Bolsa, mercados y cotizaciones
Las entidades que pueden digerir Banco Popular sin atragantarse en el intento
Carlos Jaramillo
Todo el sector necesitaría ampliar capital para poder 'comerse' la compañía ahora presidida por Emilio Saracho. El Santander sería la que tendría que captar menos dinero con respecto a su capitalización. Bankia sería la más beneficiada, pero tendría que realizar el mayor esfuerzo entre los candidatos y las dificultades regulatorias también están en su contra
Cuando está a punto de cumplirse un año desde que el Banco Popular anunció su macroampliación de capital por 2.500 millones de euros, la situación de la entidad sigue sin aclararse, sin mejorar y se le va a acabando el tiempo, toda vez que el flujo de noticias cada vez es más negativo.
La compañía ahora capitaneada por Emilio Saracho continúa subida en una montaña rusa en bolsa, que se mueve en función de los rumores. Las últimas voces apuntan a que la solución -o el intento de solución- estaría en una operación corporativa con otra entidad española que la absorbiese. En un principio, parece que Bankia y el Santander son las más interesadas en poder cazar a Banco Popular, pero la adquisición se antoja espinosa en todos los casos.
"La operación es complicada, porque el problema de quien compre es que no sabe cuáles son los saneamientos adicionales que va a tener que hacer", explican fuentes del sector financiero. Según señalan estas mismas fuentes, el problema es que "un banco se basa en la confianza y si el flujo de noticias induce al temor, se pueden producir círculos absolutamente viciosos. Lo que lleva a que la situación se tenga que solventar en un periodo de tiempo mucho más acotado".
Una operación sin prima
Para el inversor, podría ser interesante la operación corporativa si alguna entidad pensase en ofrecer prima. Contar con ello sería jugar a la ruleta en el casino y no parece que esté en la mente de muchos analistas. "El valor cotiza como si fuese un futuro, lo que no es una buena señal. Y si lo que le hace moverse son los rumores de fusión, yo no los compro", indica un experto que sigue al banco y prefiere no ser citado.
El equipo de análisis de una de las entidades que ha sido nombrada como interesada -BBVA- incide: "No vemos el ángulo de fusión como una razón suficiente para invertir en el Banco Popular". De hecho, desde la firma estiman que el precio objetivo para la entidad en caso de una posible operación podría situarse entre los 0,6 euros y los 0,8 euros por título. Desde Bankinter creen que podría surgir interés en los 0,5 euros por acción, si bien solo dan un 15 por ciento de probabilidad a esta opción. "Parece evidente que al banco le falta poder de negociación y, por lo tanto, es improbable que logre un precio favorable", señalan desde Berenberg, una de las casas de análisis más críticas con respecto al sector en España.
Una de las opciones que está ganando fuerza durante los últimos días es que la firma financiera presidida por Ana Botín sea la que engulla al banco. Los cálculos preliminares de las casas de análisis apuntan a que cualquier entidad que quisiese quedarse con Popular tendrá que realizar una importante ampliación de capital, pero, en términos relativos, la del Santander sería la más modesta.
La posición de capital más débil de la firma cántabra haría que, según las estimaciones de Société Générale, tuviese que captar 12.500 millones de capital para lograr mantener sus ratios y absorber el banco. Sería el que tendría que levantar más dinero, pero también supondría el importe más bajo sobre su capitalización total, del entorno del 15 por ciento.
De acuerdo con los cálculos realizados por UBS a principios de año, el Santander sería la entidad que menos vería reforzadas sus ganancias al absorber Popular. El beneficio neto se elevaría un 14 por ciento entre 2017 y 2019, pero en términos de ganancias por título probablemente quedaría completamente diluido por el número de acciones que tendría que emitir para lograr el capital necesario para afrontar la operación.
El negocio más interesante con el que cuenta Banco Popular es el de pymes, en el que, según los últimos datos publicados -en la situación actual es una incógnita si ha podido mantener los niveles previos-, cuenta con una cuota del 17 por ciento, frente al entorno del 13-14 por ciento que tiene el Santander-. Por contra, el punto negativo es el montante de activos dudosos que tendría que añadir a su cuenta de resultados.
De acuerdo con los cálculos realizados por UBS en el arranque del año, la cifra del Santander en España pasaría del entorno de los 20.000 millones de euros a acercarse a los 55.000 millones y el ratio de activos dudosos se movería de estar cerca del 12,5 por ciento hasta situarse en el 20 por ciento.
"Los cinco grandes bancos del país aumentarían, de media, su exposición a activos problemáticos un 50 por ciento", indican en Société Génerale. "Aunque BBVA y el Santander parecen las opciones más obvias, los retornos no nos parecen atractivos, considerando las cuentas del banco y los riesgos de ejecución", señalan en Berenberg.
Desde que en el arranque del año los rumores sobre una posible operación corporativa del banco comenzaron, todas las miradas apuntaron hacia Bankia como la entidad más favorecida por esta posibilidad, si bien las complicaciones no son pocas y se han incrementado tras la más que posible compra de BMN.
La firma presidida por José Ignacio Goirigolzarri experimentaría un incremento de su beneficio del 137 por ciento en 2019, en caso de comerse al Popular. Tendría que captar 5.800 millones, casi la mitad de su capitalización, es la cifra más baja de todas las entidades que podrían comprar el Popular debido al exceso de capital con el que cuenta. Según indican fuentes de mercado, en este caso BFA no acudiría a la ampliación, lo que permitiría disminuir la participación estatal en Bankia. "La lectura negativa sería la contaminación de las métricas del banco, tanto en términos relativos como absolutos", señalan en UBS.
En caso de que Bankia realizase la macroampliación de capital para poder adquirir Popular, una de las consecuencias probables sería que el Estado pasaría a controlar menos del 50 por ciento de la nueva compañía. Todo esto en un contexto en el que el banco sufre una caída en precio del 98 por ciento desde máximos y del 66 por ciento en los últimos doce meses.