Bolsa, mercados y cotizaciones
Mercados globales: el árbitro silencioso de las políticas de Washington
Jorge González Gómez
Madrid,
El pulso entre los mercados financieros y la Casa Blanca parece haberse convertido en el espectáculo económico del momento. Mientras el expresidente Trump buscaba inclinar la balanza a su favor con mensajes y medidas controvertidas, los mercados respondieron con un lenguaje claro: la estabilidad no se negocia. En este tenso juego de fuerzas, se define no solo el futuro de la economía estadounidense, sino también el papel que los mercados globales desempeñarán como árbitros de la política.
Los mercados financieros han recuperado parte de las pérdidas sufridas recientemente, tras disiparse los temores iniciales de que el expresidente Trump planeaba destituir al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. Si bien Trump no ocultó su deseo de ver una rebaja en los tipos de interés, sus propias políticas de estímulo económico y las tensiones comerciales han ejercido una presión alcista sobre la inflación, lo que ha llevado al banco central a adoptar una postura más cautelosa en materia de política monetaria.
La independencia de la Fed ha sido un pilar de la estabilidad financiera en Estados Unidos y las intervenciones presidenciales no hacen más que reforzar la determinación del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de resistir cualquier aparente influencia política. A medida que la economía muestra signos de desaceleración, es probable que Trump dirija su frustración hacia el banco central. Sin embargo, la resistencia de los mercados a cualquier intento de socavar la autonomía de esta institución puede actuar como un freno a su influencia directa.
En estos momentos, esa independencia es vital. Cualquier salida de tono puede ser sobredimensionada por un mercado muy asustadizo y poner en dificultades las labores de financiación del Tesoro de Estados Unidos. Es cierto que tenemos por delante unos meses en los que el gobierno no debe hacer frente a muchos vencimientos de deuda, gracias a la recaudación de los impuestos federales que ha concluido en las últimas semanas. Pero, aun así, la nueva Administración no debe descuidar a unos inversores que empiezan a poner en duda el papel del Treasury como activo libre de riesgo.
En el ámbito comercial, el conflicto entre Estados Unidos y China ha llegado a un punto crítico. Los aranceles mutuos han afectado gravemente las cadenas de suministro y las actividades comerciales. A medida que los puertos estadounidenses se vacían y los transportistas se encuentran inactivos, el impacto económico podría traducirse en incrementos de precios y una mayor presión inflacionaria, exacerbada por la debilidad del dólar en los mercados globales.
Si bien una reconciliación significativa entre las dos mayores economías del mundo parece improbable, se percibe la necesidad de un enfoque más pragmático que permita una transición gradual hacia nuevos equilibrios comerciales. La implementación de aranceles a través de medidas legislativas podría ofrecer una solución más estable y menos disruptiva que las órdenes ejecutivas previas. Pero esto significaría años de complejas negociaciones, en las que muchos lobbies ejercerán presión para proteger los intereses de sus respectivos clientes.
En términos de mercado, observamos un cambio significativo en la asignación de capital a nivel global. La pérdida de credibilidad en las políticas estadounidenses ha llevado a los inversores internacionales a reconsiderar su exposición al dólar y a activos estadounidenses. Este cambio podría marcar el inicio de un período prolongado de debilidad del dólar, un fenómeno que podría tener implicaciones importantes en los flujos de capital y en la competitividad de Estados Unidos. Sin embargo, aún es pronto para concluir que lo sucedido recientemente se convertirá en un cambio de paradigma. Entre otras cosas, porque no existe una alternativa real al dólar como divisa de reserva global, especialmente cuando Alemania ha decidido alejarse de su tradicional ortodoxia económica. Y otras divisas, no son suficientemente liquidas como para ganar relevancia en los balances de los bancos centrales, como puede ser el caso del franco suizo.
En Europa, la disminución de la correlación con los mercados estadounidenses ha elevado la volatilidad en los diferenciales de deuda, mientras que, en Japón, el aumento sostenido de la inflación ha impulsado una normalización gradual de su política de tipos de interés. En este contexto, los mercados financieros se enfrentan a un panorama complejo pero lleno de oportunidades estratégicas para los inversores que sepan posicionarse correctamente.
De cara al futuro, parece que las fuerzas del mercado seguirán actuando como un contrapeso a las políticas más controvertidas de Washington. Sin embargo, persiste la incertidumbre sobre si esta moderación será suficiente para evitar nuevas tensiones y episodios de volatilidad. El desafío para Estados Unidos radica no solo en gestionar su economía interna, sino también en reconstruir la confianza de sus socios e inversores internacionales.
Las recientes turbulencias han provocado importantes distorsiones en los precios de los activos, lo que también abre la puerta a interesantes oportunidades de compra. Una que destaca, en nuestra opinión, es el crédito de alta calidad crediticia. Ahí lo dejamos.