Bolsa, mercados y cotizaciones

Las dos vías o la UVI para que Popular resucite

  • El banco encara las horas clave para decidir su futuro

Joaquín Gómez

Popular es una caja negra. Cualquiera que diga que sabe lo que va a pasar esta dando opinión y se distancia del pensamiento lento. Pero la realidad, como reconocen desde el banco, es que pensar a un mes vista ya es imposible, y el horizonte es gestionar día a día, incluso hora a hora. La sensación tras la última semana en Popular es que no sabes cuántas horas de vida te quedan después de que el organismo de supervisión europeo bancario haya dicho que está preparado para hacer lo que hasta ahora nunca se ha hecho, probar la primera intervención de un banco en Europa, lo que ni con griegos ni italianos ha llegado a suceder. Las palabras de su presidente, que suenan a poner la venda antes de la herida, han nombrado la soga en casa del ahorcado.

Pero la aceleración de lo que está sucediendo no borra que el equipo que dirige Emilio Saracho trabaje con un plan que tiene dos rutas desde la conciencia de que no hay un problema de solvencia pero que en meses no se cumplirán los ratios de capital del BCE. La primera ruta, la operación corporativa, se ha convertido en el eufemismo de: cómprame a precio de derribo. Y no es un símil desafortunado. Hace unas semana, justo antes de que desembarcaran los interesados en Popular para ver por dentro sus salas de máquinas, el banco llegó a cotizar con un descuento del 64% sobre su valor en libros. Hoy lo hace al 84%, y quien está viendo las tripas aprieta hasta pensar que el descuento debe ser del 100 o más. Sobre todo el tercer candidato Bankia (los dos primeros son Santander y BBVA).

A Bankia lo metió en la fiesta el ministro Guindos para avivar el interés de la subasta, pero su enroque es más complicado. En Bankia hay plena conciencia que el exceso de capital que se ha generado en estos años da para poco más que BMN y una macroampliación para comerse Popular podría llevarse a la entidad por delante si los saneamientos y demandas de los identificados son mayores, lo que no ocurriría con BBVA y, sobre todo, el Santander. Ambos piensan que a un valor que tienda a cero les interesa Popular. Le quitarían a Caixa el liderazgo del mercado nacional, y podrían presentar al mercado una ampliación de capital atractiva que les sirva para otras cosas. Sobre todo ahora, que el interés del inversor institucional americano ha reaparecido. Unicaja es la prueba. Este último interés es el que abre la segunda vía, la ampliación de capital. Lo que ocurre es que cada hora que pasa se duda que Saracho levante de la chistera un accionariado que sería casi nuevo. Los antiguos accionistas se quedarían con una mínima expresión, aunque no se les quitaría el derecho de suscripción preferente. El fracaso de ambas conduce a la UVI de supervisión por las autoridades bancarias. Entonces, ya algo más ordenado, a Popular le valdrá como rescatador cualquiera de los que ahora pujan por él, pero para la marca bursátil España el destrozo será mayor que salvar a Popular.