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El BCE cumple 25 años en los que sólo ha conseguido su objetivo un 17% del tiempo
- Christine Lagarde asegura "haber cumplido" con su mandato, pero los datos indican lo contrario
Víctor Blanco Moro
Madrid ,
El Banco Central Europeo cumple hoy 25 años y Christine Lagarde, presidenta de la institución, ha aprovechado esta semana de celebración para hacer balance con los resultados que ha conseguido el organismo en este periodo.
En el arranque de la semana, Lagarde ha concedido una entrevista en la televisión alemana Buitenhof TV, en la que la presidenta reconoció estar muy satisfecha con los logros que, a su juicio, ha conseguido alcanzar la institución. "Tenemos muchas razones para celebrar en el BCE, porque hace 25 años se marcó el objetivo de alcanzar la estabilidad de precios, mejorar la soberanía europea y demostrar más solidaridad. Creo que hemos cumplido en esos tres aspectos", ha destacado la presidenta en la entrevista.
Sin embargo, al menos un aspecto de los tres que ha destacado la presidenta se debe poner en duda. ¿Realmente ha cumplido el BCE con la estabilidad de precios, su principal objetivo? La realidad es que, si se analiza cómo ha evolucionado la inflación en este periodo, la respuesta a esa pregunta es un rotundo no.
La batalla contra la inflación
Dos décadas y media después de empezar a funcionar como un banco central para el bloque monetario de la Unión Europea, los cuatro presidentes que han estado al frente de la institución (Wim Duisemberg, Jean-Claude Trichet, Mario Draghi y Christine Lagarde) han tenido grandes problemas para mantener la inflación en los niveles objetivo. Aunque se ha conseguido en momentos puntuales, la inflación se ha mantenido lejos del objetivo del BCE la mayor parte del tiempo.
La estabilidad de precios se estableció a principios de siglo "en el entorno del 2%". Si se tiene en cuenta este objetivo, el BCE sólo ha cumplido su mandato un 17% de los meses desde su nacimiento: esto es, 51 meses en los que la tasa de inflación se movió entre el 1,9% y el 2,1%, de los 300 meses de recorrido que ha cumplido hoy la institución. Ninguno de los cuatro presidentes que han pasado por el BCE puede presumir de haber conseguido cumplir con el mandato que se les había asignado.
Si se analiza la evolución de la inflación desde que el Banco Central Europeo empezó a trabajar, se pueden distinguir dos periodos claramente diferenciados. Los años que transcurrieron desde el año 2000 hasta la Gran Crisis Financiera, por un lado, y el periodo que comenzó tras la misma, por otro.
Entre el año 2000 y 2007 el BCE fue capaz de mantener una estabilidad de precios según la definió el propio organismo, con una inflación que no se separó demasiado del 2% en ningún momento. Sin embargo, a partir de la crisis, la constante ha sido prácticamente la contraria: salvo algún mes aislado, la inflación ha estado, o bien muy por debajo del objetivo, entre 2007 y 2020, o bien muy por encima, como es el caso desde la crisis del Covid-19 hasta ahora.
En los años posteriores a la crisis, la pelea contra la desinflación fue una constante. El IPC se movió a una media del 1,4% interanual entre 2007 y 2020, para luego dispararse, después de la pandemia, hasta llegar a alcanzar el pico de inflación en el 10,6%. Para muchos economistas, el incremento de la liquidez derivado de las políticas de estímulo del propio BCE ha tenido un papel fundamental en el repunte inflacionista que se está viviendo ahora (el BCE ha inyectado más de 4 billones de euros en la economía a través de sus programas de compras de deuda, algo que ha generado un fuerte aumento de la oferta monetaria en la economía, una parte fundamental en el repunte de la inflación que se ha producido), algo que ha forzado al organismo a revertir sus políticas, y comenzar un proceso de desmantelamiento de los estímulos con el objetivo de que la inflación vuelva al 2%.
De hecho, si se cumplan las propias previsiones macroeconómicas que mantiene el BCE, el organismo va a seguir fallando en el cumplimiento de su objetivo hasta el año 2025, cuando, por fin, volverá a moverse en el entorno del 2%.
De cara a los próximos meses, el BCE tiene claro que no ha terminado con el proceso de subidas de tipos, y la propia Lagarde ha reconocido esta semana que "todavía queda trabajo por hacer para domar a la inflación".
El euro, una divisa fuerte
Aunque en el mandato del BCE sólo se menciona la estabilidad de precios, el éxito del banco central no sólo se debe medir por haber conseguido mantener la inflación en su objetivo en todo momento. No se debe olvidar que la Unión Monetaria ha pasado por momentos muy complicados desde su nacimiento, como lo fue la crisis de deuda soberana en Europa en el año 2012.
El euro es uno de los elementos que confirma que el BCE no ha fracasado de manera rotunda en sus 25 años de historia. La divisa europea es la segunda más utilizada en el planeta como divisa de reserva, sólo por detrás del dólar, y también es la más negociada del mundo.
Si bien es cierto que su uso a lo largo de todo el mundo se sostiene en gran parte por el gran peso que tiene la economía europea en su conjunto, y que el BCE no cuenta con la divisa como uno de sus objetivos y no varía su política en función del tipo de cambio que haya en cada momento, también lo es que el establecimiento del euro como la segunda divisa más importante del planeta es un reflejo de la confianza internacional en una política monetaria adecuada por parte del banco central, y merece reconocimiento para los cuatro banqueros centrales que han estado al frente de la institución.
El reciente ejemplo de Turquía es el más claro, ya que ilustra a la perfección cómo una política monetaria equivocada puede hundir la cotización de una divisa, y afectar gravemente al desarrollo económico de un país y a la confianza de los mercados en su moneda.