Bolsa, mercados y cotizaciones

La trampa bajista del petróleo o cómo la gran apuesta contra el crudo puede acabar muy mal

  • Desde Bank of America creen que los inversores no ven la otra cara de la moneda
  • Si la economía mundial sigue creciendo, el consumo de crudo también aumentará
  • Hay una serie de riesgos alcistas que están pasando desapercibidos en el mercado

elEconomista.es

El panorama actual del mercado energético ha provocado una fuerte oleada de posiciones cortas por parte de los inversores en el mercado de petróleo, impulsadas por un creciente pesimismo sobre la demanda (se está desacelerando por la debilidad en China y en el mundo en general) y optimismo sobre la oferta (por la sólida producción de crudo en América. Los futuros de petróleo han sufrido una caída intensa en medio de este sentimiento, llegando a perder el Brent incluso los 70 dólares por barril. De acuerdo con un informe publicado esta semana por Bank of America Merrill Lynch, la percepción entre los inversores del sector se ha tornado decididamente bajista. Sin embargo, este posicionamiento podría ser una trampa 'mortal' para los inversores. Un mercado de petróleo más equilibrado de lo que parece (por un mayor creciente de la demanda futura) podría evitar el escenario bajista al que 'todos' los inversores están apostando en este momento.

Factores que intensifican el sentimiento bajista

Uno de los principales factores que sustenta esta narrativa bajista es la proyección de un excedente de petróleo estimado en 700.000 barriles por día (b/d) para el próximo año. Esto, sumado al plan de la OPEP+ de devolver barriles al mercado (para finales de este año) después de los recortes profundos implementados a finales de 2022, ha generado inquietud entre los inversores. A esto se añaden señales de una demanda débil de petróleo en China, agravando aún más las preocupaciones del mercado. El rápido aumento de ventas de vehículos eléctricos (EV) ha reducido las ventas de vehículos de combustión interna por debajo del 50%, lo que a su vez ha llevado a un estancamiento en el consumo de gasolina, un fenómeno significativo para el mayor importador de petróleo del mundo.

Además, la sustitución de diésel por camiones alimentados con gas natural licuado (GNL) también está contribuyendo a una menor demanda de combustibles tradicionales. La posibilidad de una guerra comercial, una guerra de precios del petróleo y un aterrizaje brusco de la economía global son riesgos adicionales que están afectando el sentimiento del inversor. Todos los ojos están ahora puestos en este escenario que será 'letal' para el crudo. Sin embargo, hay otras opciones que los que inversores no parecen contemplar en este momento y que podrían terminar destrozando su gran apuesta bajista en el petróleo, haciendo de la caída reciente del crudo una trampa para todo este dinero.

La cara de la moneda que nadie parece ver

A pesar del panorama sombrío, desde Bank of America Merrill Lynch sostiene que los riesgos para los precios son más equilibrados de lo que parece. La institución prevé que el consumo global de energía podría acelerarse a medida que se desarrolle la próxima revolución de la productividad. Se espera que la economía mundial crezca un 3.3% en 2025, lo que probablemente impulsará la demanda energética. El mundo consume actualmente alrededor de 300 millones de barriles equivalentes de petróleo por día (boe/d), esto quiere decir que si toda la energía que se consume cada día en el mundo se convirtiera a petróleo, se necesitarían unos 300 millones de barriles por día. Se prevé que el uso de energía crezca en 6 a 9 millones de boe/d anualmente en los próximos años.

Es importante destacar la relación histórica entre el crecimiento del PIB global y el consumo de energía, que presentan una correlación del 80%. Esto sugiere que, a medida que la economía global se expanda, la demanda energética seguirá su ritmo. Aunque las energías renovables están ganando terreno, la relación entre el PIB y las fuentes de energía térmica sigue siendo fuerte, lo que indica que los combustibles fósiles seguirán desempeñando un papel crucial en la economía mundial, al menos en las próximas décadas.

Proyecciones para 2025

Se estima que en 2025 las energías renovables agregarán 2 millones de boe/d, dejando el resto del crecimiento de la demanda a fuentes como el petróleo, el carbón y el gas natural. No obstante, el crecimiento de la oferta de carbón térmico está cada vez más limitado, mientras que las importaciones de carbón marítimo en China han aumentado rápidamente este año. Al mismo tiempo, el crecimiento de la oferta de GNL se ha desacelerado, y la capacidad ociosa de la OPEP+ podría ser menor de lo que se pensaba.

Como resultado, un petróleo a 60 dólares por barril en 2025 podría ser un suelo u objetivo demasiado bajo, en comparación con nuestro pronóstico central de 75 dólares por barril para 2025. "Factores como los riesgos geopolíticos, una rápida reducción de los tipos de la Fed y estímulos en China siguen siendo riesgos clave al alza para los precios del petróleo en 2025", aseguran desde el banco americano.

"Nuestros economistas esperan un ciclo agresivo de recortes de la Reserva Federal que llevará a los tipos estadounidenses por debajo del 3% para fines del próximo año. Esta medida, si se concreta, podría ser bastante estimulante para la demanda de petróleo y materias primas cíclicas, en nuestra opinión. Más allá de los tipos más bajos y la geopolítica, observamos que los estímulos chinos podrían llegar en serio después de las elecciones estadounidenses. Los mercados de opciones también se han vuelto decididamente bajistas, y las opciones put (de venta) son ya mucho más caras que las opciones (call) de compra que apuestan a una subida del crudo. La energía es una trampa para bajistas", sentencia desde BofA.

El mercado energético se encuentra en un punto de inflexión, con fuerzas bajistas y alcistas en juego. Mientras que la percepción actual de los inversores es mayoritariamente negativa, las proyecciones de crecimiento económico global y el inevitable aumento de la demanda de energía sugieren que el equilibrio entre oferta y demanda será clave en los próximos años. La lucha entre la transición hacia energías renovables y la necesidad de satisfacer una creciente demanda energética plantea un desafío significativo para el mercado, que deberá adaptarse rápidamente a este nuevo entorno. Aunque los cambios son evidentes, el petróleo parece que seguirá siendo fundamental para alimentar a un mundo sediento de energía.