No debatió la hoja de ruta, sino que analizó el parón económico del primer trimestreComo ya se esperaba, la reunión de ayer del Banco Central Europeo (BCE) no trajo novedades: ni cambios, ni una nueva pista siquiera sobre el ritmo al que la entidad presidida por Mario Draghi pretende normalizar la política monetaria en la eurozona. En lugar de plantear cambios en la hoja de ruta que seguirá la entidad, el consejo de gobierno de BCE debatió esta semana sobre la debilidad que han experimentado durante los primeros tres meses del año algunos indicadores macroeconómicos de la región. "Me parece interesante que en esta ocasión no hemos discutido de política monetaria per se", señaló Draghi, explicando que los miembros del BCE han aprovechado para evaluar las causas del último frenazo en algunos datos macro, antes de tomar ninguna decisión. ¿El inicio de un frenazo? "Tener una lectura clara de lo que está ocurriendo es ahora clave para decidir el siguiente paso. Es importante saber si la moderación que se ha visto en algunos datos es el inicio de un frenazo más grande, o simplemente una normalización tras un periodo de fuerte crecimiento. Es una lectura compleja, y es esencial para nosotros para informar de las siguientes decisiones", destacó Draghi, para justificar que la entidad no pusiese en esta ocasión sobre la mesa el futuro de la política monetaria. Eso sí, el economista italiano insistió en que el BCE sigue siendo optimista con la economía de la eurozona, que goza de un crecimiento "sólido y generalizado", señaló. "La última debilidad ha llegado tras un periodo de crecimiento muy fuerte; una normalización era de esperar. Había un componente inesperado, como el clima, huelgas o incluso la Semana Santa, pero otros fenómenos, como la caída de las manufacturas, sugieren un descenso de la demanda, y esto obliga a que sigamos su evolución muy de cerca", explicó Draghi. Proteccionismo y el euro Para el BCE, los riesgos que podrían generar "un shock" en la eurozona son ajenos a la región, ya que su origen está más allá de las fronteras europeas. El aumento del proteccionismo es uno de ellos: "Hay que ver hasta dónde llegan las palabras que se han dicho. Si se produce un aumento de los aranceles, podría tener efectos directos en el comercio, pero por ahora no parece que vayan a ser sustanciales", señaló el romano. Vitor Constâncio, quien acudió por última vez a estas reuniones del BCE -ver apoyo-, remarcó que "las condiciones actuales en la eurozona nos permiten contemplar unos cuantos años más de crecimiento, siempre y cuando no haya shocks externos que puedan aparecer, y todos sabemos que pueden llegar". En cuanto al euro, Draghi fue escueto a la hora de señalar la poca preocupación que tiene ahora el BCE por la volatilidad en el tipo de cambio: "Se ha estabilizado, y la volatilidad es menor, por lo que no se ha discutido sobre él en esta reunión", señaló, unas palabras que dieron fuerza a la moneda europea, que, sin embargo, perdió fuelle pocas horas después y llegó a perder durante la sesión los 1,21 dólares, aunque los terminó recuperando.