Bolsa, mercados y cotizaciones

Qué es la 'Trump put' y por qué no se está ejecutando: hasta dónde dejará el presidente de EEUU caer a Wall Street

  • Los inversores confiaban en que Trump relajara su agresiva agenda...
  • ... viendo el boquete que se está generando en la renta variable
  • Pero el presidente y los suyos aseguran que van a seguir así
Operadores de Wall Street con gorras de apoyo a Trump. Foto: Bloomberg

Mario Becedas

Wall Street sigue corrigiendo, algo impensable tres meses atrás. El regreso a la Casa Blanca de un siempre pro-empresarial Donald Trump hacía soñar con una prolongación de la subida de las acciones, cuando no en un rally aún mayor. Sin embargo, la realidad no ha sido así. Lo que empezó siendo una mayor volatilidad antes los bandazos del presidente de EEUU, derivó en una ligera erosión de las cotizaciones con la esperanza de que los amenazantes anuncios del presidente fueran solo una estrategia de negociación. Finalmente, las caídas se han abierto paso ante la constatación de que Trump sigue aplicando su agenda sin importarle el dolor en los parqués. Pese a que los precios están inflados y algunos cálculos apuntan a que es 'saludable' una cierta corrección (con los recientes retrocesos Wall Street ha salido de 'territorio burbuja'), los inversores se desesperan porque no está apareciendo por ningún lado lo que se ha venido denominando la 'Trump put'.

¿En qué consiste este concepto? Lo primero es explicar cómo funcionan en los mercados las opciones de venta (put en inglés) en contraposición a las de compra (call). Como explican los expertos de IG, una opción put es un contrato que le da al comprador el derecho, pero no la obligación de vender un activo a un precio determinado, antes de una fecha de vencimiento concreta. El vendedor, también conocido como el autor de la opción, tiene la obligación de vender el activo subyacente, al precio que se ha acordado, conocido como precio de ejercicio, si la opción se ejecuta por parte del comprador.

Estos estrategas ponen un ejemplo sencillo de entender: "Digamos que pensabas que el precio de una acción de la empresa ABC iba a bajar de su precio actual de 30 euros, por lo que decides abrir una opción put con un precio de ejercicio de 25 euros. Para las opciones sobre acciones, cada contrato equivale a 100 acciones, pero el precio se cotiza normalmente por una acción. Cuando operamos con opciones, siempre hay que pagar una prima. Si la prima de esta opción era de un euro por acción, tu prima total es de 100 euros. Si el precio de las acciones de ABC cayó, a un precio de mercado de 20 euros, podrías ejecutar su derecho de vender las acciones por el precio de ejercicio acordado de 25 euros una acción".

Queda claro que emplear estas opciones tienen un sesgo bajista. "El valor de una opción put aumenta si el precio de mercado del activo se deprecia", abrochan desde IG. El 'encanto' de este derivado financiero es el de protegerse ante una caída de la acción o del mercado, por eso la expresión 'put' se ha venido empleando en EEUU cuando un gran agente ha 'protegido' a los inversores evitando una corrección mayor de los selectivos. La expresión se ha utilizado fundamentalmente con la Reserva Federal cuando ha detenido las subidas de los tipos de interés o directamente los ha recortado si el sufrimiento se hacía muy grande en las bolsas. La metáfora empezó extenderse cuando Alan Greenspan presidió la Fed (de 1987 a 2006) y el banco central de EEUU actuó varias veces de esta manera.

Trasladado al contexto actual, la cacareada 'Trump put' vendría a ser la decisión del presidente de EEUU de parar máquinas y detener por el momento sus medidas más agresivas viendo el daño que están haciendo a los mercados. De momento, el inquilino de la Casa Blanca no la está ejecutando y su discurso redunda en que la cosa va a seguir así. Este mismo fin de semana, el mandatario avanzó que habrá turbulencias en la economía mientras se asienta su programa política. Llegando aún más lejos, incluso contempló la probabilidad de una recesión. Si sus idas y venidas con los aranceles, como en el caso de México y Canadá, ya causaban preocupación, declaraciones como esta directamente han desangrado a Wall Street.

"El sentimiento de los inversores se deterioró aún más tras una entrevista de fin de semana con el presidente Trump, en la que restó importancia a la reciente corrección del mercado y se abstuvo de descartar una recesión, caracterizando en cambio la economía como sometida a un período de transición que requeriría tiempo antes de que sus políticas produjeran beneficios tangibles. Este cambio en la retórica indica una mayor tolerancia de la administración a la volatilidad del mercado a corto plazo en pos de objetivos económicos más amplios. Como resultado, las expectativas en torno a un respaldo del mercado impulsado por las políticas -la llamada 'Trump put'- se han recalibrado a un umbral más bajo de lo previsto inicialmente", explica Mathieu Racheter, jefe de Investigación de estrategias de renta variable en el banco suizo Julius Baer.

Este mismo lunes, la renta variable sufrió una fuerte caída, con el S&P 500 cediendo un 2,7% y borrando sus ganancias posteriores a las elecciones, mientras que el Nasdaq bajó un 4%, entrando oficialmente en territorio de corrección. Las ventas fueron más pronunciadas en los sectores cíclicos y de fuerte crecimiento, mientras que los valores defensivos ofrecieron una relativa estabilidad. Como reflejo de la mayor ansiedad del mercado, el índice de volatilidad VIX alcanzó un máximo intradiario de 29,6, su nivel más alto desde agosto de 2024.

Volviendo a las declaraciones de Trump sobre la recesión, para Juan José Fernández-Figares, estratega de Link Securities, lo que más ha impactado negativamente en el ánimo de los mismos ha sido el hecho de que Trump se muestre "aparentemente" indiferente ante la marcha de los mercados de valores: "Hasta ahora había la convicción entre los inversores de que el presidente no dejaría en ningún caso que estos cayeran con fuerza, por lo que moderaría algunas de sus medidas, sobre todo en lo que hace referencia a los aranceles, algo que ahora no parece tan evidente que vaya a ser así".

