Bolsa, mercados y cotizaciones

La arcadia feliz del palo y la zanahoria


    Víctor Blanco Moro

    Las bolsas han arrancado el ejercicio con subidas, lo opuesto al inicio de 2016, descontando ahora que habrá crecimiento económico, apoyado además por el plan de infraestructuras orquestado por Trump y también por el apoyo fiscal a las empresas de EEUU. La posible guerra comercial con China, junto a la delicada situación de Europa, parecen quedar ahora en segundo plano

    El inicio de 2017 está siendo totalmente diferente para los mercados que el que se vivió hace un año, con el peor arranque de año de la historia de las bolsas. Es algo paradójico, ya que fue el año pasado cuando se descontaba una guerra comercial entre China y el resto del mundo, un evento que finalmente no ocurrió; sin embargo, ahora que Estados Unidos ha recogido el guante y es más posible que nunca que se lleven a cabo una ola de medidas proteccionistas en la primera economía del mundo, las principales bolsas del mundo han arrancado el año sacando músculo, con subidas generalizadas, que han llevado incluso al Dow Jones a superar la cota psicológica de los 20.000 puntos por primera vez en su historia.

    La pregunta es, ¿por qué está mostrando ahora fortaleza el mercado? Ken Polcari, director de O'Neil Securities, explicaba esta semana a elEconomista que "en lugar de fijarse en el unilateralismo y el espíritu proteccionista que ha ensombrecido las últimas semanas, toda la atención ha virado a los resultados empresariales y a las futuras obras de infraestructura, con la reapartura de los oleoductos Keystone XL y Dakota Access en mente". Y es que Trump ha arrancado sin amedrentarse con sus promesas electorales, firmando la construcción del muro con México, pero también iniciando su plan keynesiano para apoyar el crecimiento económico en su país.

    Miguel Ángel Bernal, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles, destaca sobre esto que ahora mismo el mercado está descontando "un impulso al crecimiento, al menos para el próximo año, por el conjunto de medidas keynesianas que el presidente ha prometido: más gasto público, apoyo de instalación de capacidad productiva, medidas para aumentar el empleo, etc, decisiones que parecen confirmar algo muy bueno para el próximo año".

    Espanta al monstruo de la deflación

    Las irrupción de Trump ha servido, al menos de momento, para acabar con el miedo a la deflación que acechaba al mundo y, especialmente, a Europa durante los últimos años. Lo que Draghi no terminaba de conseguir con sus medidas de estímulo en la eurozona lo ha logrado el nuevo presidente de EEUU en muy poco tiempo, eso sí, con el apoyo de la OPEP y el acuerdo de recorte de producción de petróleo, que ha generado subidas para los precios del oro negro, un componente importante de la cesta de precios. En noviembre, la inflación en la eurozona creció a un 0,6 por ciento, y el repunte ha sido más que destacable en diciembre, subiendo medio punto porcentual de una tacada, hasta el 1,1 por ciento. Demasiada inflación podría terminar siendo un problema pero, de momento, Trump ha contribuido a alejar la caída de precios estructural, que se veía como un riesgo grave en el Viejo Continente.

    Evolución de la bolsa y reformas

    De momento, el mercado ya está siguiendo el señuelo de Trump y ha encarado la cuesta arriba desde las elecciones, sin frenar el impulso alcista con la llegada del nuevo año y la investidura del magnate como presidente de Estados Unidos: el Dow Jones industrial sube más de un 12 por ciento desde las elecciones, y un 1,6 por ciento en lo que va de año, mientras el S&P 500 lo hace en un 10 y 2,5 por ciento, respectivamente.

    Los buenos resultados empresariales en EEUU -en lo que va de temporada de resultados han presentado cuentas 148 empresas del S&P 500, con 77 sorpresas positivas para sus ingresos, y 71 negativas; los beneficios de estas compañías han sido de media un 3,3 por ciento superiores a los que estimaban los expertos encuestados por Bloomberg- sin duda han contribuido en los avances, pero no se puede obviar que quien invierte ahora lo hace con un ojo puesto en qué se puede esperar de Trump. Para empezar, la reforma fiscal que ha prometido, que pretende rebajar los impuestos de sociedades en EEUU desde el 35 por ciento actual -uno de los más elevados del mundo-, hasta el 15 por ciento, promete servir de impulso para los beneficios de las compañías, lo que las hace más atractivas en bolsa. Incluso, hay quien piensa en el mercado que esta reforma podría tener efectos retroactivos, y afectar a las empresas desde el inicio de 2017, aunque se firme más tarde. Esta medida, combinada con recortes de gastos por parte de la banca, haría que los beneficios por acción de este sector llegasen a crecer "entre un 28 y un 38 por ciento el año que viene, frente al escenario base", apuntan desde el banco de inversión americano Keefe, Bruyette & Woods.

    Otra medida que gusta al mercado es la referente a la repatriación de cajas por parte de empresas estadounidenses que las tengan registradas en otros países. Este dinero se graba ahora a un 35 por ciento, y Trump pretende rebajar la presión hasta el 15 por ciento, una medida que gustará a los titanes de la tecnología de Sillicon Valley: según Moody's, las firmas estadounidenses tienen 1,75 billones de dólares guardados en el extranjero, de los cuales 847.000 millones son de empresas tecnológicas. Apple tendría más de 200.000 millones de dólares fuera de EEUU, según la agencia.

    Si bien las bolsa se está comportando bien durante los primeros días de Trump en la Casa Blanca, siempre existe el riesgo de que la tendencia cambie y los inversores empiecen a vender. Además de la posibilidad de que el presidente finalmente cumpla sus promesas electorales en lo que respecta al aumento de aranceles para productos extranjeros y la guerra comercial con China -ya firmó la construcción del muro en la frontera con México, lo que ha generado que el presidente Peña Nieto cancele su viaje a Estados Unidos-. Miguel Ángel Bernal, del IEB, cree que habrá que esperar a ver "a partir de junio todo tipo de indicadores adelantados, como los PMI, la confianza del consumidor...", además de controlar a final de año "cómo han ido los resultados empresariales y si se cumplen las previsiones de las corporaciones americanas". El otro factor a tener en cuenta, explica Bernal, es "el discurso de la Reserva Federal, ya que se puede empezar a preocupar por el aumento de la inflación que puede generar Trump".