Bolsa, mercados y cotizaciones
Guía básica para invertir en fondos
Cristina García
No es el resultado de ningún estudio pero este año, seguramente, una de cada dos personas que ha acudido a su banco en busca de información sobre distintos productos de ahorro habrá salido de él con la ficha de un fondo de inversión bajo el brazo. En ella suele incluirse todo tipo de detalles sobre el mismo, pero no la información más básica... ¿Qué es un fondo de inversión?
- Dónde está tu dinero cuando se lo das a un fondo
Hay que partir de la base de que un fondo de un inversión es un instrumento de ahorro que agrupa a un gran número de personas -partícipes a partir de ahora- que quieren invertir su dinero de la mejor forma posible. Los partícipes realizan aportaciones de dinero, que un gestor decide dónde invertir. Las opciones son múltiples: acciones, renta fija, derivados, otros fondos de inversión... O incluso una mezcla de todos ellos.
- Gestión profesional... ¿A cambio de qué?
Tener a un gestor pensando constantemente dónde se encuentran las mejores oportunidades para su dinero tiene un precio: las comisiones. Básicamente son cuatro: la de gestión, depósito, suscripción y reembolso. Aunque la que responde a esa tarea es la primera, la de gestión, que se descuenta de forma diaria y automática del valor liquidativo del producto -esto es el precio de cada participación-, lo que significa que el rendimiento que muestra el fondo ya tiene descontado ese gasto -el importe exacto de la comisión está disponible en el folleto del producto-. La de depósito funciona igual y nunca podrá superar el 0,2% sobre el patrimonio efectivo del fondo. Después está la de suscripción, que se paga cada vez que se compra una participación del fondo y normalmente suele ser un porcentaje de la cantidad invertida -tendrá que mirar si el producto elegido la tiene porque no todos la incluyen-. Y por último está la de reembolso, que se cobra en el momento en el que el partícipe vende su participación. "Es un instrumento democrático porque siempre se paga el mismo porcentaje en comisiones con independencia del importe que se invierta", explica Antonio Salido, director de márketing de Fidelity. A cambio, el inversor tiene detrás un gestor con el conocimiento necesario para buscar oportunidades a nivel global.
- Acceso fácil a mercados complicados
Es otro de los rasgos de los fondos de inversión, que son una puerta de entrada -de fácil acceso- a mercados que por otras vías son inaccesibles para el particular. Mediante estos vehículos, el inversor puede tener en su cartera acciones -o cualquier otro tipo de activo- que de otra manera -mediante alguno de los brókers habituales, por ejemplo- sería imposible. De manera que para ganar presencia en China, por ejemplo, el modo más sencillo es a través de los fondos de inversión -igual que sucede en el resto de los BRIC; Brasil, Rusia o India-. Basta con elegir un producto acorde a sus objetivos dentro de la categoría en cuestión -los fondos se agrupan por categorías en función de dónde invierten- y con él tendrá en el acto una cartera diversificada por sectores y países que de no ser por el fondo de inversión tendría que configurar por sí mismo.
- Existe un fondo para cada bolsillo
El coste de configurar un portfolio por cuenta propia siempre va a ser más elevado que el de comprar una cartera ya hecha a través de un fondo de inversión. Porque además existe un tipo de fondo para cada bolsillo, los hay con importes de acceso bajos hasta elevados. La aliada para encontrar el suyo es la clase del producto, que por norma general está especificada en forma de letra al final del nombre del fondo. Lo que significa que un mismo fondo puede tener dos clases -o tres o cuatro...-, una dirigida a institucionales y otra a minoristas. Para saber cuál es cuál debe consultar el folleto del producto que suele estar disponible en la propia gestora o registrado en la Comisión Nacional del Mercado de Valores. En él, también, podrá encontrar cuál es el riesgo que supone invertir en ese fondo sobre una escala del uno -poco riesgo- a siete -el máximo-, además de otra información útil.
- Un plus en la fiscalidad
Uno de los rasgos más conocidos de los fondos de inversión son sus ventajas fiscales. A diferencia de lo que sucede cuando se invierte en otra clase de productos, los beneficios o las pérdidas que se consigan al invertir en un fondo de inversión no se materializan hasta el reembolso -venta- de las participaciones. Dicho de otra manera: el inversor no paga ningún impuesto hasta que no venda sus participaciones. Llegado ese momento, las plusvalías se consideran ganancias patrimoniales, por lo que se integran en la base imponible del ahorro. Este año, según la reforma fiscal que anunció el Ejecutivo en 2014, eso significa asumir un tipo impositivo del 20%, hasta 6.000 euros; del 22% entre 6.000 y 50.000 euros y del 24%, a partir de los 50.000 euros. Hay que tener en cuenta que si las plusvalías no se materializan hasta 2016, la escala será distinta. Para entonces las rentas del ahorro tributarán al 19, 21 y 23%.