Bolsa, mercados y cotizaciones
El BCE volverá a bajar en marzo los tipos de interés hasta el 2,5%, pero los mercados solo estarán pendientes de una palabra
- Interesa saber si el BCE sigue considerando "restrictiva" su política
- Eliminar o no esa referencia puede dar pistas sobre una posible pausa
- La actividad languide y la inflación se calma, pero Trump lo cambia 'todo'
Mario Becedas
El Banco Central Europeo (BCE) celebra este jueves su nueva reunión de política monetaria, una cita en la que se espera que las autoridades vuelvan a bajar los tipos de interés en 25 puntos básicos por quinto cónclave consecutivo hasta el 2,5% en la tasa de depósito, acumulando un total de 150 puntos básicos de flexibilización desde junio de 2024. El crecimiento continúa sin dejarse ver por la eurozona mientras la inflación se sigue relajando hacia el objetivo del 2%, con lo que la dirección es clara y el eurobanco tiene margen para seguir bajando el precio del dinero. Sin embargo, el horizonte mundial es cada vez más imprevisible y eso provoca que en el seno interno del organismo algunos defiendan hacer una pausa en los recortes, advirtiendo del peligro de dar marcha atrás cuando se va en 'piloto automático'. Eso hace que, pese a haber margen para nuevas bajadas, la posibilidad de una pronta pausa no se pueda descartar. Buscando más pistas sobre ese posible 'parón', los mercados, que lo han empezado a 'comprar' de cara a abril, estarán muy atentos a una sola palabra, tanto en el comunicado como en la posterior rueda de prensa de Christine Lagarde, presidenta del BCE.
Esa palabra es "restrictivo". En la medida en la que la comunicación del banco central mantenga o no ese término -que su política sigue siendo o no restrictivo- se puede dilucidar un poco mejor qué rumbo tomará en las próximas reuniones. "Habrá que ver si el BCE retira la etiqueta de restrictivo de su postura oficial. Si lo hace, una pausa en el ciclo de recortes de tipos podría convertirse en una opción. De lo contrario, se mantendrá el ritmo actual de recortes", sintetizan desde ING. "Si se mantuviera esta referencia, sugeriría que los gobernadores ya prevén un nuevo recorte en la próxima reunión de abril", apostillan los estrategas de Société Générale.
La creciente división en el seno del Consejo de Gobierno entre los partidarios de una pausa y los de seguir recortando en 'piloto automático' también llegará a la decisión de si eliminar o no esta referencia. "Creemos que es probablemente demasiado pronto para que esa redacción desaparezca, dado lo que hemos oído de diferentes oradores. Puede ser más una posibilidad para la reunión de abril", opinan los economistas de Bank of America (BofA).
Sin embargo, precisan desde el banco americano, una vez que desaparezca la referencia, "no lo tomaríamos como una señal de que el BCE ha terminado o de que ha llegado al tipo neutral". "Sería más un reflejo del desacuerdo interno sobre qué es neutral y, lo que es más importante, de la incertidumbre sobre dónde está el nivel neutral", agregan. El encendido debate en torno a esta tasa neutral, aquel nivel en el que los tipos ni estimulan ni perjudican la economía, quedó lejos de resolverse con la nota de investigación del propio BCE que lo situó en una muy generosa banda entre el entre el 1,75% y el 2,25%.
Mientras analistas como de los CaixaBank contemplan que se sustituya la mención de restrictivo por "una formulación más agnóstica", otros como los de BofA trasladan el interés a la rueda de prensa: "Es probable que la conferencia de prensa sea más interesante. No nos sorprendería saber que no hubo unanimidad sobre mantener la redacción restrictiva. En consonancia con ello, aunque es probable que la presidenta del BCE vuelva a hacer hincapié en que los tipos siguen siendo restrictivos (aunque menos tras otro recorte), no nos sorprendería que nos dijera que, aunque la dirección del viaje sigue estando clara, hay más incertidumbre sobre los próximos pasos. Y, aunque es probable que la decisión sobre cuándo parar siga siendo prematura, probablemente argumentará que esta es una discusión que habrá que tener en un futuro no muy lejano".
Dentro del Consejo de Gobierno, los halcones, con declaraciones muy significativas de la alemana Isabel Schnabel, abogan por un enfoque más cauteloso. Schnabel, miembro del Comité Ejecutivo, ha dicho que no está segura de que la política siga siendo restrictiva, mientras que el belga Pierre Wunsch ha instado a los funcionarios a no "caminar dormidos hacia el 2% sin pensarlo" y el presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, ha deslizado que es mejor "no apresurarse" a realizar más recortes.
