Bolsa, mercados y cotizaciones
No hay que vender todavía aunque el mercado presente indicios de burbuja, dice un estratega de Allianz
- El analista Stefan Hofrichter aconseja esperar a los movimientos de la Fed
Mario Becedas
Aunque es un término recurrente en el universo financiero, la palabra 'burbuja' se lleva empleando varios meses con más frecuencia de lo habitual. Hay liquidez en los mercados y las cicatrices económicas de la pandemia no se aprecian en unos activos que han registrado subidas vertiginosas desde el año pasado. La pregunta ya no sólo es si hay burbuja -en algunos activos parece más claro que en otros-, si no cuándo explotará si la hay: vender a tiempo lo es todo.
Para arrojar algo de luz, el veterano estratega de Allianz Stefan Hofrichter ha elaborado una especie de 'termómetro' en el que recoge 10 indicadores de burbuja y el grado de preocupación que suscita cada uno en este momento. Para elaborarlo, el analista de la aseguradora alemana se ha inspirado en Charles Kindleberger, célebre autor del clásico de 1978 Manías, pánicos y crashes, libro imprescindible para entender las burbujas financieras.
Atendiendo a los colores de su tabla (cuanto más oscuro es el color del indicador en cuestión, más preocupación existe), parece claro que los mercados se aproximan, como mínimo, a una situación en la que no sería descabellado hablar de burbuja incipiente.
Al menos cuatro de los indicadores (sobrevaloración de múltiples clases de activos, política monetaria 'ultrablanda', desregulación del sector financiero y auge de los instrumentos financieros "innovadores") se encuentran en el grado máximo de preocupación y otro dos (grandes esperanzas en una "nueva era" y exceso de operaciones y movimientos exponenciales de los precios) se les acercan.
Con todos estos signos de burbuja sobre el papel, ¿no es el momento de vender? Entre estas preocupaciones más sombreadas Hofrichter no sitúa las valoraciones históricamente altas de las acciones estadounidenses pese a que, según expone en su análisis, a finales de abril, el S&P 500 cotizaba a una relación precio-beneficio ajustada cíclicamente de 37, un nivel que no se veía desde la burbuja de las puntocom de finales de los 90, y el Nasdaq estaba a un nivel aún mayor de 55. Unas valoraciones, señala el experto de Allianz, que contrastan con las de las acciones europeas, japonesas y asiáticas, que cotizan a sus múltiplos de valoración a largo plazo o por debajo de ellos.
Hofrichter rechaza que estas altas valoraciones estén justificadas por los bajos rendimientos de los bonos: "Los bajos rendimientos reales han implicado históricamente múltiplos bastante bajos, ya que los bajos rendimientos apuntan a un entorno de crecimiento lento y un mayor riesgo de recesión". "La política monetaria durante décadas ha elevado el apetito por el riesgo de los inversores hasta los extremos, impulsando la subida de la renta variable", añade.
No obstante, el analista sí cree que "los rendimientos ultrabajos de los bonos de hoy pueden decirnos algo sobre las perspectivas del mercado de renta variable". "Aunque es probable que los rendimientos de la renta variable estadounidense sean bajos, por término medio, durante la próxima década, es probable que sigan siendo superiores a los de la renta fija. Podemos estimar esto basándonos en el trabajo de Robert Shiller, utilizando el exceso de rendimiento de los beneficios de las acciones en relación con los bonos. Utilizando el rendimiento de finales de abril de 2021 del 1,6% para los bonos del Tesoro a 10 años, podemos estimar que en EEUU la renta variable está preparada para superar a los bonos en alrededor de un 2,6% anual durante los próximos 10 años".
Hofrichter (Allianz): "La historia ha demostrado que las burbujas sólo estallan cuando los bancos centrales empiezan a subir los tipos
"La historia ha demostrado que las burbujas sólo estallan cuando los bancos centrales empiezan a subir los tipos o a tomar otras medidas para frenar sus políticas de dinero fácil", prosigue un Hofrichter que no tarda en apunta hacia la Reserva Federal. "Parece que eso no sucederá por algún tiempo, al menos en EEUU, donde la Fed ha comunicado que la próxima subida de tipos será en 2024 y la reducción de compras de bonos (taper) llegará posiblemente en 2022", describe.
"Hasta entonces -concluye-, creemos que existe una posibilidad razonable de que la renta variable estadounidense siga burbujeando aún más. Como resultado, nos mantenemos nerviosos "arriesgando" por ahora, gravitando hacia los activos de riesgo. Y nos decantamos por las acciones de valor, que cotizan con un descuento de varias décadas frente a las acciones en crecimiento".