La caída de la divisa china frente al dólar compensa el efecto del proteccionismo de Estados UnidosLos analistas no descartan una intervención de las autoridades asiáticas para ganar competitividad El yuan llegó a depreciarse en el arranque de julio hasta mínimos de los últimos 11 meses en su cruce con el dólar poniendo en cuestión el efecto de los aranceles a las importaciones de China que comenzó a implantar el viernes 6 de julio la Administración de EEUU, tras los impuestos al acero y al aluminio previamente. La moneda solo frenó la pérdida de valor -de cerca del 6 por ciento desde los 0,16 dólares hasta los que llegó a intercambiarse el 26 de marzo- cuando desde el banco central del gigante asiático se decidió a llamar a la paz, afirmando en un comunicado el martes 3 de julio que mantendría su divisa estable, más concretamente "en niveles razonables" -ver gráfico-. El impacto de este mensaje tranquilizador fue automático: los nervios se templaron y la hemorragia de las bolsas de todo el globo se cortó ese mismo día. Eso sí, el aviso mandado por China sigue impregnando el ambiente: "Y es que, si el dólar se fortaleciera, como ha hecho en los tres últimos meses, las ventajas obtenidas por Estados Unidos mediante la aplicación de aranceles podrían verse completamente anuladas", reflexiona Juan Ignacio Crespo, economista y asesor del fondo Multicilcos de Renta 4. "Es irónico que el proteccionismo de EEUU para reducir la competitividad de China se vea negado por la depreciación del yuan", coincide Chris Iggo, director de inversiones y responsable de renta fija de AXA IM, quien ve natural que "muchos sospechen que esté manipulando su moneda con fines mercantilistas". Distintos expertos citados por Bloomberg aseguran que cualquier "error" en la contención de la depreciación del yuan "alimentaría la especulación sobre que las autoridades chinas están efectivamente devaluando su moneda para defenderse de los efectos de los aranceles". "El sentimiento del mercado es muy unilateral, todos los flujos de cobertura y negociación apuntan a un mayor debilitamiento del yuan", considera Ryan Lam, director de análisis del Shanghai Commercial Bank. "Todas las exportaciones chinas son más baratas como resultado de la caída del yuan, mientras que solo un número limitado de exportaciones están sujetas a la primera ola de aranceles -por valor de 34.000 millones de dólares-", incide Chis Iggo. Fuga de capitales El culebrón comercial con tintes de guerra de divisas que tiene acongojado al mercado tenía su fecha clave el 6 de julio, la jornada en la que Estados Unidos impuso la primera ronda de aranceles a productos chinos, a la que respondió con impuestos de proporciones similares el dragón rojo. La cuestión está en si también dejó entrever que está dispuesto a contraatacar con una intervención -oficial, como en agosto de 2015 y en enero de 2016, o soterrada- de su divisa -ver gráfico-. Lo cierto es que desde el mínimo que marcó el 2 de julio, el yuan ha recuperado alrededor de un 0,5 por ciento -ver gráfico-. "Las autoridades monetarias chinas quieren reforzar el mensaje explícito de principios de julio: que no tienen intención de utilizar el tipo de cambio como arma de la guerra comercial con Estados Unidos, pero, naturalmente, no hay que creerles", reflexiona Juan Ignacio Crespo, quien añade, eso sí, que "para resultar algo creíbles y evitar una fuga de capitales hacia el exterior de China tendrán que contener la depreciación de su moneda al menos unas semanas o mientras haya margen aún para la negociación". "La caída del yuan es una preocupación, pero mientras no sufra una tendencia bajista severa no es la mayor consideración", puntualiza Manu George, director de renta fija de Schroder en Singapur, en declaraciones a Bloomberg, para poner distancia con las devaluaciones de 2015 y 2016. "China tiene ahora el control", concluyen en JP Morgan.