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¿Energía barata con petróleo a espuertas? El gas se enfrenta a un mercado roto que puede condenar a Europa
- La UE ha apostado por el gas para desengancharse del crudo y apoyar las renovables
- Los expertos creen que habrá un importante déficit en las próximas décadas
- Una demanda de Asia disparada superaría a la producción
Álvaro Moreno
El petróleo está atrapado en una espiral bajista. Un exceso de producción por parte de EEUU y una demanda a la baja amenaza con condenar al mercado a superávit que quedará instalado con el paso de los años. Desde la Agencia Internacional de la Energía hablaban abiertamente de la llegada de un excedente masivo de petróleo que generará un nuevo equilibrio de precios. Concretamente, la AIE pronostica que la producción de crudo va a aumentar hasta cerca de 113,8 millones de barriles diarios a comienzos de la década y que eso dará lugar a un excedente de extracción de unos 8 millones de barriles, es decir, unos 2 millones más que ahora.
Con estas perspectivas y pese a que muchos cantan victoria anticipando que lo que ocurre con el petróleo tendrá su eco en todos los mercados energéticos, la realidad es que esta ruptura del mercado del crudo puede llevar a error, pues el que se plantea como el principal mercado energético del mundo en el futuro está en una situación totalmente opuesta: el gas natural y el GNL.
Para hacerse una idea de la importancia de este tipo de energía, aunque el petróleo representa el 32% del mix energético de Europa, según datos de la Comisión Europea, el gas natural ya supone cerca del 24%, siendo con diferencia la segunda fuente de abastecimiento. En cuanto a consumo, se trata de la tercera (21%) frente al 40% del petróleo y el 22% de la electricidad.
Sin embargo, dentro de los planes de Europa y del mundo está una reducción paulatina de la demanda de crudo en favor del gas natural licuado (GNL), el gas natural y las energías renovables. Desde Goldman Sachs explican que si bien la augurada caída de la demanda del crudo se ha retrasado debido a la baja implantación (por ahora) de los coches eléctricos y el potente despertar de Asia como consumidora reconoce que ya se estaría "cerca del pico" y en lugar de disminuir drásticamente anticipa "unos años de estabilización" para luego sí caer con más fuerza en la década de 2030.
Si bien difiere con la AIE, pues esta espera ya una caída de la demanda de 200.000 barriles diarios desde 2027, para luego estabilizarse en 2029 reduciéndola hasta los 100.000 y luego, posteriormente, caer con mucha más intensidad. Sin embargo, el camino del gas puede ser totalmente diferente, creando un déficit brutal ante una industria que necesita expandir la producción a ritmo acelerado si quiere llegar a tiempo.
Desde el Instituto de Investigación de la Energía (IER, por sus siglas en inglés) hablan abiertamente de escasez, en particular para la UE debido a que lo está fiando todo a un aumento de la energía renovable que podría no producirse. "Los escenarios de emisiones netas de carbono cero no logran anticipar el rápido aumento del consumo de energía, que según informa la Unión Internacional del Gas podría ocasionar un déficit del 22% en el suministro de gas natural para 2030" comenta la institución. En los escenarios que aportan tanto Rystad, a consultora de inteligencia energética noruega, como la AIE muestran que va a ser complicado cubrir la demanda con los proyectos en construcción actuales e incluso incrementándolo de forma clara.
El gas, la gran apuesta del mundo
La demanda mundial de gas aumentó un 1,5% el año pasado en comparación con 2022, y se prevé que aumente otro 2,1% este año debido al fuerte crecimiento de la demanda en Asia. "El gas natural desempeña un papel clave a la hora de abordar el "trilema energético": sostenibilidad, seguridad y asequibilidad" comentan desde IER. El motivo es que el gas natural tiene un excelente equilibrio con las energías renovables a la hora de establecer un sistema energético.
Desde Met Group explican que, aunque no sea una energía limpia no es tan contaminante como el petróleo y al mismo tiempo "se trata de una fuente fiable con almacenamiento y transporte eficaz y garantizado". Esto combina muy bien con unas energías verdes que, a pesar de ser más baratas y limpias, tienen su mayor debilidad en que "no se pueden almacenar de forma eficaz". Por su parte, el gas "genera menos gases de efecto invernadero que sus pares". Es por ello que desde Met creen que tiene sentido que el gas natural actúe como un "puente" entre un mundo no renovable hacia uno renovable.
