Bolsa, mercados y cotizaciones

Poner algo de dinero en el S&P 500 siempre es jugar a caballo ganador

  • La directriz es la de seguir el 'epitafio' de Warren Buffett
  • Replicar al S&P ha rendido un 7% los últimos 20 años

José Luis de Haro, Carlos Jaramillo

Durante los últimos años los expertos han sido siempre claros a la hora de vaticinar que Europa debería tener mejor comportamiento que Estados Unidos en el parqué. Y el mercado siempre se ha empeñado en corregirles. Este mejor comportamiento no solo es para el inversor norteamericano. En euros EEUU también es más rentable.

En lo que va de año el S&P 500 sube un 3,7 por ciento en moneda única, frente al 2,8 por ciento que se revaloriza el EuroStoxx. Echando la vista atrás, el selectivo norteamericano ha superado a su rival en 6 de los últimos 8 años. Desde la creación de la divisa común invertir en EEUU es indudablemente más jugoso que en Europa aunque se haga en euros.

Si en enero de 1999 hubiese comenzado a hacer una aportación mensual de 100 euros al S&P 500 a día de hoy habría multiplicado por dos su inversión, pasando de los 23.200 euros a rozar los 48.300 euros. Por contra, si usted hubiese realizado el mismo ejercicio en la bolsa de la eurozona su capital actual sería de algo menos de 31.000 euros -un rendimiento del 33 por ciento-. Finalmente, la peor opción habría sido elegir esa forma de inversión en el Ibex 35. Los 23.200 euros solo habrían rendido un 7,2 por ciento -ver gráfico- a pesar de que entre 1999 y 2007 el selectivo español de referencia tuvo un comportamiento fulgurante.

Según un estudio de JP Morgan, en los últimos 20 años el S&P 500 ha ofrecido un retorno anualizado del 7,2 por ciento. Mientras, la rentabilidad que ha logrado el inversor medio en ese mismo periodo ha sido del 2,6 por ciento anual. De este modo, las dos últimas décadas han demostrado que la forma más sencilla de invertir -simplemente seguir al índice director- también se ha manifestado como una de las más rentables.

Cómo replicar al índice

La forma más fácil para llevar a cabo esta estrategia es mediante un ETF que replique al índice norteamericano. Sin embargo, desde enero de este año el inversor del Viejo Continente se enfrenta a un nuevo problema regulatorio por la nueva normativa de Mifid II. Con la regulación actual, no se pueden comprar ETF listados en bolsa norteamericana. Para esquivar este problema las gestoras están lanzando nuevos productos listados en Europa que replican al S&P, pero tienen el inconveniente de que todavía tienen poca liquidez. Con estos ingredientes, la mejor opción a día de hoy pasa por buscar aquellos fondos que a largo plazo han sido capaces de ofrecer las mayores rentabilidades incluso en euros. El producto más rentable durante los últimos 10 años ha sido el T. Rowe Price US Blue Chip Eq Q EUR, de T.Rowe Price. Ha logrado un rendimiento anualizado del 14,4 por ciento. Aunque tiene la comisión de gestión más atractiva, de solo el 0,65 por ciento, la inversión mínima es bastante elevada -de 15.000 dólares-.

Otra opción atractiva para el inversor es el Merchfondo FI -de la gestora MerchBanc-. La inversión mínima es de solo una participación -actualmente 86 euros- y la comisión es del 1,35 por ciento. A pesar de llevar un mal año -retrocede más de un 6 por ciento- en una década logra rendimientos anuales del 12,7 por ciento y a 5 años del 14,3 por ciento. La tercera opción es el Rural Tecnológico Renta Variable FI. Se apunta una subida del 12 por ciento este año y a diez años consigue un 12,4 por ciento anualizado. Está gestionado por Gescooperativos, la sociedad Gestora de Instituciones de Inversión Colectiva del Grupo de Cajas Rurales -ver gráfico-.

La idea de Warren Buffett

Uno de los principales temores del inversor reside en el largo ciclo alcista de Wall Street, lo que hace pensar en que la economía del país entrará en barrena tarde o temprano. Sin embargo, algunos de los grandes gurús del mercado no dudan a la hora de recomendar estar siempre invertidos en Estados Unidos. Algunos de los profetas de la bolsa americana como el Oráculo de Omaha, Warren Buffett, o el fundador de Vanguard, John Bogle, huyen de los enigmas y profecías a la hora de compartir algunos de los factores que han servido de pilar para orquestar sus orondas fortunas.

Coincidencia, o no, ambos favorecen productos con bajas comisiones y sobre todo el seguimiento pasivo de un indicador bursátil, con una clara predilección por el S&P 500. A ello también habría que sumar una implícita aversión por la diversificación más allá de la renta variable estadounidense. Por ejemplo, Buffett, quien en estos momentos ostenta el tercer puesto en el ranking de los individuos del planeta, con alrededor de 84.800 millones de dólares, no se rasga las vestiduras al recomendar a su propia esposa el invertir el 90 por ciento de su presupuesto en un fondo indexado al S&P 500 y el 10 por ciento restante en bonos del tesoro americano.

"A diferencia de la mayoría de los índices ponderados por capitalización bursátil, el S&P 500 está administrado por un comité y no por reglas mecánicas", explica Adam McCullough, estratega de Morningstar quien incide que esta estructura aumenta la flexibilidad a expensas de la transparencia.

