La mitad de expertos recomienda tener como mucho un 40% de la inversión en accionesEl temor a lo que puede avecinarse en mercado ya se deja notar en las recomendaciones de los asesores financieros europeos, que aconsejan reducir el peso de la renta variable en las carteras y engordar a la fija (aunque, aún así, la bolsa sigue siendo la protagonista). Así lo revelan los resultados de la última encuesta mensual elaborada para elEconomista entre un millar de miembros de Efpa, la Asociación Europea de Asesoría y Planificación Financiera, que recoge el sentimiento de mercado de estos expertos de cara a los próximos 36 meses. En concreto, el porcentaje de encuestados que recomienda dedicar un 20 por ciento o menos de la cartera a bolsa se ha duplicado en lo que llevamos de año hasta alcanzar el 14 por ciento, el dato más alto desde julio de 2016, después del batacazo bursátil que supuso el sí al Brexit. Curiosamente, a cierre de 2017 el dato era del 7 por ciento, el más bajo desde que hay registros (dos años). Además, la mitad de los encuestados (no eran tantos desde noviembre de 2016) aconseja destinar, como máximo, un 40 por ciento de la inversión a renta variable. El resto estarían dispuestos a posicionarlo en renta fija. Paradójicamente, el otro cambio llamativo que muestran los resultados de este sondeo es el aumento del número de asesores que aconsejan destinar más del 80 por ciento de la cartera a la renta variable que, pese a seguir siendo muy bajo -del 4 por ciento- no era tan elevado desde hacía dos años. Cambios llamativos Todos estos cambios en los consejos para elaborar una cartera son más destacables en la medida en que este sondeo suele arrojar diferencias muy tibias mes a mes, dado que recoge las perspectivas de cara a un periodo muy amplio, de tres años. En cualquier caso, las conclusiones de este sondeo, cerrado a mitad del mes de marzo, no recogen los últimos desplomes bursátiles en Estados Unidos y Europa en las dos últimas semanas. Lo que sí recogen es el impacto inicial de la guerra comercial iniciada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que anunció sus aranceles al aluminio y al acero los primeros días de marzo. A ello se suman factores como el temor a la inflación y sus efectos, así como el hecho de que las economías tanto de Estados Unidos como de Europa se encuentren ya en su fase de madurez, y las esperadas subidas de tipos.