Bolsa, mercados y cotizaciones

Los nervios se apoderan del mercado: el bono alemán vive su peor racha en 9 años

  • Los inversores han perdido en dos semanas lo ganado desde el inicio del año

Javier G. Jorrín

En toda la crisis económica no se había visto una racha tan mala del bono alemán: ocho sesiones consecutivas de subida de su rentabilidad. Desde junio de 2006 no se producía un deterioro tan largo, lo que pone de manifiesto el nerviosismo de los inversores.

Si en una sola sesión hay lágrimas, sonrisas y otra vez lágrimas, en los bancos de inversión, es porque hay mucha incertidumbre y demasiado en juego. Esto es lo que ha ocurrido hoy a medida que los mercados bajaban, subían y volvían a bajar en una jornada de mucha volatilidad y poco volumen. El deterioro tan repentino que ha sufrido la deuda europea ha cogido a muchos inversores en fuera de juego, con las carteras muy expuestas a bonos y con los precios en máximos históricos. La vuelta ha sido tal que en apenas dos semanas se han evaporado las ganancias conseguidas en un gran inicio de año. "La corrección está sorprendiendo mucho, sobre todo por la verticalidad", explica Diego Triviño, jefe de Análisis de Intermoney.

La volatilidad de la sesión ha sido el mejor reflejo posible del nerviosismo que hay en el mercado, más si se tiene en cuenta que los volúmenes de negociación no están siendo muy elevados, según confirman fuentes de mercado. "El bajo volumen está fomentando los movimientos tan bruscos", indica Triviño. Este escenario refleja que los inversores están muy expuestos y que se resisten a vender sus posiciones, con la esperanza de que la caída se dé la vuelta en algún momento. El bono español a 10 años empezó la jornada con fuertes pérdidas, lo que se tradujo en un aumento de la rentabilidad exigida hasta el 1,9%, su nivel más alto en medio año.

A media mañana, el mercado se dio la vuelta y los inversores empezaron a ver al bono español revalorizarse. En otras palabras, la rentabilidad exigida caía hasta el 1,7%: en apenas dos horas había descendido 20 puntos básicos (sirva como comparativa, que el Bund cayó en 2014, uno de los mejores años en décadas para la renta fija, 200 puntos básicos). Sin embargo, la alegría duró muy poco, hasta que la consultora ADP publicó los datos de creación de empleo privado no agrícola del mes de mayo. Los expertos esperaban que se anunciase un incremento de 200.000 nóminas y el dato publicado se quedó en 169.000. Fue el golpe definitivo que volvió a empujar las rentabilidades y a derrumbar los precios. El español avanzó al cierre de la sesión hasta el 1,89%, su nivel más alto desde el 12 de diciembre.

Toma el dinero y corre

Este escenario de volatilidad ha sido una constante en todas las plazas europeas durante la sesión. El bono alemán a 10 años ha sumado hoy su octava sesión de pérdidas, una racha tan mala como nunca se había visto en la crisis. Hace dos semanas, los inversores se frotaban las manos con la esperanza de que la rentabilidad del Bund cayese a negativo, hoy se frotan los ojos incrédulos al ver a sus títulos cerca del 0,6%. "El mercado ha mandado una señal clara: ni siquiera el bono alemán a 10 años se compra al 0% de rentabilidad", indica Víctor Alvargonzález, Director de Inversiones de Tressis.

Ni siquiera las compras millonarias del Banco Central Europeo (BCE) han conseguido frenar la corrección del mercado de deuda. El mercado pedía una corrección, ya que todos los inversores estaban muy comprados, y finalmente ha ocurrido, aunque de una forma más vertical de lo que se esperaba. Esta caída poco tiene que ver con Grecia o con otras incertidumbres geopolíticas, ya que los inversores no están buscando protección en los activos refugio como el Bund, sino que se debe a la sobrecompra que había en el mercado.

La recuperación de la economía de la eurozona, con los buenos datos publicados en los últimos meses, invita a pensar que el programa de compras del BCE está dando resultados. Si se confirman estas buenas sensaciones, generarán dos efectos: la inflación se recuperará antes de lo esperado, lo que provoca un fuerte deterioro de las rentabilidades reales de los bonos (que se calculan restando las previsiones de inflación a las rentabilidades nominales), y que la política monetaria tan expansiva durará menos tiempo de lo previsto.