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Shell es un pozo de rentabilidad por dividendo del 6%


    Irene Hernández

    Después de un año en el que el sector energético ha sido el más alcista de Wall Street y el segundo con mayor crecimiento en Europa, Royal Dutch Shell se presenta como una de las firmas que, tras el repunte del petróleo, hay que tener en cartera de cara 2017.

    El reciente acuerdo para reducir la producción de crudo y aliviar el exceso de oferta plantea un escenario en el que conviene pensar incluir petroleras en la cartera. Este sector es, precisamente, el que mejor se ha comportado en Wall Street y el segundo más alcista de Europa este año. Por ello, es indispensable buscar aquellos valores que puedan seguir aguantando estas subidas en 2017, y Royal Dutch Shell es uno de los más sólidos.

    La segunda mayor petrolera europea por capitalización cuenta con la mejor recomendación de compra del sector a nivel mundial. El consenso de mercado otorga a la compañía un potencial de hasta el 23% para algunas firmas de análisis tras revalorizarse en bolsa cerca de un 23% en este año.

    Uno de los principales atractivos de Royal Dutch Shell es el crecimiento de beneficios que protagonizará en los próximos ejercicios. Tras estar cerca de multiplicarse por cuatro este año -hasta los 6.640 millones-, sus ganancias se duplicarán en 2017, rozando los 14.500 millones de euros. Aunque los precios del crudo siguen siendo "un reto significativo" para el negocio, asegura el CEO de la compañía, Ben van Beurden.

    La rentabilidad por dividendo con el beneficio actual es otra de sus fortalezas. Rondará el 6,6% durante los tres próximos años, la mayor de entre el sector europeo. Unos puntos fuertes que hacen que Royal Dutch Shell forme parte de dos de las carteras de elEconomista: Eco30 y elMonitor.

    JP Morgan destaca que "el modelo industrial de la compañía se ha fortalecido notablemente" en los últimos años gracias a que "ofrece una buena diversificación, fuerte combinación de operadores y una saludable exposición a la OCDE". El banco de inversión norteamericano considera que la compañía "ofrece una combinación de oportunidades mayor que la de sus comparables". Sin embargo, la petrolera se enfrenta al efecto divisa, que puede "pesar en sus cuentas" ya que los principales ingresos y costes de Royal Dutch Shell son en dólares mientras que su sede se encuentra en Reino Unido, explican desde Citigroup.

    A largo plazo, Royal Dutch Shell apostará más allá de los combustibles fósiles y estudia adquisiciones en el sector de las energías verdes, según Bloomberg. "Por primera vez, las petroleras tienen que pensar seriamente en el futuro", afirma Citigroup. A lo que Royal Dutch Shell responde que la compañía tendrá presencia en el negocio durante "muchas décadas" ya que se centra más en el gas natural y la expansión de sus empresas de nueva energía.

    Desafiando a Trump

    A principios de este mes, Royal Dutch Shell firmó un acuerdo con Irán para realizar prospecciones en tres de sus mayores campos de petróleo y gas. Con esta operación, el grupo desafía al presidente electo, que se comprometió a dar marcha atrás al acuerdo que levantaba la sanción impuesta al Gobierno iraní impidiendo así a este tipo de compañías hacer inversiones allí.