Bolsa, mercados y cotizaciones
El Ibex entra en negativo en el año en una semana de pánico general
Los mercados alcistas no tienen resistencia y los bajistas no tienen soporte" es la irónica frase que se atribuye al analista Ed Downs y que bien podría definir el comportamiento de todos los principales activos de inversión -tanto en bolsa como en deuda- a lo largo de esta última semana, que han presentado importantes correcciones después de semanas de excesos.
El efecto 'te lo dije'
Así, se cumplían las advertencias que hace semanas habían hecho gurús como Warren Buffet o Mohamed El-Erian, de que se estaba formando una burbuja en ciertos activos, especialmente los de renta fija. La culpa se ha atribuido de forma unánime a los bancos centrales y sus grandes inyecciones de liquidez, y se ha vuelto a comprobar una vez más esta semana, con la confirmación por parte del Banco de Japón (BoJ) de que no piensa añadir más medidas a su plan de estímulo cuantitativo y cualitativo, dado que de momento la economía nipona está dando muestras de empezar a funcionar. Si a esto se le suma el debate instalado en el seno de la Reserva Federal entre halcones y palomas, junto con la posibilidad de que el Tribunal Constitucional de Alemania declare ilegal el programa OMT de compras de activos del BCE, el temor a que termine el chute de liquidez quedó servido entre unos inversores adictos a los estímulos. Lo más paradójico es que se está creando una dinámica de miedo y ventas cada vez que las autoridades monetarias de EEUU y Japón hayan indicios de que sus respectivas economías están mejorando. Para muestra un botón: el lunes de esta semana, la agencia S&P optó por cambiar la perspectiva de rating de EEUU de "negativa" a "estable"por primera vez en dos años. Ese día, tanto el Dow Jones como el Nasdaq y el S&P 500 cerraron prácticamente planos.
Tampoco contribuyeron a aliviar el cierre semanal los datos macro que se publicaron en EEUU, de los que todo el mundo estaba pendiente: tanto el dato de la producción industrial como el del índice de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan y la balanza por cuenta corriente fueron inferiores a lo esperado, e impulsaron el pesimismo en Wall Street. Así, el Dow Jones cerró la semana acercándose peligrosamente a la cota psicológica de los 15.000 puntos, con pérdidas semanales del 1,16%, mientras que el S&P 500 se ha dejado un 1,01% en el mismo periodo.
Más espectacular fue, sin embargo, el comportamiento del T-Note, el bono estadounidense a diez años: las ventas del pasado miércoles llegaron a marcar máximos anuales del 2,228%, después de protagonizar ventas prácticamente ininterrumpidas desde el 2 de mayo.
Tres cuartos de lo mismo pasó con el bono alemán a diez años, el otro activo de renta fija considerado como de refugio. El 10 de junio marcaba su cotización máxima en el año, en 1,601%, culminando un rally vendedor que había comenzado el 2 de mayo, día en el que cotizaba en 1,165. No obstante, gracias a las compras de los últimos días el bund ha cerrado la semana en 1,514%.
Con todo, estas noticias causaron mayor desazón en los mercados emergentes, cada vez más dependientes de los volantazos que puedan dar un dólar y un yen -considerados como hard currency- debilitados. Así, las bolsas de los países BRIC han cerrado con pérdidas en cinco días que van desde el 1,52% que se ha dejado el RTS ruso hasta el 5,8% del CSI 300 chino, pasando por el 3,79% que ha retrocedido el Bovespa brasileño en el mismo tiempo. El Sensex indio ha entrado en negativo en el año, despidiéndose de la semana con pérdidas del 1,29%.
Todo esto ha sucedido en una semana que se despide con un hecho insólito: por primera vez en la historia, el proveedor de datos MSCI ha degradado a un país desarrollado, Grecia, a la categoría de emergente.
Semana catastrófica en España
Quien también ha vuelto al terreno negativo en el año ha sido el Ibex 35, que con el retroceso de la última semana -un 2,37%- ya se deja un 1,18% en lo que va de ejercicio. El selectivo llegó al cierre de la sesión de marcando unos exangües 8070,9 puntos que le dejan a un 3,5% de sus mínimos en el año, que marcó el 8 de abril en los 7.787,1 puntos.
Esta semana el principal indicador de la bolsa española también ha sido noticia, después de que el Comité Asesor Técnico (CAT) decidiera retirar a Abengoa del selectivo, lugar que pasará a ocupar Ebro Foods a partir del próximo 1 de julio. La compañía alimentaria llevaba fuera del Ibex desde abril del año pasado, y ha conseguido regresar a la quinta intentona pese a cumplir los requisitos de liquidez y volumen exigidos por el CAT. Otro valor español que ha dado que hablar ha sido Inditex, cuyos resultados correspondientes al primer trimestre fiscal han reflejado que su crecimiento se está ralentizando: sus ingresos este año han crecido un 2%, mientras que en trimestres anteriores había crecido a un ritmo de entre el 20 y el 30%.
La agitación global en la renta fija tampoco pasó a España por alto. De hecho, los inversores volvieron a recordar que la deuda del Reino de España -junto con la de Italia- siguen siendo activos conflictivos, y los temores a que el BCE no pudiera ir al rescate de ambas economías si finalmente se materializa el veto alemán provocaron ventas en ambos títulos. En el caso del bono español a una década, los rendimientos repuntaron hasta marcar máximos en la semana del 4,66%, aunque la aparición de manos compradoras en el último momento permitieron que retrocediera hasta terminar en 4,585%. Los títulos transalpinos no sufrieron tanto meneo: se despidieron con un rendimiento del 4,27%.
Como consecuencia de estos movimientos, la prima de riesgo -medida por la rentabilidad adicional que exige el inversor al bono español a diez años frente a su homólogo alemán- avanzó 7 puntos básicos en el cómputo semanal, volviendo a romper el nivel psicológico de los 300 puntos básicos al terminar en 307 puntos, un nivel que no se veía desde el 26 de abril. El diferencial italiano retrocedió a niveles de la misma fecha, al terminar en 276 puntos básicos, 12 puntos más que la semana pasada.
Para poner la puntilla, la agencia S&P ratificó la perspectiva negativa sobre el rating del Reino de España, al considerar que siguen existiendo riesgos pese al "sólido compromiso" de España con las reformas.