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La deuda española se relaja hasta mínimos de seis meses

  • Con más apoyo del BCE, el interés cae por debajo del 0,25%
Christine Lagarde, presidenta del BCE. Foto: Getty

Daniel Yebra
Madrid,

"Una decisión del Banco Central Europeo (BCE) en septiembre sobre el futuro del programa de compras de deuda de emergencia [PEPP, por sus siglas en inglés] sería prematura". La idea por sí sola sería suficiente para relajar el interés que se exige a la deuda de los países de la eurozona en el mercado secundario. Pero gana enjundia según quién la exponga, y cuándo, en pleno agosto, sin muchas más referencias para comparar.

Lo hizo este miércoles Martins Kazaks , gobernador del banco central de Letonia, y miembro del principal órgano de decisión del BCE. A priori, sin un peso específico en la institución, aunque sí con un sesgo halcón -como se denomina a los partidarios de endurecer la política monetaria, de retirar estímulos, para contener la inflación ya exista el riesgo de frenar la recuperación o no-.

De momento, más oxígeno para los más endeudados, estados como España, pero también empresas y familias, puesto que el tono se reitera en no ahogar la reconstrucción tras la pandemia provocando una subidas de los interés. Quedan 600.000 millones de euros por gastar del programa de emergencia, al menos hasta marzo, y pocas expectativas de que eso cambie. "Dada la incertidumbre, dado el tiempo que queda, no hay necesidad de decidir sobre eso", remató Kazaks.

Y con ese apoyo que garantiza demanda de deuda de la eurozona en general, el rendimiento del bono de España de referencia, con vencimiento a 10 años, profundiza en mínimos de los últimos seis meses, por debajo del 0,25%, con el aliciente de la buena evolución del empleo en el segundo trimestre y en el arranque del tercero, y con la visibilidad de que el pico de contagios coronavirus de la quinta ola de la pandemia.

En la misma línea, por el Bund de Alemania se vuelve a pagar un 0,5%, lo que no ocurría desde principios de febrero de este año. De esta manera, la prima de riesgo de España -el diferencial entre las referencias de ambos estados- se queda alrededor de los 70 puntos básicos, pese al sobreendeudamiento histórico.