Bolsa, mercados y cotizaciones

Nadella resucita a la Microsoft de Bill Gates

  • Sus acciones se disparan un 68% desde su llegada a la presidencia

Javier García Casco

Las presentación de unos resultados trimestrales mejores de lo esperado sirvieron para aupar, por vez primera en su historia, a las acciones de Microsoft por encima de los 60 dólares, un nivel que se había erigido como verdadero 'cortafuegos' para los títulos de la compañía que ni siquiera bajo el mandato de Bill Gates ni al calor de la burbuja de las 'puntocom' había logrado superar esa barrera. Lo más cerca que estuvo de superar ese nivel fue en diciembre de 1999, cuando, pocos meses antes del desplome bursátil, sus acciones cerraron sesión a 53,6 dólares.

Sin embargo, la presentación de unos resultados mejores de lo previsto encendieron la llama necesaria para que sus acciones se disparasen un 6,6% y asaltasen el nivel de los 60 dólares por acción. La compañía sorprendió positivamente al mercado al declarar unos ingresos trimestrales de 22.384 millones de dólares, un 2,9% por encima de las estimaciones de los analistas que recoge Bloomberg, mientras que sus beneficios, de 5.989 millones de dólares, se situaron hasta un 11% por encima de lo previsto. 

La llegada del directivo de origen indio Satya Nadella a la presidencia de la compañía ha catapultado a las acciones de Microsoft que, desde febrero de 2014, fecha en la que Nadella tomó posesión, se disparan un 67,8%, casi el doble que el Nasdaq, que avanza un 39,5% en el mismo período de tiempo. "Creemos que Satya Nadella, con su experiencia en el segmento de almacenamiento en la nube, ha mejorado notablemente la imagen de Microsoft" señalan desde JP Morgan. Este optimismo en los mercados ha venido acompañado de una mejora de las perspectivas que manejan los analistas, que han mejorado su recomendación sobre los títulos de la compañía hasta devolverlos a zona de compra, terreno del que se había alejado en los dos años previos a su llegada, cuando se aproximaban peligrosamente a la venta.

No en vano, la subida de sus acciones se ha correspondido con una revisión al alza de las perspectivas de los analistas que siguen a la compañía. El consenso de mercado baraja un precio objetivo de 63,4 dólares, lo que sitúa su potencial alcista en el 6%. Sin embargo, en febrero de 2014, cuando Nadella tomó posesión de su nuevo puesto, los analistas situaban su precio justo en los 38,8 dólares, apenas un 2,3% superior al precio que rondaban sus acciones por aquel entonces.

Desde su llegada, Nadella ha encaminado los esfuerzos de la compañía hacia el desarrollo de su servicio de almacenamiento en la nube como gancho que permita abrir un abanico de servicios para los clientes. "Una vez que las empresas escogen uno de nuestros servicios en la nube, contratarán más" señalaba el propio Nadella. Una estrategia que parece estar dando éxito a la compañía, ya que, como destacan desde JP Morgan "más del 60% de las empresas del Fortune 500 están suscritas a, al menos, tres ofertas de almacenamiento en la nube de Microsoft". 

Este cambio estratégico encaminado a la potenciación de su segmento cloud ha llevado a que esta línea aporte ya el 29% de los ingresos totales de la compañía, 4 puntos más que en el año 2014, cuando su contribución ascendía al 25% del total. El impulso de este segmento ha reavivado el interés de los inversores por las acciones de la compañía. Como destaca un informe de JPMorgan "Azure (la plataforma de almacenamiento en la nube, que presta servicios a startups como Airbnb o Reddit) sostiene el optimismo que rodea los resultados trimestrales". No en vano, esta aplicación aportó unos ingresos de más de 400 millones de euros durante el último trimestre fiscal, más del doble que en el mismo período del año pasado. En suma, el segmento de almacenamiento en la nube ha aportado durante el trimestre 6.382 millones de euro, lo que representa un 8,3% más que en mismo período del año anterior.

Su determinación por potenciar esta línea de negocio encierra una doble apuesta: por un lado, hacerse fuerte en una área en constante expansión y, por otro, reforzar su negocio sus clientes corporativos y sortear así el estancamiento de su segmento de particulares que se enfrenta a la amenaza de la piratería. No en vano, este ha pasado de aportar el 46% de su facturación en el mismo período del año anterior al 41,5% en su último trimestre fiscal.

Microsoft no afrontaba su mejor momento cuando se produjo el relevo. La retirada de Bill Gates de la primera línea de la compañía en el año 2000, cediendo el testigo a Steve Ballmer, su antiguo compañero de residencia en la Universidad de Harvard y mano derecha en Microsoft, agotó las ideas en una compañía que no terminaba de dar con la tecla para reeditar el éxito cosechado con sistemas operativos como Windows 98 y XP. 

La decepción de los inversores por unos beneficios que no terminaban de crecer al ritmo esperado se materializó en un fuerte descenso de sus acciones, que desde que comenzaron las especulaciones sobre un futuro relevo en la compañía hasta que Ballmer abandonó la misma cedieron un 23,7%. Así, el avance de sus competidoras Apple y Alphabet provocó que Microsoft se viese sobrepasada, pasando a ser la tercera compañía más grande del mundo por capitalización bursátil, agitó el nerviosismo en la cúpula de la firma durante los últimos coletazos de la época Ballmer. 

Nokia, un regalo envenenado

A finales del año 2013, tan solo unos meses antes de poner fin a 14 años al frente de la empresa, el empeño personal del por entonces presidente de Microsoft, Steve Ballmer, por abordar un cambio de rumbo y tomar el control de Nokia desató las hostilidades en el consejo. Según relata Businessweek, Ballmer pretendía adquirir los segmentos de dispositivos y de servicios de mapas del fabricante finés, mientras que los miembros del consejo no querían "ni una ni otra". Finalmente, como decisión salomónica, se acordó desembolsar 7.200 millones de euros para comprar tan solo el segmento de dispositivos móviles.

La compra se culminó en el mes de marzo de 2014, después de que el regulador diese el visto bueno, lo que recayó como una patata caliente sobre Satya Nadella, que había tomado posesión tan solo un mes antes. No en vano, Nokia se había visto sobrepasada hasta tal punto de pasar de cosechar beneficios de más de 5.595 millones de euros en el año 2009 a cerrar el ejercicio anterior a su compra por la tecnológica en números rojos.

Sin embargo, el recuerdo del cuantioso pago por el fabricante finlandés no ha condicionado el modo de actuar de Satya Nadella, que imbuido por la filosofía de la compañía en la que lleva enrolado los últimos 24 años, decidió aplacar cualquier tentativa de elevar su cuota de mercado en el segmento de móviles por encima del 4% con el que contaba por aquel entonces. De hecho, los resultados trimestrales que acaba de presentar la compañía reflejan un desplome del 70% en la facturación de su segmento de dispositivos móviles.