Bolsa, mercados y cotizaciones

¿Se puede ganar invirtiendo en el mercado de divisas?



    "El año ha empezado movido". Este es probablemente uno de los comentarios más utilizados entre los inversores y analistas estos días. La fuerte caída del petróleo, el enésimo capítulo de incertidumbre en Grecia o los vaivenes de la renta variable son algunos de los factores que más están marcando estos primeros compases de 2015.

    El mercado de divisas tampoco se ha quedado al margen, especialmente por la decisión del Banco Central suizo (SNB) de dejar libre el tipo de cambio del franco con el euro. El día 15 de enero, a los pocos minutos de anunciar la decisión, el franco suizo se revalorizó más de un 40% frente al euro. Movimientos parecidos, aunque de menor magnitud y en un periodo más largo, se han producido en los últimos meses en el cruce euro/dólar o entre la divisa norteamericana y monedas de países emergentes como Rusia y Brasil.

    Ante tanta volatilidad no es de extrañar que más de un inversor se pregunte de qué manera se puede participar en el mercado de divisas.

    Un primer aspecto a tener en cuenta es que las divisas son el único activo financiero cuyo valor es relativo, no absoluto. Las acciones, los bonos, los futuros de materias primas, los tipos de interés, etc. tienen todos una cotización determinada cuyo precio no está referenciado (aunque sí relacionado) a ningún otro activo. En otras palabras, que suba uno no implica que el otro baje, o al menos no en la misma proporción.

    Pero en el mercado de forex, lo que sube una divisa lo baja la contraparte, lo cual introduce mayor dificultad a la hora de establecer un tipo de cambio objetivo. Además, los factores que intervienen en los movimientos de las divisas son de naturaleza diversa (políticos, macroeconómicos, financieros?) y frecuentemente de difícil cuantificación.

    ¿En cuánto debería depreciarse el euro?

    Por ejemplo, ¿en cuánto debería depreciarse el euro frente al dólar por el hecho que el Banco Central Europeo haya decidido emprender un programa de expansión cuantitativa?, ¿qué valor negativo se le debería dar a una posible salida de Grecia del euro frente a la libra esterlina?, ¿cómo afecta a la economía europea la caída del petróleo y qué parte de ese mayor crecimiento debería recoger la divisa de la Eurozona frente al yen japonés?

    En las acciones o en los bonos, éstos y otros factores pueden incorporarse a unas previsiones de flujos de caja cuyo valor descontado al presente nos puede dar una indicación de precio objetivo del activo. Pero no así en las divisas.

    Otra particularidad del mercado de divisas es que a diferencia de otros activos el mercado, está dominado por actores cuya finalidad principal no es la especulación financiera sino comercial o industrial. Aunque existen inversores financieros, la mayor parte de las transacciones que se realizan diariamente en el mercado de divisas están hechas por particulares o empresas para comprar o vender un producto o servicio. Predecir, por lo tanto, los volúmenes de compra o venta para este tipo de actividad no es sencillo, y menos a corto plazo. Por si todas estas particularidades no fueran suficientes, los costes de comprar o vender divisas suelen ser más elevados que para otros activos, lo cual hace menos atractiva una inversión especulativa.

    En conclusión, a pesar de que el mercado de divisas ofrece oportunidades de obtener buenas rentabilidades con un riesgo moderado, existen factores particulares que lo hacen desaconsejable para el inversor medio. No obstante, la exposición a divisa mediante la compra de activos que no coticen en euros es una buena manera de participar en dicho mercado siempre que se tenga en cuenta el riesgo añadido que ello supone. Y si no que se lo pregunten a los inversores suizos que el día 15 de enero tenían activos cotizados en euros en sus carteras. De un plumazo ¡perdieron un 30%!

    David Gonzalvo es miembro de CFA Society y CEO de inveo.es