Es cierto que este órgano supervisor exige altos estándares a las compañías que aspiren a ser incluidas en este indicador en comparación con índices similares. Entre ellos se incluye que no pueden acceder compañías que no logren beneficios, es por ello que Tesla, no forma parte del S&P 500. Tampoco podrá optar al club una compañía como Snap, la matriz de Snapchat, cuya estructura en las acciones comunes (separadas entras las que tienen derechos de voto y las que no) de la compañía chocan con los nuevos estándares impuestos por S&P Dow Jones Indices.

Diversificación sin salir del país

Mientras, los inversores estadounidenses cuentan con una exposición media del 15 por ciento en acciones extranjeras buena parte de la diversificación global de sus carteras se lleva a cabo de forma implícita a través de las multinacionales que componen el S&P 500. Al fin y al cabo, un fondo que emule la evolución de este indicador no sólo cuenta con un honorario mínimo, de menos de un 0,1 por ciento en la mayoría de los casos, sino que también está expuesto a valores como Coca-Cola o Google, cuyos ingresos dependen en buena parte del mercado internacional. Por regiones, el 75,9 por ciento de las ventas proceden de las Américas, el 11,1 por ciento de Asia Pacífico, el 10,6 por ciento de Europa y el 2,4 por ciento de África u Oriente Medio. Si nos centramos en países concretos, el 70,9 por ciento de los ingresos son estadounidenses, el 4,3 por ciento son chinos, el 2,6 por ciento estadounidenses y el 2,5 por ciento de Reino Unido.

Durante el primer trimestre, las compañías del S&P 500 que generaron más de la mitad de sus ingresos fuera de EEUU registraron un crecimiento medio en sus beneficios del 29,6 por ciento frente al 22,7 por ciento de aquellas compañías más centradas en el mercado patrio. Y es que la reforma fiscal de Trump ha dado aire a las estimaciones de beneficio y ha provocado que el S&P cotice a un multiplicador de beneficios de 16 veces, el más bajo en año y medio. "El S&P 500 tiene una exposición significativa a los mercados extranjeros. Como tal, los eventos tanto domésticos como globales, así como las políticas que cambian la dinámica entre EEUU y el resto del mundo pueden tener efectos potenciales en el indicador", recuerda Phillip Brzenk, director de análisis de S&P Global Indices.

En general, el mercado de renta variable estadounidense está intrínsecamente ligado a las compañías extranjeras. Aunque muchas de estas empresas no vayan a formar parte de S&P 500 o el Dow Jones, la liquidez que ofrece el mercado de capital a este lado del Atlántico incrementa el apetito por cotizar en alguna de las principales plazas bursátiles estadounidenses. De hecho, según los datos de la consultora Renaissance Capital, la mitad de las salidas a bolsa más grandes en EEUU en el primer trimestre fueron de compañías extranjeras, con la brasileña PagSeguro recaudando 2.300 millones de dólares y la china iQIYI cerca de 2.250 millones de dólares. Desde la New York Stock Exchange, su director de listados globales, John Tuttle, incide que el objetivo de las compañías extranjeras que se decantan por estrenarse en bolsa en EEUU, "lo hacen por el nivel de liquidez y para elevar su perfil".

Probablemente estas compañías no llegarán a formar parte del S&P 500, pero este indicador responde cada vez más a lo que algunos califican como "destrucción creativa". Este es el término empleado por la consultora Innosight, parte de Huron al analizar la esperanza de vida de los componentes del este índice, que continúa haciéndose cada vez más corta. Si en 1964, un valor incluido en el S&P 500 contaba con una permanencia media de 33 años, en 2016 este periodo se redujo a 24 años y podría reducirse a la mitad en 2027. Entre las causas de esta tendencia destaca el aumento de las operaciones de capital privado, un sólido mercado y fusiones empresariales, así como el impacto de los conocidos como unicornios y decacornios, startups con un valor que supera los 1.000 millones de dólares en el primer caso y los 10.000 millones en el segundo.

Con estos factores en mente, los expertos de Innosight estiman que, al ritmo actual, casi la mitad de los componentes del S&P 500 podrían ser reemplazado durante la próxima década. Una situación que pone de manifiesto que este indicador no es inmune a la disrupción y esta es una característica positiva ya que obliga a la transformación el índice en sintonía con las tendencias de la economía.

El sector minorista es uno de los más afectados, especialmente por el efecto Amazon mientras la creciente influencia de las plataformas digitales aventura cambios importantes en las capitalizaciones bursátiles. Si hace 18 años, General Electric, ExxonMobil, Pfizer y Citigroup lideraban el ranking por valor mercado, ahora son Apple, Alphabet, Microsoft y Amazon los referentes. Sectores como el financiero o el energético también enfrentan terremotos fruto del impacto digital. A ello hay que sumar como muchos decacornios, véanse ANT Financial o Uber, esperan a dar el salto al parqué. Con un valor de mercado que supera con creces los 6.000 millones de dólares exigidos para formar parte del S&P 500, compañías como Airbnb, también son rentables, algo que postula a empresas como la capitaneada por Brian Chesky a irrumpir con fuerza en el indicador.