En ese sentido, desde IER advierten de una parálisis gasista con una industria paralizada, a la que le ha pillado por sorpresa el despertar consumidor del este. Según los últimos datos de la AIE el primer semestre de 2024 Asia disparó su demanda de gas un 60%, gracias a China e India multiplicando sus pedidos. ""La contracción de la oferta de GNL combinada con el fuerte crecimiento de la demanda asiática tensó el equilibrio global del gas en el segundo trimestre".
"China representará el 48% del consumo incremental de gas de Asia Pacífico entre 2021 y 2050"
Respecto al futuro, el Foro de los Países Exportadores de GAS (GECF, por sus siglas en inglés) defendía que Asia representará más del 65% de la nueva demanda de gas de la futura década en la que se producirá el déficit. El motivo es, por un lado, demográfico, ya que esperan que su población aumente un 11% y también social y político. En primer lugar, esperan que "casi 1.000 millones de personas pasen a vivir en áreas urbanas" lugares en los que es mucho más común el consumo de esta energía frente a localidades rurales donde imperan otras.
Por otro lado, los países de la región están inmersos en un programa de desconexión del carbón y, para compensar abandonar este modelo, van a lanzarse hacia el gas. "China representará el 48% del consumo incremental de gas de Asia Pacífico entre 2021 y 2050. En vista de las preocupaciones por la calidad del aire, China se ha propuesto aumentar la proporción de gas natural en su matriz energética del 8,5% en 2021 al 15% en 2030", comentan desde GECF.
¿Una nueva crisis energética?
En ese sentido, desde la IER sentencian que la falta de proyectos de gas acabará haciendo que la crisis energética que se vivió con la guerra de Ucrania, donde, los precios energéticos se dispararon ante la amenaza de un corte por parte de Rusia, pueda ser el prólogo de una era de escasez. Hasta el momento, el viejo continente ha logrado abastecerse gracias a unos envíos récord de GNL de EEUU a través del Atlántico, mientras Noruega se ha mantenido como el gran bastión del continente gracias al gas del mar del norte y los gasoductos que abastecen a todos los países del norte. Sumado a esto, un incremento de los envíos de Argelia y de Catar han sido clave para conseguir reducir el gas ruso a la mínima expresión. Sin embargo, este equilibrio podría encontrar grandes problemas a medida que el mundo sea más y más voraz en cuanto a esta materia prima.
"El mercado está intentando construir una cantidad sin precedentes de nueva capacidad en un corto período de tiempo. Eso no es fácil de lograr", explicaba Ira Joseph, miembro del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia. La duda que ofrecía esta universidad es que, tal vez, los proyectos en EEUU y Rusia, los dos ejes sobre los que podría construirse un incremento de la oferta, están siendo paralizados por diferentes razones.
En primer lugar, la prohibición de Biden de firmar nuevas exportaciones para evaluar el impacto de las mismas en su propio mercado. Esto ha llevado a numerosas gasistas del país a reducir producción. Del mismo modo, las sanciones occidentales contra Rusia han provocado que frene su principal proyecto, la planta Arctic LNG 2.
"No hemos visto un gran crecimiento de la oferta de GNL, pero la demanda ha aumentado"
Estos dos factores, pese a que son circunstanciales, podrían adelantar los problemas que los principales expertos del sector están alertando. Desde Rabobank explican que, a menos que haya cambios en estos dos frentes de forma rápida "habrá un desajuste entre la oferta y la demanda para la segunda mitad de 2025", defendía Florence Schmit, estratega energética de la firma. Lucas Schmitt, analista de WoodMac coincidía, alegando que "los retrasos han hecho que la caída de precios prevista sea menos pronunciada que a principios de año".
Por su parte, las empresas del sector están lanzando avisos de que el futuro es sombrío, a menos que aumente la producción desde ya. "No hemos visto un gran crecimiento de la oferta de GNL, pero la demanda ha aumentado", dijo Mark Simons, responsable de generación de gas y electricidad en TotalEnergies, en una conferencia reciente en Londres. El mercado está "razonablemente ajustado y, como consecuencia, los precios europeos son altos, ya que los comerciantes están preocupados por cómo será la situación en invierno". Según el alto cargo, la situación podría empeorar próximamente.
Shell coincidía en que a cierto plazo estamos ante un mercado "estructuralmente ajustado". La firma anunciaba en un informe este año que esperan que la demanda de GNL se dispare un 50% para el año 2040 "a medida que la transición del carbón coja ritmo en Asia". Ahora, queda por ver si tras las elecciones de EEUU puede vivirse una reactivación de los proyectos y, una industria perforando a mayor velocidad puede acabar con la amenaza de escasez antes de que se produzca. En cualquier caso, el futuro del mercado del gas será la clave para definir los mercados energéticos de Europa y del mundo.