Bolsa, mercados y cotizaciones
España paga menos que en 2016 por la deuda a 30 años
- El cupón es del 2,7% frente al 2,9% de hace dos años
- Ya cubre un tercio de sus necesidades de financiación a medio plazo
Cristina García
Los inversores no ven con los mismos ojos un bono americano y uno español. El primero lidia ya con las expectativas de que habrá más subidas de tipos de las previstas, mientras el segundo se beneficia de tener detrás una de las economías que más crece de Europa y de guardar, pese a ello, una rentabilidad de país periférico. El Tesoro Público español quiso aprovechar precisamente el apetito que existe por la deuda española para lanzar su segunda sindicada del año, colocando bonos con vencimiento a 30 años, en la que recibió, como ya ocurrió en la de enero, una demanda récord.
Si bien el organismo captó 6.000 millones de euros, las peticiones alcanzaron los 25.800 millones. "Un importe récord para una referencia a este plazo", confirmaron desde el Tesoro. Y lo hizo, además, pagando menos intereses que la última vez que lanzó este mismo tipo de deuda, en marzo de 2016. El cupón que abonó entonces fue del 2,9% frente al 2,70% ofrecido este martes.
A diferencia de lo que sucedió en la última subasta de deuda a corto plazo, en esta no fue el inversor asiático el que demostró mayor interés, sino el europeo. La demanda llegó, en mayor medida, desde Reino Unido (30,3%); Francia e Italia (19,2%) y Alemania, Austria y Suiza (19,1%).
Buen ritmo
Ese hambre que hay de deuda pública española, que genera ganancias por precio en lo que va de año, ha facilitado la tarea de que el Tesoro Público cubra, en apenas dos meses, un tercio de sus necesidades de financiación a medio y largo plazo, al captar 35.900 millones de euros a través de este tipo de emisiones cuando el objetivo para todo 2018 se encuentra en los 126.300 millones. En total, es decir, si se incluye también lo que ha captado a corto plazo, la institución suma ya 47.400 millones de euros en lo que va de año.
Además de las subastas ordinarias, la de hoy es la segunda sindicada que el organismo pone en marcha este año. La primera se produjo en enero, pocos días después de que Fitch mejorase la nota crediticia de España, lo que permitió que la deuda del país sea elegible para una gama más amplia de índices de bonos. En la de enero colocó 10.000 millones de euros en papel a 10 años y recibió peticiones de 43.000 millones de euros (récord histórico).
Ya entonces Richard Hodges, analista de Nomura AM en declaraciones a Bloomberg, decía que la actualización de rating de otra agencia de calificación atraería más dinero extranjero hacia la periferia. Esa responsabilidad recae sobre S&P en marzo, que es cuando anunciará si mejora o no la nota del país.