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EBN lanza un servicio de gestión discrecional de carteras a éxito

    Firma: eE.

    Cristina García

    EBN Banco ha lanzado una propuesta novedosa en materia de gestión discrecional de carteras, un servicio por el que un cliente paga un precio a cambio de que un gestor tome las decisiones de inversión por él. Habitualmente ese precio tiene forma de comisión fija, pero EBN rehúsa esta fórmula y cobrará únicamente al cliente sobre la rentabilidad obtenida.

    La comisión será del 20% sobre el rendimiento generado, sin que nunca cobre por una rentabilidad ya realizada. Para eso establece una marca de agua sobre la máxima rentabilidad anual obtenida. "En el caso de que no se obtengan nuevas rentabilidades", explica Olea Sandonís, director de Inversiones y gestor de patrimonios de EBN Banco, "la comisión será cero".

    Su funcionamiento queda más claro con un ejemplo. Pongamos que un cliente aporta 100.000 euros a este servicio y en el primer año consigue una rentabilidad bruta de 3.000 euros. En ese caso, EBN aplicaría la comisión de éxito sobre esa cantidad. Si en el segundo año se producen pérdidas y el cliente termina con 98.000 euros, no habría ningún gasto. En un tercer año, si volviese a haber ganancias de 1.000 euros, y concluyese el año con 99.000 euros, el cliente tampoco pagaría comisión porque no se habría superado el valor máximo de la cartera establecido en 103.000 euros.

    EBN Banco ofrece dos carteras: la prudente, dirigida a inversores que buscan limitar el riesgo, con el objetivo prioritario de intentar preservar el capital, y situar la rentabilidad por encima de la inflación; y la equilibrada, con un nivel moderado de exposición al riesgo. La aportación mínima para acceder a este servicio es de 50.000 euros.

    La entidad también ha sido pionera en impulsar la contratación de clases limpias de fondos de inversión, es decir, sin comisiones de retrocesión. Un mismo fondo puede tener múltiples clases, que se pueden identificar por la letra que las gestoras añaden al final del nombre, a pesar de que la cartera en todos ellos es la misma. Lo que varía son las comisiones a pagar, que normalmente se establecen en función del patrimonio invertido. La diferencia de invertir en la que habitualmente se distribuye entre los inversores minoristas, que suele ser más cara porque incluye las famosas retrocesiones (el porcentaje de la comisión de gestión que se queda el distribuidor por recomendar su compra) y la más barata puede llegar a ser significativa. Para una cartera de fondos de medio millón de euros, el ahorro puede llegar a los 1.700 euros al año.