Bolsa, mercados y cotizaciones
La guerra comercial, ¿una señal o ruido para los mercados?
- El FMI alerta de que las disputas comerciales "amenazan" con descarrilar el crecimiento global
Cristina Cándido
Desde que la semana pasada China rebajara el tono de su discurso y evitara una escalada en la tensión que desde el mes de marzo está protagonizando frente a Estados Unidos por la guerra de aranceles, el fuego cruzado ha dado paso a una tregua que ha propiciado las subidas en las bolsas.
Sin embargo, pese a que en su última intervención el gobierno chino se mostró favorable a valorar la propiedad intelectual de las empresas norteamericanas y comunicó que abrirá la mano frente al sector automovilístico, la incertidumbre no se ha disipado. Ayer mismo el Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó de que las disputas comerciales "amenazan" con socavar la confianza y descarrilar el crecimiento global de manera prematura, en un momento de "positiva y generalizada" expansión económica, con un 3,9% estimado para 2018 y 2019.
Con el riesgo como telón de fondo, no son pocas los inversores que se preguntan si el enfrentamiento entre Donald Trump y su homólogo asiático se quedará en meras palabras, qué sectores serán los más afectados en caso de que estalle una guerra comercial real y su efecto en el mercado.
El efecto en los mercados
La incertidumbre por la crisis arancelaria, sumado a la vuelta de la volatilidad a los parqués es lo que en jaque a los índices de Wall Street, el mercado director, que llegaron a testar hasta en cuatro ocasiones los soportes que presenta en los mínimos del año, y que de ceder, activarían las órdenes automáticas y desatarían el pánico bursátil.
"En nuestra opinión, el motivo fundamental de la actitud generalizada de aversión al riesgo es la combinación del endurecimiento de las condiciones monetarias y unos mercados que descuentan una situación idílica. El banco central más importante del mundo está elevando sus tipos gradualmente y la financiación en los mercados monetarios es cada vez más cara, al tiempo que la liquidez en dólares está disminuyendo. Esta es la verdadera cuestión que debería quitar el sueño a los inversores", recuerda Witold Bahrke, responsable sénior de estrategia macroeconómica de Nordea Asset Management en un informe sobre la guerra comercial. Para la casa de análisis los obstáculos procedentes del plano monetario están cobrando impulso, y el mercado empieza a ser consciente de ello. "Dicho esto, si se produjera una verdadera guerra comercial en forma de medidas concretas, ello podría constituir la gota que colma el vaso para unos mercados bursátiles en fase alcista ya de por sí debilitados", arguye.
¿Un conflicto comercial o por la propiedad intelectual?
"Creemos que el resultado más probable es que ambas partes inicien un dilatado proceso de negociación, en vez de una verdadera guerra comercial. Conviene no perder de vista que, hasta la fecha, no se ha concretado medida alguna: por ahora, se trata de una guerra meramente dialéctica", explica Bahrke. "Sin embargo, a largo plazo, el quid de la cuestión no es el cinturón industrial, sino la protección de la propiedad intelectual. Este asunto muestra una idiosincrasia más estructural, ya que afecta a la ambición de China de convertirse en líder mundial en el ámbito tecnológico, como, por ejemplo, en inteligencia artificial".
En este contexto no hay que olvidar que han sido las compañías tecnológicas las que han estado a la cabeza en el actual mercado alcista los últimos años y muchos creen que el país que gane la carrera tecnológica también se hará con el liderazgo económico mundial. "Por tanto, la transferencia de propiedad intelectual de EE UU a China está pasando al primer plano", añade Bahrke.
Quién gana y quién pierde
Pese a que el pulso entre las dos potencias parezca que pueda saldarse con un ganador, lo cierto es que las propias empresas norteamericanas que provean a China de piezas y componentes para productos que a su vez Pekín vende después en Estados Unidos resultarán perjudicadas.
"Más empresas estadounidenses se verían perjudicadas que aquellas a las que beneficiaría", señala Rita Vohora, directora de inversión del equipo de renta variable de M&G. Para la firma de inversión, las industrias a las que afectaría más negativamente la guerra comercial serían las que fabrican aviones, automóviles, agricultura, semiconductores y productos químicos, mientras que los sectores a las que impactaría positivamente serían las acereras, aluminio, telecomunicaciones, mobiliario y textiles.
"El impacto de una posible guerra comercial no será uniforme en todas las regiones, sectores y temas dentro de los mercados de acciones. Habrá ganadores y perdedores", sostiene Vohora. Por ejemplo, es probable que empresas de sectores cíclicos y tecnológicos es probable que sufran la mayor parte del impacto. Por países, los fabricantes asiáticos como Corea del Sur, Vietnam, Malasia o Taiwan y los exportadores alemanes por los automóviles. "Las acciones que obtienen una gran parte de sus ingresos del exterior sufrirían más que las empresas con orientación nacional. En ese entorno de mercado, ser selectivo y activo será clave", agrega la directora de inversión.