares en Europa y América del Norte, los inversores chinos están claramente favoreciendo a Europa", apunta Thilo Hanemann, director de inversiones transfronterizas del instituto de investigación Rhodium Group.

    Según los datos que recoge Baker McKenzie, China invierte nueve veces más en Europa que en América del Norte, ya que las políticas obligan a la divergencia. "Nadie debe sorprenderse por la dirección del viaje: China está cortejando activamente a la UE con ofertas de acceso recíproco al mercado en un intento por mostrar que la inversión extranjera no es una vía de sentido único, mientras que las relaciones comerciales con EEUU continúa firmemente en un camino descendente", afirma Thomas Gilles, presidente del Grupo EMEA-China de la citada consultora.

    Pero ¿qué representa China para España en grandes cifras? La segunda economía mundial es el tercer proveedor de España, su undécimo mercado, y uno de los principales tenedores extranjeros de deuda pública española. Sin embargo, en términos de inversión, nuestro país es un socio menos significativo para el dragón asiático.

    Suecia fue el mayor destino europeo para la inversión china en el primer semestre de 2018 con 3.200 millones de euros, seguido del Reino Unido, con 1.600 millones de dólares, Alemania con 1.400 millones y Francia con 1.200 millones de dólares. Y hace dos años, Finlandia protagonizó la operación corporativa de mayor volumen de las realizadas por China en Europa -valorada en 8.600 millones de dólares- con la adquisición del 84 % de Supercell OY (creadora de videojuegos como Clash of Clans) por parte de un grupo de inversores liderado por Tencent.

    Ruta de la Seda

    Los países del sur de Europa también son destinatarios del capital chino en el Viejo Continente, aunque en menor cuantía que sus vecinos del norte. En los últimos años Pekín ha mostrado su interés en incorporarles a la Iniciativa de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional y en desarrollar la Ruta de la Seda Marítima desde el Pacífico hasta el Mediterráneo. El gigante asiático ha aumentado sus inversiones en infraestructuras de transporte y especialmente, en el sector aeroportuario, donde España cuenta con tres de los mayores ocho puertos del Mediterráneo por tráfico de contenedores.

    En 2016 nuestro país recibió un volumen de inversión récord de 1.700 millones de euros en la adquisición de la empresa de servicios Urbaser a ACS en el año 2016. Ese mismo año Italia cobró 720 millones de euros por las adquisiciones del Inter de Milán, la joyería Buccellati o la manufacturera Gimatic. En Grecia, la naviera Cosco entró con una participación minoritaria en la red eléctrica Admi. Y en Portugal, HNA se encuentra en el capital de la aerolínea TAP Portugal y Fosun reforzó recientemente su posición en el Banco de Portugal.

    La asimetría geográfica en la inversión también se traslada al parqué. Si analizamos las mayores posiciones chinas de los principales índices europeos que recoge Bloomberg, la conclusión es que las bolsas del Mediterráneo son un territorio al que aún no ha llegado la mancha roja de Asia.

    En Italia, sólo nueve cotizadas entre las que se encuentran Eni, Intesa Sanpaolo o Ferrari, cuentan con accionistas del Banco Popular de China, E Fund Management. Pero la presencia es aún más irrisoria en España, donde el número se reduce a tres compañías: Repsol -en manos de la firma Hua An Fund Management-, Merlin y Meliá -Harvest Fund-, y en los tres casos cuentan con un porcentaje inferior al 0,1% de las acciones.

    Hasta el pasado verano también se encontraba entre ellas la hotelera NH, pero en agosto el grupo chino HNA culminó su salida del accionariado al que llegó en 2013 con la venta del 8,4% a la tailandesa Minor.

    Bien distinta es la situación en países como Alemania y Reino Unido, donde sus economías "combinan un atractivo clima de negocios para las empresas extranjeras con oportunidades de inversión en sectores de elevado interés para las firmas chinas, como el inmobiliario o las infraestructuras tecnológicas", apunta Ivana Casaburi, autora de Tendencias de la inversión china en Europa publicado por Esade Chi-na Europe Club.

    Así, el 90% de los valores que componen el Dax cuenta entre sus posiciones, al menos, con un fondo de inversión chino. Deutsche Bank y Wirecard son las dos firmas con el mayor número de sus acciones allí, en concreto, de HNA y China Asset Management. Le sigue el Ftse 100, donde el 68 % de sus firmas tienen, de media, un 0,6% de sus acciones bajo la titularidad de fondos como el de las gestoras Ping an Insurance group o el Banco Popular de China.

    En el Cac 40, la presencia de estos inversores se reduce hasta un 32%. Los propietarios del 16% de las acciones de Accor -el mayor porcentaje entre las grandes europeas-son el holding Jinjiang International y Huazhu Hoteles. Le sigue Peugeot, participada por Dongfeng Motor Corporation, la primera marca entre los grandes fabricantes de automóviles chinos.

    La UE vigilará a China

    Aunque la presencia en las cotizadas europeas cuentan con un gran potencial de crecimiento, cabe preguntarse hasta cuándo durará el idilio del país asiático en el Viejo Continente. La semana pasada se conoció que Bruselas se prepara para desarrollar un sistema de vigilancia que supervise las inversiones directas de países como China en sectores estratégicos, especialmente los relacionados con la tecnología y las infraestructuras.

    El objetivo es la creación de un marco más estricto que proteja a las firmas europeas del robo de tecnología o acceder a determinados programas que fomentan el crecimiento económico, el empleo y la competitividad.