El impacto en las compañías alemanas podría suponer el 49% de las ventas en EEUUDonald Trump volvió a emplear su tradicional verborrea tuitera para desatar otra polémica arancelaria contra las importaciones de automóviles europeos. El secretario de Comercio, Wilbur Ross, se vio obligado a salir al paso el jueves y reconoció a la CNBC que su equipo investiga posibles "abusos en las prácticas comerciales" relacionadas con las importaciones de vehículos a EEUU. Ross utilizó como escudo la sección 232 de la Ley de Comercio de 1962, que alega motivos de seguridad nacional para la imposición de aranceles. La Casa Blanca ya echó mano de ella para imponer gravámenes del 25 por ciento y el 10 por ciento, respectivamente, sobre las importaciones al acero y al aluminio, que entraron en vigor el pasado 23 de marzo. Y aunque fuentes del mercado reconocen que no tienen visos de materializarse, las últimas promesas de Trump para granjearse a los votantes de los Estados de Michigan (donde está Detroit) y Ohio han causado importantes ventas en bolsa. Solo en la sesión de ayer, las compañías automovilísticas a nivel mundial perdieron más de 13.660 millones de euros, a lo que se sumó la caída del sector de componentes de automoción, que borró algo más de 4.600 millones de euros de capitalización más -entre las españolas, solo Gestamp registró pérdidas, del 1,85 por ciento (ver gráfico)-. Las compañías alemanas, dada su exposición a EEUU, fueron las más penalizadas en Europa con caídas que superaron el 3 por ciento en el caso de Porsche, mientras Daimler cedió un 2,77 por ciento y Volkswagen, un 2,54 por ciento. La canciller Angela Merkel, dijo ayer desde Pekín, donde se reunió con el primer ministro chino, Li Keqiang, que "China y Alemania siguen comprometidas con el multilateralismo y el libre comercio". Li dijo que la "puerta de China siempre estará abierta", un mensaje que llega justo después de que el gigante asiático se comprometiese a reducir los aranceles a los vehículos importados desde el 25 por ciento al 15 por ciento y hasta el 6 por ciento para las importaciones de piezas. Volkswagen -por la parte de Audi y Porsche-, Daimler -Mercedes- y BMW -incluyendo también a Mini- vendieron 1,3 millones de vehículos en EEUU. Cálculos recogidos por Bloomberg estiman que el impacto de elevar los aranceles al 25 por ciento reducirá los ingresos de estos tres grupos en 22.634 millones de euros, lo que supone el 49 por ciento de las ventas que estas compañías registran en el país -46.146 millones a cierre de 2017-. El caso de Volkswagen es paradigmático. Si bien el conglomerado exportó tan solo el 7,7 por ciento de sus vehículos hacia EEUU en 2017 -el resto se fabricaron allí- el impacto en sus resultados vendrá por el lado de marcas del grupo como Audi -el 74,3 por ciento de los coches que se vendieron en EEUU se fabricaron en Europa- y, sobre todo, Porsche, ya que la totalidad de estos vehículos se realiza en Centroeuropa. Dicho esto, es importante destacar que el año pasado, los fabricantes de coches alemanes contaban con inversiones en alrededor de 265 plantas estadounidenses y empleaban a unos 110.000 trabajadores americanos. Para el holding BMW el impacto sería menor. Un 46,5 por ciento de sus ventas en EEUU se importaron desde Europa, aunque no sucede lo mismo con la firma Mini, cuyos coches se exportaron en su totalidad. Daimler-Mercedes, por su parte, exportó el 55,6 por ciento de sus ventas realizadas en EEUU. Algunos expertos consideran que las últimas declaraciones de Trump podrían quedar una vez más en papel mojado. Ya sucedió con la amenaza de elevar al 20 por ciento los aranceles a las importaciones mexicanas, lo que ha provocado que, a día de hoy, EEUU, México y Canadá estén replanteándose cómo reconducir el Nafta. La investigación en curso puede jugar a favor de Was-hington a la hora de presionar en su objetivo por incrementar el número de piezas estadounidenses en los coches fabricados en la región.