Muy esclarecedor en este punto es repasar las declaraciones más recientes del secretario del Tesoro, Scott Bessent, al que en un primer momento los inversores consideraron "un par de manos seguras" para el mercado dentro de los polémicos nombramientos de Trump. Bessent ha insistido en que el principal objetivo de la nueva administración es cambiar el modelo de una economía "enganchada" al gasto público y a la deuda, algo que, sostiene, llevará su tiempo y puede resultar doloroso en el corto/medio plazo.

"No hay opción de venta. La perspectiva alcista de Trump es que si tenemos buenas políticas, los mercados subirán", se mostró rotundo Bessent el pasado viernes en declaraciones a la CNBC. Durante su primer mandato, Trump siguió de cerca el mercado de valores y lo utilizó como barómetro para evaluar su desempeño económico. Ahora todo es diferente y Bessent se encargó de subrayarlo: "¿Tuvo éxito la administración Biden? El pueblo estadounidense no se dejó llevar por el alza del mercado, sino que expulsó a los demócratas".

A modo de anécdota, dentro de la sangría de este lunes, fue llamativo el desplome de más de un 15% de las acciones de Tesla en medio de la creciente polémica en torno a su CEO, Elon Musk, desde que es asesor áulico de Trump. Lejos de paralizar su agenda para insuflar alivio bursátil a su 'amigo', el presidente de EEUU se ha limitado a dejar una publicación en redes sociales en la que asegura que se comprará un coche de Tesla.

Dónde está el límite

La clave ahora es determinar, más allá de las declaraciones estruendosas, hasta dónde dejará Trump caer a Wall Street. "Con la última corrección del mercado, los datos de posicionamiento sugieren que los inversores han reducido significativamente el riesgo, lo que ha devuelto nuestro indicador de posicionamiento de la renta variable a territorio neutral, en línea con las medias a largo plazo. Sin embargo, un descenso más profundo similar a los niveles observados durante la guerra comercial de 2018-2019 aún podría pesar más en la renta variable, arrastrando potencialmente al S&P 500 otro 8% hacia el nivel de los 5.300 puntos", plantea Racheter desde Julius Baer.

La semana pasada, antes del 'lunes negro' vivido ayer, los analistas de BCA Research hacían su propia apuesta. En un informe para clientes, su estratega jefa en geopolítica, Matt Gertken, señalaba que la mejor oportunidad que tiene el gobierno de Trump para hacer lo que quiere es la primera mitad de este 2025: recién salido de la victoria electoral, con el control del Congreso por un solo partido, un bajo desempleo y las elecciones de mitad de período muy lejos: "Para que Trump convenza a sus socios comerciales de su seriedad, necesita tener cierta tolerancia a las caídas de las acciones y de las encuestas de opinión".

Pero eso debería cambiar pronto, defiende Gertken: "La administración Trump destruirá al Partido Republicano si provoca un mercado bajista y una recesión entre ahora y las elecciones de mitad de período en noviembre de 2026. Trump podría estar dispuesto a destruir su partido en pos de su legado histórico y su visión geopolítica, pero al menos antes de las elecciones de mitad de período, apostaríamos a que Trump comenzará a hacer concesiones comerciales cuando el S&P 500 haya caído alrededor de un 15%. Y eso puede suceder muy rápidamente".

El gran problema, alertan desde BCA, es que Trump y su gabinete tal vez no sean capaces de manipular los mercados tan bien como creen. "Al aumentar la incertidumbre y desalentar la inversión, podrían actuar como catalizador de despidos y una desaceleración de la economía", avisa Gertken. Esto da pie a que los órdagos de Trump se le vayan de las manos. "Es posible que los esfuerzos por controlar la Fed y amortiguar el impacto de los aranceles con recortes fiscales no eviten el aumento de la incertidumbre y la pérdida de puestos de trabajo. Mientras tanto, Canadá y México transigirán, pero China se mantiene firme, lo que hace improbable una amplia resolución comercial", advierte también el estratega.

Otro punto importante es el futuro de EEUU en la OTAN y cómo afectará eso a los mercados. "Los rumores sobre una retirada de la OTAN son exagerados, aunque Trump puede utilizar esta amenaza para obtener concesiones. Sin embargo, las restricciones legales y la oposición bipartidista limitarán su capacidad de actuar unilateralmente. El mercado se desplomaría ante una retirada real, mientras que el gasto en defensa europeo y japonés se dispararía", cierra Gertken.

No todos los analistas lo ven tan mal. Damian McIntyre, gestor de carteras y analista cuantitativo senior en Federated Hermes, considera que la reacción de las bolsas los anuncios de Trump es "exagerada" y que terminará dando paso a "un movimiento positivo" en los mercados. Aunque a corto plazo, Federated Hermes reconoce que la política actual "aumenta la probabilidad de una ralentización económica", no cree que se vaya a llegar a una recesión.

"A corto plazo, el ritmo vertiginoso de los recortes en las agencias y programas federales y la lentitud de los avances en un nuevo proyecto de ley de recortes fiscales aumentan la probabilidad de una ralentización económica, pero no creemos que se prolongue hasta una recesión. Existe incluso un escenario en el que los aranceles podrían apoyar a los activos de mayor riesgo. Por ejemplo, las empresas podrían mantener sus beneficios si suben los precios para compensar el aumento de los costes. Si a esto se añaden los estímulos antes mencionados, el beneficio por acción se mantendría sin cambios y los tipos bajarían, lo que sería positivo para la renta variable", agrega McIntyre.