La contención de los precios en febrero aleja nuevas subidas del interés de la deudaLa contención de la inflación en Estados Unidos -el IPC general creció el mes pasado un 2,2 por ciento anual y un 0,2 por ciento mensual, en línea con las estimaciones- fija el techo del 3 por ciento del bono a 10 años y aleja nuevos sustos en bolsa. Desde mediados de febrero, el también conocido como T-Note acecha este nivel -se sitúa actualmente en torno al 2,9 por ciento-. Una resistencia "crucial" que Joan Cabrero, director de estrategia de Ecotrader, reconoce como "la línea divisoria que separa el contexto bajista del interés del papel norteamericano de los últimos años de la reanudación de la tendencia alcista". Este último es un escenario que amenaza con disparar la volatilidad en las bolsas. La escalada de la rentabilidad -de alrededor de 50 puntos básicos- y, por tanto, la caída del precio de esta referencia del mercado de deuda soberana desde que empezó el año, ante ciertos indicios que han ido apuntando a un incremento de los precios mayor de lo esperado, ya hizo temblar a los parqués de todo el mundo el mes pasado. "Las consecuencias de un mercado bajista en la deuda se trasladan a la bolsa porque muchos fondos traspasan dinero ante el mayor interés", reflexiona Alberto Librero, del IEB. Así pasó, y de forma brusca, después de que el salario medio por hora creciera un 2,9 por ciento anual en enero, lo que "provocó un aumento de las expectativas inflacionistas", según inciden en Bankia, y lo que "desató las subidas de los tipos de interés de largo plazo, y estas, a su vez, las dos caídas súbitas de las bolsas entre el 29 de enero y el 8 de febrero y un aumento extremo de la volatilidad", según recuerda Juan Ignacio Crespo, asesor del fondo Multiciclos Global de Renta 4. Un mes después, estas señales que apuntaban a una mayor inflación se han ido matizado sustancialmente. El 2,9 por ciento de crecimiento de las ganancias por hora trabajada en enero -en el sector privado no agrícola- fue corregido hasta el 2,8 por ciento y el viernes se hizo público que en febrero retrocedió hasta el 2,6 por ciento, a pesar de la fuerte creación de puestos de trabajo -cerca de 300.000-. Esta moderación en los salarios descartaba sorpresas positivas en la evolución de la inflación. "Se trata del mejor de los escenarios: más empleo y enfriamiento de las tensiones en los precios", continúan desde Bankia. "No hay inflación ni perspectiva de que vaya a haberla", destaca Crespo, quien considera que este hecho "debería ayudar a que la rentabilidad de su deuda pública a 10 años se mantenga por debajo del 3 por ciento". Por supuesto, hay que tener en cuenta que la inflación condiciona directamente las decisiones de los bancos centrales, en este caso de la Reserva Federal (Fed), que se encuentra en pleno proceso de normalización de su política monetaria y de la que se espera que suba los tipos de interés oficiales por primera vez este año en la reunión que celebra el 21 de marzo. Tras este encuentro, el presidente Jerome Powell podría dar pistas sobre si habrá 2 ó 3 incrementos más del precio del dinero en 2018.