Bolsa, mercados y cotizaciones

El mensaje que lanzan los bonos al fallar como refugio en el conflicto entre Irán e Israel

  • Los inversores optan por vender como primera respuesta, en vez de acudir en masa
  • La lectura de esto es que no creen que se vaya a prolongar la tensión, de momento
  • Si lo hace sería esperable un movimiento de vuelta a la renta fija
Imagen: iStock.

Cristina García

En plena escalada de la tensión en Oriente Medio, los bonos tampoco han actuado como refugio este viernes, después de que Israel lanzase un ataque aéreo contra Irán que disparó el precio del petróleo y provocó caídas en las bolsas. El temor a que el encarecimiento del crudo se consolide y reavive las tensiones inflacionistas ha llevado a los inversores a deshacerse también de este activo, en lugar de acudir en masa.

La reacción más inmediata fue la de vender. A media sesión europea, la rentabilidad del bono español a 10 años se incrementaba ligeramente, hasta el 3,12%; también lo hacía la de Italia o Portugal. En el caso del alemán, considerado el refugio por excelencia junto al americano, las ventas fueron algo menores, aunque el interés exigido a su deuda a 10 años también creció hasta rozar el 2,5%. La lectura es que "los inversores no apuestan por un conflicto largo, de momento", señala Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de Mutualidad. "Si la tensión aumentara (más allá de las represalias que pueda tomar Irán, mediante ataques con misiles o drones), sería esperable un fuerte incremento de la volatilidad bursátil y un movimiento de vuelta en la renta fija que, probablemente, volvería a funcionar como activo refugio", añade.

Hasta este viernes, la semana había sido positiva para la renta fija, incluso para la americana, que tuvo que afrontar su particular examen. Estados Unidos colocó cerca de 100.000 millones de dólares en tres emisiones de bonos a 3, 10 y 30 años, que sirvieron para testear el apetito de los inversores hacia la deuda del país. Preocupaba especialmente la de 30 años, pero fue mejor de lo esperado, con una demanda que superó 2,43 veces la oferta, frente a las 2,31 veces de la anterior. Este resultado fue clave para aligerar presión sobre el bono americano, que el jueves llegó a relajarse hasta el 4,37% -recordar que llegó a tocar el 4,97% a principios de año-.

También ayudó el dato de inflación en Estados Unidos publicado un día antes, el miércoles, coincidiendo con la subasta a 10 años, que volvió a estar por debajo de las expectativas, situándose en el 2,4% en mayo. "El impacto de los aranceles de Trump es prácticamente invisible en los datos hasta el momento", valora Julian Schaerer, economista jefe de Julius Baer, por lo que "nos mantenemos en nuestro escenario base, previendo que la Fed mantenga la política monetaria sin cambios durante el verano, antes de recortar los tipos en septiembre y octubre, a medida que el crecimiento económico se desacelera".

La Fed seguirá en modo pausa

Su opinión resume a la perfección lo que descuenta el mercado para la próxima cita de la institución, que tendrá lugar el próximo miércoles: la Fed seguirá en modo pausa hasta después del verano, para luego hacer dos recortes, de 50 puntos básicos en total. "El último recorte de tipos se produjo en diciembre y la continua fortaleza del mercado laboral estadounidense, tal y como ilustra la reciente cifra de nóminas no agrícolas, sugiere que la Fed no tiene prisa por volver al modo de relajación, especialmente en vista de la actual incertidumbre en materia de política comercial y fiscal", indica Benoit Anne, senior managing director y responsable del grupo de Información de mercados de MFS IM.

"Por otra parte, las amenazas de Trump sobre su independencia hacen prever que el presidente de la Fed, Jerome Powell, se inclinará por retrasar más la próxima bajada de tipos", añaden también en Carmignac. Pero el telón de fondo es que la Fed se enfrenta a una encrucijada: "De momento, se espera que mantenga los tipos de interés sin cambios, pero el comportamiento de la inflación en los próximos meses será clave para sus siguientes decisiones. Si los aranceles terminan trasladándose al consumidor con fuerza, la Fed podría verse obligada a mantener los tipos altos más tiempo del previsto", señala Sergio Ávila, analista de IG.