Bolsa, mercados y cotizaciones

El cuento del fondo hucha y el pozo al que se tira el dinero

    Dreamstime.

    Joaquín Gómez

    Creo que uno de los motivos por los que no hay apenas inversores es que no hay buenos contadores de historias. Si las finanzas se pudiesen entender con la misma facilidad con la que un cuento capta la atención de un niño, todo el mundo tendría conciencia y un objetivo de inversión por ocupación y no por preocupación. Mi sobrina me pregunta cuál es el cuento que más me gusta después de haberle reinterpretado a mi libre albedrío a Verne, Andersen, London, Twain o Dickens. A Lewis Carroll, con su inquietante Alicia le saco de la ecuación, "pero esa es otra historia", como contaba Kipling.

    Los cuentos atrapan la atención, emocionan y, sobre todo, permanecen en el recuerdo. Para mí esto ahora es lo más importante porque vivimos una sociedad líquida de conocimientos. Una sociedad en la que no somos capaces de formar criterio con la consistencia de una piedra por la cantidad de información que drena una sobre otra.

    Habría que escribir un cuento para explicar a los inversores de forma sencilla historias que son increíbles. A los niños pequeños les gano con la de Kipling de un matrimonio que pierde a su bebé en los bosques. Mowgli aparece en la cueva de una manada de lobos que lo salvan de Shere Khan, un enorme y feroz tigre de Bengala. Tan increíble como esta historia es que el dinero en depósitos, cuentas a la vista y efectivo en España alcanza el billón de euros. Justo la misma cantidad que hay entre acciones (550.000 millones) y fondos y planes de pensiones (otro medio billón).

    Compro el argumento que el dinero que hay en cuentas a la vista y depósitos, en una parte, sirve para cubrir necesidades de corto plazo. Pero en una parte importante ese dinero se despilfarra por los españoles porque nadie les ha contado el cuento de que cada céntimo al que no le sacan rentabilidad lo están tirando a un pozo tan profundo como oscuro, en el que nada se recupera.

    Entiendo el miedo al riesgo, que el sufrimiento que genera la pérdida es el doble de potente que la satisfacción de ganancia, pero ahora el camino hacia la rentabilidad segura está tan trazado como el que Elliot le hizo a ET, el extraterrestre, con Lacasitos. Hoy es muy sencillo encontrar en mercado rentabilidades, sin riesgo, que superen a los pobres depósitos. Una Letra a doce meses se está cerrando en las últimas semanas al 3,8%. En mi opinión, a diferencia de lo que ocurría a comienzos de año, mejor cerrarlas al mayor vencimiento porque puede que en diciembre no veamos la TIR tan alta porque ya cotice la expectativa de bajada de tipos. El mercado te canta como Balú en el Libro de la selva: "Busca lo más vital, no más. Lo que has de precisar, no más. Nunca del trabajo hay que abusar. Si buscas lo más esencial, sin nada más ambicionar... Mamá naturaleza te lo da".

    Es tiempo de fondos hucha, 70/80% en renta fija, alargando cada vez más el vencimiento, y un 30%/20% con un plus. Pero esto último ya es otra historia.