Bolsa, mercados y cotizaciones
El BCE se quedaría sin bonos que comprar si sólo reduce el 'QE' a la mitad
- Algunos miembros creen que no habrá títulos suficientes
Víctor Blanco Moro
El Banco Central Europeo (BCE) tiene diez días para decidir, si no lo ha hecho ya, qué anunciará el próximo 26 de octubre sobre el programa de compras de deuda (QE) que mantiene vigente en la eurozona. Según el propio Draghi, será en esa reunión cuando se detalle el futuro del programa, para el que se espera, según una filtración a Bloomberg del pasado viernes, que se recorte a la mitad en 2018, desde los 60.000 millones de euros actuales, hasta 30.000 millones.
Ésta, según destacaron a la agencia miembros de la entidad, sería la nueva cifra que se compraría todos los meses, desde enero hasta septiembre, lo que supondría una inyección total de 270.000 millones, que se sumarían a los 2,28 billones de euros que habrá comprado la entidad a finales de 2017.
Sin embargo, parece que esta cantidad sería excesiva, según han destacado miembros de la entidad a Bloomberg, ya que hay escepticismo dentro de la entidad sobre la posibilidad de encontrar suficientes bonos para poder cubrir esta cantidad. Se baraja que el límite disponible se agotaría cuando se alcancen los 2,5 billones de euros, con lo que, a partir de enero de 2018, la entidad sólo podría encontrar títulos disponibles por valor de 220.000 millones de euros, a repartir como mejor le convenga. Si se cumpliese el plan de mantener el QE durante 9 meses más, hasta septiembre del año que viene, sólo podrían adquirir poco más de 24.000 euros mensuales.
Según destacan estas fuentes, ciñéndose a las propias normas del BCE realmente sí habría deuda disponible para cumplir con un QE de 30.000 millones de euros mensuales durante 9 meses, pero varios miembros temen que llegue un punto en el que los inversores sean reticentes a vender estos activos. Para apaciguar estos miedos, la entidad estaría valorando la posibilidad de comprar 25.000 millones mensuales.
El miedo a crear tensiones
La principal preocupación del BCE ahora, antes de debatirse con subir tipos, es cómo terminar con el QE sin generar tensiones en los mercados de deuda, como ocurrió en Estados Unidos cuando la Fed acabó con su programa. Francois Villeroy, gobernador del Banco de Francia, destacó el domingo que "nadie debería preocuparse" por el final de las compras de bonos, mientras su homólogo italiano, Ignazio Visco, considera que no debería haber fechas concretas para desmantelarlo, ya que el BCE necesita "flexibilidad" en estas decisiones.
Las reglas del programa
El problema de escasez de deuda disponible para comprar bajo el paraguas del QE está relacionado con las propias normas que establece el BCE para el mismo: sólo comprará, como mucho, un tercio de la deuda disponible de cada país, y la cantidad de bonos que compra depende de la aportación que se haga al capital del BCE. Además, tampoco puede adquirir deuda cuyo cupón ofrezca una rentabilidad inferior al -0,4%. En cuanto a las compras de corporativo, quedan excluidos los títulos del sector financiero europeo.