Los que tienen una mentalidad más acomodaticia no parecen dispuestos a ceder. El gobernador del Banco de Francia, François Villeroy de Galhau, ha señalado que "podríamos estar en el 2% este próximo verano" y el colega de Schnabel en el Comité Ejecutivo, Piero Cipollone, ha citado el desmantelamiento paralelo por parte del BCE de medidas de estímulo anteriores como una razón para una flexibilización más agresiva. En una posible concesión, Yannis Stournaras, de Grecia, ha dicho que los funcionarios podrían realizar los dos últimos recortes de tipos en otoño, lo que implica una pausa en el camino.
La fotografía general ha cambiado poco. Hay una economía que se muestra débil, con indicadores de crecimiento a la baja y señales de estancamiento, especialmente en las dos mayores economías de la región, Alemania y Francia. Y también hay una inflación que, con baches, eso sí, sigue convergiendo poco a poco hacia el objetivo del 2%. El índice de precios al consumo (IPC) de la eurozona mostró en febrero un relajamiento de una décima hasta el 2,4% interanual con varios aspectos positivos en su interior. El IPC subyacente, que excluye en este caso energía, alimentos, alcohol y tabaco, cayó hasta el 2,6% interanual tras meses atascado en el 2,7%. Esta variable, más pegajosa y más vigilada en los últimos tiempos, se anotaba el dato más bajo desde enero de 2022. Por su parte, los servicios, la partida que más preocupa al BCE por las presiones inflacionarias y su relación con los salarios, se relajó dos décimas hasta el 3,7% en lo que los analistas dan por seguro que es un cambio de dinámica tras meses y meses con esta métrica rondando el 4%, el doble del objetivo.
¿Por qué las dudas entonces? Porque el mundo se ha vuelto un lugar mucho más hostil y peligroso. El regreso de Donald Trump a la presidencia de EEUU ha traído dos 'crudas' realidades para Europa: por un lado, la amenaza de aranceles contra los bienes que exporte la Unión Europea al otro lado del Atlántico en el marco de una guerra comercial global; por otro, que Europa tendrá que gastar mucho más en defensa porque Washington ya no va a poner 'lo que falta'. La mejor prueba de esto se ha visto con el anuncio de la llamada a ser nueva coalición gobernante en Alemania de una pila de inversiones en infraestructura y defensa, rompiendo incluso el famoso 'freno de la deuda', lo que ya ha hecho subir los rendimientos de los bonos soberanos germanos y en toda Europa. Por supuesto, la política monetaria no podrá ser ajena a todo esto y Lagarde será preguntada por ello.
"Los indicadores macroeconómicos pueden quedar desfasados rápidamente con el actual entorno político, muy acelerado y a veces errático", avisan desde CaixaBank. De hecho, apenas se está hablando de que en marzo el BCE acompaña su decisión de tipos con sus proyecciones trimestrales de crecimiento e inflación. Los analistas de Julius Baer, por ejemplo ven ya desfasada y muy optimista, la proyección del PIB de la eurozona del 1,1% de 2025 publicada en diciembre.
Los vientos externos no solo están azotando fuerte, sino también rápido. "Por ejemplo, los aranceles de EEUU sobre los productos europeos o un acuerdo de paz en Ucrania podrían afectar significativamente a la economía de la eurozona en ambas direcciones, buenas y malas", certifican desde ING. "Nuestra previsión encuentra riesgos en ambos sentidos en el actual entorno geoeconómico, ya que tanto la amenaza arancelaria de Trump hasta cómo se configure el eventual acuerdo de paz que se pueda alcanzar en Ucrania podrían generar debilidad de demanda e impulsos inflacionarios simultáneamente, lo que dificulta la toma de decisiones del BCE", profundizan desde CaixaBank.
Entre los riesgos de que los tipos permanezcan más elevados, una rápida escalada arancelaria entre la UE y EEUU o una renovada persistencia de la inflación de servicios, podrían hacer que el BCE no recorte más allá del 2,5%, agregan desde el servicio de estudios del banco catalán. Por otro lado, una desaceleración económica en la eurozona más pronunciada de lo previsto podría, eventualmente, llevar el tipo depo por debajo de los niveles mínimos de neutralidad, plantean. De momento, los mercados apuestan por un tipo terminal algo superior al 1,75% para final de año, no llegando a descontar tres recortes de tipos completos, frente a analistas como los de Danske Bank, que 'compran' un suelo del 1,5%.