Mientras el Dax no pierda los 12.450 puntos, la situación alcista sigue intactaLas crecientes tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, después de que Pekín igualara el ataque arancelario de Trump con gravámenes por otros 50.000 millones, ha alejado a los inversores de las bolsas ante un posible impacto del rearme arancelario en sus inversiones. No obstante, a estos niveles todavía hay un margen de caída del 3 por ciento sin que cambie la situación alcista en Europa. Las caídas de Wall Street en la sesión de ayer potenciaron el frenazo en Europa. Así, el Dax 30 germano cerró con una bajada del 1,36 por ciento, hasta los 12.384 puntos, seguido del EuroStoxx 50, que perdió un 1,09 por ciento, hasta los 3.466 puntos. Mientras, el Ibex 35 cayó un 0,83 por ciento, hasta los 9.769 puntos, aunque ya desciende un 1,9 por ciento en dos sesiones. Y es que a las tensiones comerciales se sumaron los problemas políticos internos de Europa por las incertidumbres en torno a un posible acuerdo migratorio que podría romper la alianza entre la conservadora Unión Social Cristiana (CSU) y la CDU de la canciller Angela Merkel en Alemania. Lo que explica que, precisamente, la bolsa alemana fuera la más bajista de la jornada. En cualquier caso, todavía queda margen de caída adicional dentro de un escenario potencialmente alcista para las bolsas. Según Joan Cabrero, director de estrategia de Ecotrader, podría haber caídas adicionales en las bolsas europeas pero a priori "no deberían llevar a los índices a perder los mínimos de hace tres semanas, tales como son los 3.390 del Eurostoxx 50 o los 12.450-12.550 puntos del Dax". De hecho, el selectivo alemán se convierte en referencia para vigilar la situación en Europa: mientras no pierda ese soporte, la situación alcista se mantendrá intacta; ahora bien, si lo cede, "podríamos asistir a una caída del 6-7 por ciento adicional hacia los mínimos del año en los 11.700 puntos", subraya. El pulso Washington-Pekín La escalada arancelaria entre Estados Unidos y China mantiene en vilo a los inversores en un momento en que otros socios comerciales como la Unión Europea, México, Canadá, así como otros gigantes emergentes como India impulsan represalias a los gravámenes instigados por la Administración Trump. Bruselas ya ha tomado medidas sobre productos estadounidenses por valor de 2.800 millones de euros, Ottawa hizo lo propio por un valor aproximado de 11.030 millones de euros, México por cerca de 2.585 millones de euros mientras el Gobierno de Narendra Modi aplicará aranceles a 30 productos estadounidenses por valor de 206 millones de euros. Sin embargo, el pulso entre Washington y Pekín, que no quiere una guerra comercial, pero se enfrenta a un gobierno estadounidense "caprichoso", podría empeorar en las próximas jornadas. La inmedidata respuesta de la Administración de Xi Jinping a la decisión de Trump de imponer aranceles del 25 por ciento a una lista de más de 800 productos por valor de 43.085 millones de euros, de los cuales 29.297 millones se verán afectados a partir del 6 de julio, incitará a la Casa Blanca a seguir endureciendo su política comercial. "Hay muchos problemas con los aranceles. Lo primero y más importante es que benefician a muchas menos personas de las que perjudican", señala Ed Yardeni, presidente y estratega jefe de inversiones de Yardeni Research, en un informe distribuido entre sus clientes. "Están destinados a impulsar el empleo en las industrias que se benefician de ese proteccionismo, pero inmediatamente aumentan los precios de los bienes protegidos para todos los consumidores", explica indicando que la renta variable seguirá sufriendo vaivenes a lo largo del verano dado que "Jekyll y Hyde seguirán enfrentados por dominar la personalidad de Trump". El equipo que rodea a Trump estaría dispuesto a implementar gravámenes adicionales del 25 por ciento sobre una lista de productos por valor de 86.175 millones de euros. Si esto llegase a materializarse, la guerra comercial con China afectaría a más de 129.263 millones de euros. Tampoco hay que olvidar que antes de que termine el mes el Departamento del Tesoro tendrá que revelar sus restricciones a las inversiones en tecnología americana para individuos y compañías chinas. Dicho esto, el arsenal de posibles represalias por parte de China no se quedaría corto y podría infligir un duro castigo a los más de 172.300 millones de euros que las compañías estadounidenses invierten en el gigante asiático. El incremento de las inspecciones de seguridad o los retrasos en la aprobación de las importaciones son artimañas que podrían acompañar a posibles boicots a productos estadounidenses vendidos en el mercado minorista chino. Los analistas de Goldman Sachs señalaron en un informe reciente que el impacto negativo de los aranceles en el crecimiento de China restará entre 10 y 20 puntos básicos del PIB, mientras que los efectos en la inflación serán "modestos", del orden de 10 a 20 puntos básicos. A la espera de las consecuencias tanto para la economía china como la estadounidense, no debemos pasar por alto la actual investigación sobre el sector automotriz que lleva a cabo la Administración estadounidense, alegando de nuevo motivos de seguridad nacional. Los expertos consideran que una decisión a favor de aumentar los gravámenes a los coches y piezas automovilísticas supondría el verdadero punto de inflexión para el comercio mundial.