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Dos premios Nobel de Economía destapan las trampas del mercado


    efecom

    Las trampas del mercado son eficaces para "pescar" incautos y arrastrarlos con falsas necesidades a pagos exagerados en compras importantes como una vivienda, nos alertan dos premios Nobel en el libro La economía de la manipulación.

    La presión de la competencia empuja a directivos y empresarios a practicar el engaño y la manipulación, según George A. Akerlof (Nobel de Economía en 2001) y Robert J. Shiller (que obtuvo el galardón en 2013), y autores de Animal Spirits.

    Aunque no se consideran ningunos "antisistema", admiten que su nuevo libro (editado por Deusto) no será muy popular para quienes piensan que adoptan las mejores decisiones por sí mismos.

    Artimañas del sistema económico

    El ensayo repasa con seriedad y también con un toque de humor, y sin apenas jerga económica, las artimañas que pueblan el sistema económico (desde las finanzas a la salud y hasta la alimentación) y que a juicio de los autores es necesario que todo el mundo conozca.

    Una de las figuras con las que ilustran su visión dual de la economía de mercado es la contraposición "tragaperras buenas-tragaperras malas".

    Esta máquina, que se inventa a finales del siglo XIX con la función de expendedora (al introducir una moneda por la ranura se abría un cajón con objetos como anteojos para la ópera), muy pronto empezó a utilizarse como "adictivo" para premios de azar.

    Desde entonces hasta nuestros días, los jugadores acuden a ellas movidos por la compulsión, a sabiendas de que perderán, en una muestra de lo que es un "incauto psicológico".

    Así, "en la medida en que las debilidades puedan ser rentables, serán generadas y alimentadas", y esto afectará tanto a "incautos psicológicos" como los del anterior ejemplo, como a "informacionales", los que actúan según una información intencionadamente preparada para inducir a error. Es el caso de los accionistas de Enron, considerada entre 1995 y 2000 "empresa más innovadora" por la revista Fortune, a pesar de que ahora es sinónimo de timo empresarial planificado (maquillaban sus cuentas para ocultar sus enormes deudas).

    Señuelos ingeniosos

    Según Akerlof y Shiller, hay tantos "pescadores" y son tan ingeniosos en la variedad de sus señuelos que "todos somos atrapados más pronto o más tarde, sin importar lo precavidos que intentemos ser", y la consecuencia e que la mayoría de los adultos, incluso en países ricos, se van a la cama preocupados por cómo pagar sus facturas.

    De este modo, algunas empresas fijan como objetivo el 1% de los momentos de una vida en que una persona precavida baja la guardia de su cautela presupuestaria (nacimientos, bodas, defunciones y situaciones similares).

    También juegan con que como consumidores "somos proclives a pagar demasiado cuando salimos de nuestra zona de confort para hacer una compra cara e infrecuente", como una vivienda o un coche.

    Este escenario no se produce por la maldad generalizada de los empresarios, advierten, sino porque las presiones competitivas llevan a premiar comportamientos poco escrupulosos para sobrevivir, y los mercados no regulados "raramente recompensan el heroísmo de los gestores que se reprimen de aprovecharse de las debilidades psicológicas o informativas de sus clientes".

    Estas presiones son las que llevan a comprar -y a pagar demasiado por ello- productos que no necesitamos, a trabajar en empleos que tienen poco sentido para nosotros y a preguntarnos que por qué nuestras vidas se han desperdiciado.