Bolsa, mercados y cotizaciones

La era de la incertidumbre

    Christine Lagarde, presidenta del BCE. Foto: Bloomberg

    Mark Nash, Ned Naylor-Leyland, Amadeo Alentorn

    Hasta cierto punto, la volatilidad es connatural a los mercados financieros. Los precios rara vez son estables y las fluctuaciones parecen ser inherentes a los mercados financieros. En ocasiones, a intervalos impredecibles, una conmoción importante desencadena un gran repunte de la volatilidad y se desata una tormenta. Algunos ejemplos de picos de volatilidad bursátil durante los últimos veinte años son la gran crisis financiera (octubre de 2008), el COVID (marzo de 2020) y, en fechas más recientes, las turbulencias arancelarias (abril de 2025)

    El 8 de abril de 2025, el VIX cerró en 52, el tercer nivel más alto desde su creación en 1990. No llegó a las cotas de la crisis financiera mundial o el COVID, pero fue un pico importante provocado por el miedo a una inminente guerra comercial. El 2 de abril de 2025 (Día de la Liberación), EE. UU. anunció que imponía aranceles a la mayor parte de los países. Por ejemplo, se anunció un arancel del 20% sobre las importaciones procedentes de la Unión Europea. El arancel sobre China se incrementó posteriormente del 34% al 125%. Aparentemente, la Casa Blanca cambió rápidamente de parecer: el 9 de abril de 2025, los aranceles de la mayoría de los países se redujeron hasta el 10%, pero se mantuvieron en el 33% en el caso de China y en el 25% en el caso de México y Canadá. Se antojan niveles elevados, suficientes en cualquier caso para entorpecer el comercio mundial.

    Mientras que la crisis financiera mundial fue provocada por un fallo sistémico en los mercados financieros y el COVID fue una catástrofe sanitaria, las turbulencias arancelarias fueron un suceso político y un golpe autoinfligido. Quienes invierten en los mercados emergentes están acostumbrados a descontar la incertidumbre política antes de decidir si toman posiciones en los bonos o las acciones de un país. Actualmente, los inversores en activos estadounidenses también deben estudiar el riesgo político con más detenimiento. Las políticas de EE. UU. se han convertido en una fuente de incertidumbre para los inversores.

    El efecto de la política arancelaria de EE. UU. sobre la volatilidad de varias bolsas internacionales (medida en periodos móviles de 10 días) se ilustra en en estos datos.

    El dólar estadounidense también ha empezado a sufrir presiones en 2025. El índice del dólar estadounidense acumula un descenso del 8% en el año. La deuda estadounidense se sitúa en 37 billones de dólares y los pagos de intereses superan el billón anual, por lo que el riesgo de insolvencia de EE. UU. debe al menos tenerse en cuenta como posibilidad en el futuro. El Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) ha incumplido las promesas en relación con el ahorro que podría conseguir y Elon Musk, que lo dirigía, ha abandonado su puesto. Entretanto, se prevé que la One Big Beautiful Bill incremente la deuda de EE. UU. en varios billones de dólares durante la próxima década.

    Incertidumbre entre los inversores

    ¿Cómo han respondido los inversores hasta ahora? Han buscado la diversificación más allá de los activos estadounidenses. Como puede apreciarse en el gráfico que figura debajo, la bolsa estadounidense marcha rezagada en lo que llevamos de 2025.

    El peor comportamiento relativo de la renta variable estadounidense ese año se contrapone a su tendencia a largo plazo. Como se observa en este gráfico de datos mensuales, en un periodo de 20 años las acciones estadounidenses han pasado de representar el 51% del MSCI ACWI al 64% (67% a finales de noviembre de 2024). Muchos inversores podrían estar lamentando haber sobreponderado la bolsa estadounidense en los primeros cinco meses de 2025.

    La importancia de la diversificación

    En fases de incertidumbre, es importante que los inversores mantengan una diversificación adecuada. En nuestra opinión, ya no basta con combinar renta variable tradicional y renta fija tradicional en una cartera long-only. Los inversores deberían plantearse aumentar la diversificación incorporando clases de activos alternativas, como el oro y la plata, las estrategias de renta fija de retorno absoluto y la renta variable neutral al mercado.

    El oro sigue siendo el activo refugio por antonomasia: duradero, líquido y posiblemente la verdadera forma de dinero. En tiempos de tensiones en los mercados, puede actuar como depósito de valor y como un potente diversificador de carteras, sobre todo cuando se combina con plata y acciones de empresas mineras.

    Un enfoque de retorno absoluto en renta fija también puede brindar diversificación. Al gestionar el riesgo mediante un diseño de carteras riguroso y un presupuesto de riesgo definido, esta estrategia trata de generar rentabilidades positivas con menor volatilidad que los enfoques de renta fija o renta variable convencionales.

    Una estrategia de renta variable neutral al mercado busca alfa, no la dirección del mercado. Equilibrando las posiciones largas y cortas, se persiguen rentabilidades sin correlación con los movimientos de los mercados, lo que podría aportar resistencia tanto en entornos al alza como a la baja.

    En combinación, el oro, la renta fija de retorno absoluto y la renta variable neutral al mercado constituyen un atractivo conjunto de herramientas a disposición de los inversores que buscan una diversificación real, especialmente cuando acecha la incertidumbre. No ponga todos los huevos en la misma cesta.