Draghi reconoce que serán necesarios si peligra el objetivo de inflaciónEl foro anual del Banco Central Europeo (BCE) en Sintra volvió a agitar a los mercados. Como ya ocurrió en 2017, no dejó indiferente. En el que será su último encuentro en la ciudad portuguesa, Mario Draghi, el presidente de la institución, señaló que "si la vuelta de la inflación al objetivo del BCE [cerca del 2 por ciento] se ve amenazado, se requerirán estímulos adicionales". El banquero italiano, como ya hiciera en la última reunión de junio, insistió de nuevo en que "los recortes de tipos y las medidas que puedan mitigar y contener cualquier efecto secundario siguen siendo parte de nuestras herramientas". El mercado descuenta dos medidas a las que hizo referencia durante su discurso: una bajada de tipos y retomar las compras netas de deuda.Mientras que Draghi avanza un pasito en la flexibilización monetaria los mercados lo interpretan como un salto. Los bancos centrales han pasado de la paciencia (no hacer nada) a abrir las puertas a las bajadas de tipos. Esta condicionalidad (abrir las puertas no asegura un movimiento) la ha interpretado el mercado como la preparación del terreno para la ejecución de rebajas inminentes del precio del dinero, pero el mensaje oficial no es tan tajante. Qué espera el mercadoPor ahora, Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, mantiene en su hoja de ruta que los tipos de interés se mantendrán en los niveles actuales hasta el primer semestre de 2020. Sin embargo, el mercado ya descuenta dos bajadas en la facilidad de depósito en la Eurozona en menos de un año. Según las probabilidades que publica Bloomberg, la facilidad de depósito caería hasta el -0,6 por ciento en abril de 2020, lo que supondría dos bajadas de tipos si el BCE replica los movimientos que ha seguido desde 2012, que han sido descensos de diez puntos básicos por movimiento. En la reunión de política monetaria del 6 de junio, Draghi insistió ante las preguntas de los periodistas que siempre que habla de bajadas de tipos "se refiere a la facilidad de depósito", que penaliza la liquidez de la banca y fuerza a las entidades a conceder crédito para reducir sus niveles de exceso de liquidez (la reservas obligatorias no tienen penalización). No obstante, el BCE también tiene la opción de una bajada del tipo principal de refinanciación, que se encuentra en el 0 por ciento y lleva sin moverse desde marzo de 2016. La reducción de esta tasa hasta territorio negativo marcaría un nuevo hito en la corta historia del BCE. Sin embargo, la efectividad de la medida sería un tanto dudosa. Desde la crisis de 2008 a esta parte, el tipo principal de refinanciación ha perdido relevancia a la par que las operaciones principales de refinanciación (las tradicionales subastas se-manales a las que acude la banca) perdían peso en el balance del BCE en favor de las políticas no convencionales como el QE o las TLTRO. La facilidad de depósito lleva en negativo desde el 11 de junio de 2014 (-0,1 por ciento), pero el tipo ha ido cayendo hasta que alcanzó el -0,4 por ciento en marzo de 2016, donde se ha mantenido estable hasta hoy. Draghi también recordó que se pueden aplicar medidas para mitigar los efectos colaterales de una nueva bajada de los tipos de depósito. Aunque no llegó a nombrar la herramienta, el italiano se refirió, probablemente, a un sistema de tramos (como el del Banco de Japón).Michael Schuber, experto en política monetaria de Commerzbank, asegura que "espera una reducción de la tasa de depósito desde el -0,4 hasta el -0,5 por ciento en la próxima reunión que tendrá lugar el 25 de julio". Además, Schuber cree que Draghi seguirá estudiando el sistema de tramos para evitar que la rentabilidad de la banca siga hundiéndose por las decisiones del instituto monetario.Ante la posibilidad de que los bonos elegibles escaseen, Draghi ha insistido en la flexibilidad de los parámetros que usa el banco central: "Si la crisis ha mostrado algo es que usaremos toda la flexibilidad dentro de nuestro mandato para cumplirlo, y lo haremos otra vez para responder a cualquier obstáculo que haga peligrar la estabilidad de precios". Esta condicionalidad del banco central permite a Draghi mantener abiertas todas las opciones. Si la desaceleración se prolonga más de lo esperado (más todavía), "el BCE podría relanzar las compras netas de activos o QE. Unos tipos de interés más negativos y un sistema de tramos para las reservas de los bancos podría ser otras opción para que la política monetaria sea más expansiva", según explican desde Berenberg.