Ayer cerró en el 1,41%, aunque llegó a caer al 1,40% durante la sesiónTras las ligeras caídas en la renta variable del Viejo Continente en la sesión de ayer, los inversores buscaron cobijo en el mercado de renta fija y las compras se sucedieron en las principales referencias de sus bonos a 10 años. El rendimiento de la deuda española a diez años cerró en el 1,41 por ciento, aunque llegó a bajar durante la sesión hasta el 1,40 por ciento, niveles que no alcanzaba desde el pasado mes de junio. Por aquel entonces, una comparecencia de Mario Draghi enfrió la expectativa de subir los tipos de interés hasta septiembre de 2018, después de dejar entrever que los pasos hacia una política monetaria menos expansiva serán lentos y animando las compras en el mercado de deuda. Ahora, tras las últimas compras, el bono español está a punto de borrar las pérdidas en el año, que comenzó con un interés del 1,384 por ciento por lo que aún genera unas minusvalías por precio del 0,14 por ciento a quien lo tuvieran desde entonces hasta ahora en cartera. Pero no fue la única referencia periférica en recibir el favor de los inversores durante la jornada de ayer. Estos se agolparon con especial fuerza hacia el papel italiano a una década, haciendo que su rendimiento se relajara hasta el 1,7 por ciento, mínimos de noviembre de 2016. También al portugués, cuyo interés exigido se siguió desplomando hasta el entorno del 1,88 por ciento, moviéndose en zona de mínimos de junio de 2015. Aun así, la prima de riesgo española, que mide la diferencia entre la rentabilidad del bono español a diez años y la del Bund alemán, apenas subió dos puntos, hasta los 109 puntos básicos, con respecto a la jornada anterior. Y esto se debió a que también se compró (y con más fuerza) bonos alemanes, cuya rentabilidad descendió hasta el 0,32 por ciento. Por su parte, el rendimiento exigido por el bono francés a 10 años bajó hasta el 0,63 por ciento.