Bolsa, mercados y cotizaciones
El inversor japonés entra en la secuencia de la crisis bursátil
- Si la guerra comercial acaba estallando, el yen se apreciará como respuesta a la incertidumbre
Fernando S. Monreal
Algo está cambiando en Japón. Después de muchos años de una política monetaria laxa, el fin de los estímulos parece estar más cerca. En las últimas intervenciones de Haruhiko Kuroda, el Gobernador del Banco de Japón, ha dejado caer que así puede ser.
"El máximo mandatario de la entidad central nipona podría estar pensando en comenzar a salir de la política monetaria ultralenta actual", aseguran desde Ebury. Un comentario que secundan numerosos analistas como Maxime Alimi, jefe de estrategia de inversión de Axa, quien asegura que "la inflación podría comenzar pronto a consolidarse en el país y esto permitiría la construcción de unas expectativas de normalización de la política monetaria".
Este hecho, unido a la debilidad del dólar estadounidense -desde ING aseguran que las medidas proteccionistas adoptadas por la administración Trump indican implícitamente el deseo del Gobierno estadounidense de un dólar más débil-, tiene consecuencias directas e indirectas en los mercados financieros.
De hecho, podría materializar los conatos de corrección esbozados por el mercado a lo largo de 2018. El primero de ellos ha venido de la mano de la escalada de la tensión entre China y EEUU ante el incremento de aranceles entre ambos gobiernos, algo que podría desatar una guerra comercial.
El segundo, de la mano de Facebook, cuya caída en bolsa está arrastrando a los grandes valores tecnológicos en Wall Street tras conocerse que la consultora Cambridge Analytica, ligada a la campaña presidencial de Donald Trump, accedió sin permiso a los datos personales de 50 millones de usuarios de la red social.
La secuencia a seguir
El efecto más evidente de este cambio de política monetaria se deja ver en la evolución entre la divisa nipona, el yen, y el dólar yankee. El cruce entre ambas divisas cotiza pegado a su nivel más alto de los últimos ejercicios.
Concretamente, desde las elecciones estadounidenses de 2016 en las que Donald Trump se proclamó vencedor por la mínima ante Hilary Clinton, no se veía a un yen tan alto frente al billete verde.
Y esto es algo que no gusta a los tenedores de bonos estadounidenses que se han financiado en Japón. Hasta ahora, estas personas habían aprovechado, como dictan los cánones del carry trade, para financiarse en la divisa de un país con tipos de interés bajos (Japón), para invertir en bonos de algunas naciones que ofrecen rentabilidades más altas (EEUU) y así poder aprovechar las diferencias en el precio del dinero.
Este contexto alcista para el yen estaría alertando de las tensiones bajistas que inocula al resto de mercados, un bono norteamericano a 10 años cerca de la psicológica cota del 3%. Y es que, la venta de papel norteamericano (el bono estadounidense con vencimiento a 10 años ya castiga al inversor con pérdidas que superan el 2,94% en este arranque de año) y el nerviosismo que esto genera en el mercado, obliga a los inversores a deshacer posiciones para recomprar los yenes en los que se han financiado y poder repagar sus deudas, lo que genera una fuerte subida del yen.
Por otro, los compradores nipones de bonos estadounidenses exigen más rentabilidad a los títulos que compran para compensar las pérdidas que el alza de sus divisas les genera, algo que acerca más si cabe al papel estadounidense al 3%. Y es que, no hay que olvidar que Japón es el segundo tenedor de estos bonos en el mundo después de China.
"De esta tendencia se beneficiarán a corto plazo los bonos gubernamentales japoneses", explican desde el banco Mizuho. "Sobre todo", arguyen, "por los mayores costes de cobertura que implica".
Previsiones poco halagüeñas
Históricamente este comportamiento alcista del bono del país norteamericano a 10 años -una de las principales referencias del mercado en el ámbito de la renta fija- no ha sido bien recibido por los inversores del mercado de renta variable, tanto estadounidense como europeo. En este sentido, las previsiones no son halagüeñas. "Los analistas pronostican un yen más fuerte este año a pesar de los aumentos más rápidos en las tipos en EEUU", analizan desde IG.
Por eso, "los inversores extranjeros que deseen invertir en acciones japonesas no deben perder de vista el yen", aseguran desde la agencia. "La divisa nipona está en plena escalada ante unas cotizaciones atractivas", aseguran desde Allianz Global Investors.
Y es que, la moneda nipona sigue siendo "la más barata del mundo" frente a sus comparables, aseguran Sandra Holdsworth y Gareth Gettinby, gestores de inversión en Kames Capital. "Ahora mismo, el riesgo lo representa una posible guerra comercial y la imposición de medidas proteccionistas tras los aranceles sobre la importación de acero y aluminio aprobados por el presidente Trump. Si estos aranceles acaban desencadenando una guerra comercial a mayor escala, creemos que el yen se apreciará como respuesta a la incertidumbre", analizan.