Bolsa, mercados y cotizaciones

La amenaza arancelaria de Trump asesta un golpe de 22.000 millones a las automovilísticas

  • Volkswagen, Daimler-Mercedes y BMW son los más afectados
  • Las ventas en bolsa hacen perder 5.755 millones de euros a Toyota en un día
  • China podría interpretar esta medida como una traición por parte de EEUU

Laura de la Quintana

El presidente de Estados Unidos volvió a hacer uso de su cuenta de Twitter en la tarde del miércoles para desdecirse a sí mismo una vez más y desplegar su verborrea dialéctica. El último de sus objetivos ha sido el sector automovilístico al que ha amenazado con elevar los aranceles a sus exportaciones hasta el 25%, además de incrementar en 2,5 puntos básicos los impuestos que deben pagar los particulares que deciden importan un vehículo para su uso personal.

Y, aunque fuentes del mercado reconocen que no tienen visos de materializarse, las últimas promesas de Trump para granjearse a los votantes de los estados de Michigan -donde está Detroit- y Ohio (principales fabricantes) han causado importantes ventas entre las acciones de las firmas del sector a nivel mundial.

En sólo una sesión, las compañías automovilísticas han perdido más de 17.000 millones de euros, a lo que habría que sumar la caída del sector de componentes de automoción que ha borrado cerca de 4.700 millones de euros de capitalización más –entre las españolas, Gestamp y Cie Automotive, que registran tímidas pérdidas-. Las mayores caídas se vieron esta madrugada durante la sesión en el mercado asiático. Allí firmas como la japonesa Mazda llegaron a perder un 5,2% de su valor de mercado y Toyota, el mayor fabricante del mundo, se dejó 5.755 millones de euros de capitalización, un 3% de su valor en bolsa.

Las ventas se contagiaron a Europa donde este jueves el sector de automoción destaca como el más castigado del Viejo Continente. Las compañías alemanas, dada su exposición a EEUU, están siendo las más penalizadas con caídas que llegan a rozar el 3% en el caso de Porsche y BMW o que son superiores al 2% para Daimler, mientras Volkswagen pierde un 1,6% (pasada la media sesión). En un comunicado realizado por email realizado por Daimler, la compañía reconoce "estar siguiendo muy de cerca la situación", aunque no quieren "especular sobre las negociaciones que están en marcha". En principio, tal y como también ha sucedido con China en los últimos días, Donald Trump estaría dando un paso atrás en las negociaciones que, teóricamente, estaban acercando posturas entre las grandes potencias comerciales para evitar una guerra que no beneficiaría a ninguna parte, especialmente a EEUU donde las ventas de automóviles se han congelado e, incluso, llegando a caer desde el comienzo de año en contra de lo que sucede en otras regiones.

Es más, estas últimas declaraciones del presidente podrían interpretarse como una traición por parte de Pekín que esta misma semana volvió a extender su mano al anunciar que rebajará al 15% los aranceles a las exportaciones de vehículos, también para las firmas europeas, aunque el peso en sus ingresos de China sea menos relevante que EEUU.

Impacto de 22.600 millones de dólares

Las compañías alemanas serán a todas luces las más afectadas ante una hipotética subida arancelaria en EEUU. Tal y como señala Bloomberg, Volkswagen –por la parte de Audi y Porsche-, Daimler –Mercedes- y BMW –incluyendo también a Mini- vendieron 1,3 millones de vehículos en EEUU que fueron importados desde la Unión Europea. En esta cifra, lógicamente, no figuran los automóviles que salieron de las fábricas que muchas firmas, incluyendo a los fabricantes de componentes, tienen en suelo estadounidense lo que minimiza el impacto.

Cálculos recogidos por Bloomberg estiman que el impacto de elevar los aranceles al 25% en EEUU reducirá sus ingresos en 22.634 millones de euros, lo que representa el 1,71% del total de las ventas que estas compañías registran en el país (1,32 billones con datos a cierre del año 2017). Desde Banco Sabadell estiman, por su parte, una caída del 5% del Ebit de los fabricantes alemanes "en caso de materializarse". 

El caso de Volkswagen es paradigmático. Si bien el conglomerado exportó tan sólo el 7,7% de sus vehículos a EEUU en 2017 –el resto se fabricaron allí- el impacto en sus resultados vendrá por el lado de marcas del grupo como Audi –el 74,3% de los coches que se vendieron en EEUU se fabricaron en Europa- y, sobre todo, Porsche ya que la totalidad de estos vehículos se realiza en Centroeuropa.

Para el holding BMW el impacto sería menor en el caso de la marca BMW. Un 46,5% de sus ventas en EEUU se importaron desde Europa, aunque no sucede lo mismo con la firma Mini, parte del grupo, cuyos coches se exportaron en su totalidad desde el Viejo Continente. En último término, el grupo Daimler-Mercedes exportó el 44,4% de sus ventas realizadas en EEUU.

Además, la última amenaza de Donald Trump supone el segundo golpe en sólo unos meses a las firmas automovilísticas. El primero de ellos, que hoy está en plena negociación, fue la implantación de aranceles superiores al acero y al aluminio, materias muy utilizadas por los fabricantes de vehículos, desde el primer grado hasta el último en toda la cadena de montaje, y que cobran especial importancia en la reducción del peso de los nuevos motores eléctricos.

Daimler y BMW son, según los analistas consultados por Bloomberg, los dos grupos que mejor estarían sorteando la nueva política arancelaria al utilizar en un alto porcentaje acero fabricado en Estados Unidos.

China vuelve a ser el aliado

La política negociadora llevada a cabo por Donald Trump desde que accediera a la Casa Blanca en noviembre de 2016 ha logrado, tras meses de escándalos, que EEUU y China se intercambien sus papeles dentro de la dinámica comercial en el mundo. El gigante asiático, en plena apertura de fronteras a través del proyecto One Belt One Road, ha tratado en los últimos meses de rebajar el tono empleado por EEUU e, incluso, ha realizado gestos que se interpretan como un intento por acercarse al resto del mundo, dejando atrás años de aislamiento.

En este sentido, en las últimas semanas el Gobierno chino ha implementado varios decretos para favorecer su apertura comercial. Uno de ellos es la supresión de la necesidad de contar con un socio local para que las firmas extranjeras puedan entrar en China; otro, la rebaja al 15% de los aranceles a las importaciones de vehículos. En las últimas horas, según declaraciones recogidas por Bloomberg de fuentes próximas al Ministerio de Comercio, Pekín ha dicho estar "en contra del abuso del proteccionismo" ya que, a su modo de ver, "perjudica severamente el sistema de negocios multilateral y altera el orden normal de las vías comerciales".

Algunos expertos consideran, sin embargo, que las últimas declaraciones podrían quedar una vez más en papel mojado. Ya sucedió con la amenaza de elevar al 20% los aranceles a las importaciones mexicanas, lo que ha provocado que, a día de hoy, EEUU, México y Canadá esté replanteándose como reconducir el acuerdo NAFTA.